
En el pasado otros implantes de retina también han logrado revertir la ceguera pero a diferencia de este chip -que permite al paciente detectar objetos con sus ojos-, aquéllos utilizan una cámara externa.
El dispositivo -llamado implante subretinal- fue creado por el profesor Eberhart Zrenner del Instituto de Investigación Oftalmológica de la Universidad de Tubinga e investigadores de la compañía privada Retina Implant AG.
Inicialmente, el implante fue colocado en 11 personas. Tal como explicó a la BBC el profesor Zrenner algunos no notaron mejoras debido a que su condición era demasiado avanzada para beneficiarse con el dispositivo, pero la mayoría logró detectar objetos brillantes.
Sin embargo, cuando los científicos decidieron el chip más atrás de la retina, en el centro de la mácula -la zona de la retina encargada de la visión central- en tres de los pacientes obtuvieron mejores resultados.
Dos de éstos habían perdido la visión debido a retinitis pigmentaria (RP), un grupo de enfermedades hereditarias, y el tercero debido a un trastorno relacionado llamado coroideremia.
La RP conduce a la degeneración progresiva de las células de la retina, lo que resulta en ceguera noctura, pérdida de la visión lateral y por lo general ceguera permanente.
Los síntomas de esta enfermedad pueden surgir en los primeros años de la niñez.
Según explica el profesor Zrenner, los mejores resultados del implante fueron obtenidos con un paciente llamado Mika Terho, quien logró reconocer cubiertos y una taza colocados sobre una mesa y la cara de un reloj. También pudo discernir siete tonos distintos de gris, logró caminar por un cuarto de forma independiente y acercarse a la gente.
En pruebas posteriores Terho leyó grandes letras colocadas frente a él, incluido su nombre que había sido mal escrito de forma deliberada. El paciente pudo notar el error pronto. “Tres o cuatro días después del implante, cuando todo había sanado, me sentí increíble cuando vi actividad”, explicó Terho a la BBC desde su casa en Finlandia.
“Poco después de eso, cuando la luz llegaba a mi ojo, fui capaz de ver destellos, cierta actividad que antes no había tenido”.
“Después, día tras día, cuando comencé a practicar empecé a ver cada vez mejor con el paso del tiempo”.
En unos cuantos días el paciente pudo leer letras entrenando a su mente.