*EL AUTOR es comunicador y diplomático. Reside en Panamá.
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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) llevó un planteamiento a la Tercera Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo, que se celebra en Etiopía, y finalizó este jueves 16, el cual consiste en…” la condonación de la deuda de los países del Caribe por parte de las instituciones multilaterales acreedoras y la creación de un fondo regional de resiliencia…”.
La Cepal elevó esa propuesta en la mesa redonda que formó parte de la conferencia, en donde la secretaria ejecutiva del prestigioso organismo latinoamericano y caribeño, Alicia Bárcena propugnó porque, “… las instituciones internacionales acreedoras reduzcan la deuda pública externa multilateral de los países del Caribe anglófono, contraída en gran medida debido a los desastres naturales que han afectado a la zona en los últimos veinticinco años”.
Muy loable la propuesta presentada por la Cepal en ese cónclave en donde se dan citas las grandes instituciones económicas del mundo. Pero a la Cepal se le olvidó algo: La República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Jamaica, etc., son parte del Caribe, por lo que la moción cepalina, como se dice en buen dominicano, “cojea de una pata”. Se le olvidó que República Dominicana también está en El Caribe.
En el caso dominicano, y para mencionar como ilustración cuán destructores son los fenómenos atmosféricos que golpean las economías caribeñas está en nuestra historia reciente los grandes daños producidos el huracán Georges, el cual sacudió nuestro país el 22 de septiembre del 1998, produciendo pérdidas por valor del 16 % del Producto Interno Bruto (PIB), equivalente a 2553 millones de dólares, aniquilando su furia tormentosa endemoniada a 235 personas.
La República Dominicana al igual que los países del Caricom anglófono, está en el mismo trayecto de la formación de los asesinos huracanes, los cuales se penden como una amenaza inmediatamente se inicia cada año la desesperante y angustiante temporada ciclónica, que permanece por varios meses.
Pero también, la República Dominicana padece una deuda multilateral, que al mes de mayo de este año estaba situada en 4,034.1 millones de dólares, que si los organismos multilaterales se la condonan, fungiría como un fondo de eventualidades para esas mortales contingencias atmosféricas, que tanta sangre, sudor y lágrimas han ocasionado en nuestro bello país.
Asimismo, cuando el funesto terremoto del martes 12 de enero del 2010 devastó a Haití, la República Dominicana suministró una significativa parte de su presupuesto de salud y educación en el socorro de miles de personas del vecino país.
De ahí que la propuesta elevada por la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena en Addis Abeba este miércoles 15 de julio está incompleta y excluyente, pues no representa la totalidad de pueblos caribeños, que sufren en carne propia las secuelas inmisericordes y despiadadas de los vientos bravíos de los huracanes y los violentos movimientos telúricos.