Por Cesáreo Silvestre Peguero
El vacío existencial y la apetencia banal, se alía al pensamiento de muchos seres humanos que con actitud errónea procuran la felicidad, persiguiendo la obtención de grandes tenencias materiales para poder sentirse realizados. -Creen que de lograr tales pretensiones alcanzarían saciar las ansiedades que sean apropiado de su paz.
En muchos de los casos: Asumen esa actitud, ajenos de que en ellos habita la capacidad de ser felices con lo que le rodea en su exterior e interior.
Veamos el niñito Raydel Silvestre Rambalde de 4 años de edad disfrutando felizmente con sólo hacer un círculo con una hojita de un árbol de limoncillo que con su sombra cubre el espacio físico en el que se encontraba el niño, en el patio de una heladería próximo al Ayuntamiento de la ciudad de la Romana. Veamos el niñito Raydel Silvestre Rambal de 4 años de edad disfrutando felizmente con sólo hacer un círculo con una hojita de un árbol de limoncillo que con su sombra cubre el espacio físico en el que se encuentra.
Según lo captado por el lente del celular de su padre, atreves de la presente imagen fotográfica.
En una sociedad como la actual, que prefiere barco grande aunque no ande, se torna difícil hacer ver que la felicidad se forma de las cosas pequeñas que no tienen precio.
Muchas veces se subestima la capacidad de los niños, pero estos nos superan en proceder y en aptitud.
Ojalá los adultos podamos reducir el nivel de pretensión y prestar más atención a los niños. Ellos nos dan lección.....!
Mientras busquemos la felicidad fuera de nuestros entornos, seremos esclavos de nuestras expectativas, porque el nivel de ambición se hace insaciable. -No significa que seamos conformistas, es necesario adecuarnos a las circunstancias que nos rodean.
La felicidad es muy efímera, propongamos sonreír más y sufrir menos por cosas que no dependen de nosotros el cambio de las mismas.
*La sencillez, la naturalidad, la tolerancia y la capacidad de empatizar, son logros que deben ensanchar nuestra satisfacción.*
Si el progreso te hace feliz, trata de obtenerlo, pero no menosprecie tu realidad por carecer de lo que no tiene para exhibir.
Tu complacencia debe llenarte a ti, no al otro.