¿Qué te parecería tener una afición que además te diera de comer? Perfecto, ¿verdad? Sigue leyendo y descubrirás una de las tendencias más positivas que se están llevando a cabo en las ciudades. Vivir en una gran urbe ya no está reñido con disfrutar del campo. Lo más sabroso del campo en la ciudad
Hace unos años la idea de tener un huerto urbano en el balcón de casa era algo bastante poco común, casi exótico. Con el tiempo, esta tendencia se ha ido popularizando y cada vez son más los urbanitas que optan por reservar un pequeño espacio en la terraza -los más afortunados en la azotea- para cultivar hierbas aromáticas y alguna hortaliza. No resulta extraño pasear por las calles de grandes ciudades como Madrid o Barcelona, mirar hacia arriba y encontrarse alguna tomatera haciéndose sitio sobre la barandilla de cualquier piso.
Los motivos que mueven a la gente de las ciudades a cultivar son diversos. Algunos se toman esta actividad como una afición creativa que les mueve a probar nuevas plantas, variedades, abonos y recipientes. Otros lo toman como terapia contra el estrés, pues los minutos que se dedican cada día a observar el huerto y a cuidarlo constituyen una actividad relajante y placentera. Acostumbrados al espacio gris de la ciudad, los huertos urbanos nos permiten crear un pequeño espacio verde propio que podemos visitar cada día al volver del trabajo