Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. -Filipenses 4:13

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9

Periodista Cesáreo Silvestre Peguero, editor de este portal Web.

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martes, 15 de julio de 2025

El verdadero lujo

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Por Cesáreo Silvestre 

No busques el lujo en relojes que brillan,
ni en pulseras de oro que pesan vanidad;
no lo busques en mansiones silenciosas,

ni en veleros que surcan mares sin alma.

Lujo es reír sin miedo a la tristeza,
es tener amigos que no se compran,
es despertar con salud en el cuerpo
y sentir la lluvia besar tu rostro
como un poema que Dios escribió para ti.

No lo busques en vitrinas llenas,
ni en regalos envueltos de apariencias,
no lo busques en fiestas de ruido hueco
ni en eventos donde el alma se disfraza.

Lujo es que alguien te quiera de verdad,
que te llamen por tu nombre con ternura,
que te esperen con un abrazo sincero
y te respeten por lo que eres,
no por lo que aparentas.

Lujo es ver a tus padres con vida,
es escuchar su voz aunque tiemble,
es poder devolverles un poco del amor
que un día te dieron sin medida.

Lujo es correr por el parque con los nietos,
reír con ellos sin mirar el reloj,
contarles historias que un día vivirán
en su memoria como joyas heredadas.

Lujo son esas pequeñas cosas
que el dinero jamás podrá comprar:
la oración de una madre,
el perdón de un amigo,
el pan compartido,
el silencio en paz,
el sol que entra por la ventana
y la certeza de que hoy estás vivo.

El lujo verdadero no hace ruido,
no se viste de gala, ni presume…
camina descalzo, con el alma limpia,
y deja huellas donde el amor florece.

Lecciones para el alma despierta

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Por Cesáreo Silvestre Peguero

Siempre habrá problemas, como olas que no cesan.
Pero la vida no se trata de esquivar el mar,
sino de aprender a bailar bajo la tormenta,
y sonreír entre las sombras mientras encuentras la luz.
El futuro no se adivina ni se impone…
se construye ladrillo a ladrillo
con los hábitos que repites cuando nadie te ve.
No somos lo que soñamos…
somos lo que repetimos.

En este mundo que cambia sin aviso,
solo dos cosas están bajo tu mando:
el esfuerzo que entregas
y la actitud con que enfrentas el día.
Todo lo demás es viento.

No preguntes cómo se comienza,
comienza.
Camina, tropieza, levántate…
y una vez en movimiento,
aprende cómo hacerlo mejor.

La felicidad no es una carcajada,
ni un lujo en una vitrina.
La verdadera dicha brota de un propósito:
saber que tu vida tiene sentido
más allá del placer inmediato.

La vida se vuelve cruel cuando esperas
que el mundo te dé lo que tú mismo no das.
Pero cuando tus estándares son altos
y tus expectativas del mundo son pocas,
la vida se vuelve más liviana
y tú, más fuerte.

La mitad de tus tormentas no vienen del cielo,
vienen de tu mente haciéndose nudos
con hilos que no eran tan largos.
No todo es tan grave como lo imaginas.



No busques fórmulas secretas
cuando lo que necesitas es constancia.
La repetición humilde es la madre del crecimiento.
Haz lo correcto, una y otra vez,
aunque nadie te aplauda.

No permitas que tu rumbo
lo dicte la gente, el dinero
o el peso de tus heridas pasadas.
Tu alma es más libre de lo que te han hecho creer.

En cada piedra del camino,
en cada pérdida o caída,
hay una semilla de oportunidad.
Entrena tus ojos para verla,
y tu dolor se volverá maestro.

Y si todo parece gris,
y no hallas razones para cantar,
da gracias de todos modos.
Porque lo que tú llamas un “día normal”,
es el milagro que otro ha pedido con lágrimas.

CARTA PÚBLICA A LA SOCIEDAD DOMINICANA Y A LAS INSTITUCIONES RESPONSABLES

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Por Cesáreo Silvestre Peguero

Periodista desde el año 1993. Documentalista por más de 13 años

A la opinión pública,
a los sectores conscientes,
a los que no se han dejado permear por el oro vil,
a los que todavía creen en la verdad, la cultura y la justicia:


El 9 del mes de febrero del año 2023, el honorable Consejo de Regidores del Ayuntamiento Municipal de San Pedro de Macorís aprobó, mediante resolución formal, el respaldo institucional a una obra que no representa intereses personales, sino el rescate de la historia obrera y sindical de nuestro país. Se trata del documental audiovisual que narra la vida y trayectoria del sindicalista José Blanche, figura emblemática cuya lucha por los derechos de los trabajadores nunca había sido reconocida ni en libros ni en pantalla alguna.

Dicha resolución fue el fruto de un proceso riguroso y formal. Sin embargo, a la fecha, no ha sido ejecutada.
El síndico Raymundo Ortiz, máxima autoridad ejecutiva municipal, ha desacatado esta disposición legal y moral, en un acto que refleja no solo irrespeto institucional, sino desdén por la cultura, la memoria histórica y la dignidad del trabajo intelectual.

Este hecho me toca no solo como ciudadano, sino desde una responsabilidad profesional y moral.
Soy periodista desde el año 1993. He servido por más de tres décadas en la comunicación, informando con compromiso y respeto a la verdad. Y desde hace más de 13 años, he dedicado mi vocación al noble oficio de documentar la historia real de nuestra gente: campesinos, obreros, líderes comunitarios, artistas populares, hombres y mujeres que han dejado huella y que, muchas veces, han sido olvidados por los libros oficiales.

Este desacato es aún más doloroso por el silencio de los gremios que deberían alzar la voz.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa 
organismo al cual pertenezco con dignidad se ha mostrado indiferente ante esta afrenta.
La Asociación de Locutores ha optado también por el mutismo, quizás seducida por beneficios que les impiden ver con claridad. En esa pasividad se revela la debilidad institucional que corroe nuestros gremios profesionales.

Tampoco ha habido eco ni respaldo de parte de los sectores políticos opositores, muchos de los cuales parecen mantener alianzas ocultas con el oficialismo que encabeza el presidente Luis Abinader, lo que desenmascara una connivencia que sacrifica la ética por interés.

A partir de hoy, declaro mi determinación de continuar, con todos los medios a mi alcance, esta lucha justa.
Este atropello no es solo contra mí, sino contra el alma misma de la cultura dominicana.
El documental sobre José Blanche no es un proyecto de vanidad, es una obra de rescate, de archivo histórico, de dignificación de nuestra memoria obrera.

La señora Aurelia Castillo, directora de la Coalición Literaria, reconociendo el valor de este trabajo, tampoco ha emitido palabra. Su silencio, como el de muchos otros, pesa más que la negación misma del síndico.

Pero no me detendré.

Me considero un pequeño David frente al Goliat que representa el poder municipal y su partido.
Él viene contra mí con espada y jabalina, mas yo vengo contra él en el nombre de Jesucristo, con mi piedra de verdad, con mi honda de dignidad, con el poder de una causa justa. (Romano capítulo 8, verso 31)

Hago un llamado a toda la sociedad:
A los artistas, a los intelectuales, a los periodistas honestos, a los líderes comunitarios, a los cristianos de firme convicción, a los ciudadanos que aún creen que vale la pena luchar por lo correcto.
No permitan que la cultura se pisotee. No permitan que la historia se entierre. No permitan que el abuso de poder se normalice.

La memoria de José Blanche, como la de tantos otros héroes anónimos, merece ser honrada, no ignora…

Balaguer y Fernando Villalona: un lazo más allá del poder y la fama

algomasquenoticias@gmail.com


Por Cesáreo Silvestre Peguero


Además de haber sido siete veces presidente de la República, el doctor Joaquín Balaguer, figura emblemática del poder, supo conjugar el rigor de la política con la sensibilidad de un alma poética. Aquel hombre que gobernó con pulso de hierro y verbo de seda, dejó también trazos de ternura en las letras de canciones que, en forma de merengues o baladas, encontraron eco en voces que sabían del alma y sus quiebres.
Alex Bueno, Camboy Estévez, Cheo Zorrilla, Anthony Ríos, Fernando Echavarría, Lope Balaguer, Fernando Casado, Omar Franco y, sobre todo, Fernando Villalona, fueron intérpretes de melodías nacidas no desde la estrategia de un político, sino desde la entraña lírica de un hombre que supo, en el silencio de sus noches, acariciar al pueblo con versos.

De todos esos talentos, hubo uno que ocupó un lugar entrañable en su afecto: Fernando Villalona, el Mayimbe. No fue solo su favorito; fue su predilecto, su ahijado emocional. Lo trató con la ternura que se reserva a los hijos del alma, y lo admiró no por protocolo ni simpatía partidista, sino porque en él vio reflejado al pueblo: su bravura, su inocencia, su talento desnudo.
La historia entre ambos no comenzó con la fama ni se cimentó en el poder. Empezó cuando la vida aún olía a tierra mojada y juegos de infancia. Balaguer visitó la humilde casa de los Villalona en Loma de Cabrera, cargó al pequeño Fernandito y, como quien intuye un destino brillante, le regaló una bicicleta. Fue un acto sencillo que selló un vínculo inexplicable, más fuerte que cualquier discurso.

La familia Villalona tenía cercanía política. Don Ángel, su padre, fue síndico reformista en los años 70. Y años después, el mismo Fernando se postuló para senador de Dajabón, como queriendo devolverle al afecto político una ofrenda de gratitud.

En 1976, Fernandito viajó en una guagua desvencijada desde su Loma querida hasta la capital, junto a su hermano Martín. El motivo: asistir al acto de los diez años del gobierno de Balaguer. No fue convocado ni honrado con galas. Fue por afecto. Por convicción. Como quien acude al cumpleaños de un viejo amigo que le marcó la infancia. Esa escena, más que cualquier fotografía oficial, revela el alma de una conexión genuina.

Pero no todo fue luz. En una ocasión fue apresado por supuesta posesión de drogas, en plena huelga judicial. El proceso prometía prolongarse, pero Balaguer, en una mezcla de afecto y autoridad, ordenó su liberación inmediata. Corrió el rumor de que no era droga, sino "cilantrico". Y aunque el dato parezca folclórico, lo cierto es que ese mismo día, Fernando se presentó en el Show del Mediodía con el uniforme carcelario aún puesto. No lo detuvo ni la vergüenza ni el qué dirán. Subió a cantar como quien no renuncia a su voz, aunque el alma tiemble y el juicio sea nublado.

Este relato, más que una anécdota entre un presidente y un cantante, es un espejo del alma dominicana, donde lo solemne y lo popular se dan la mano, donde la política puede aún tener rostro humano y donde el arte es, muchas veces, el idioma más profundo del pueblo.

Invita a reflexionar…

En esta época donde el poder se mide en cifras y el arte se adorna de artificio, la relación entre Balaguer y Villalona nos recuerda que la patria también se construye con afecto, que liderar es saber escuchar una canción, y que el periodista el cronista del alma social debe escribir menos con el prejuicio y más con la verdad que brota del corazón del pueblo.

A nosotros, los que narramos la historia, esta escena nos convoca. Que no olvidemos lo esencial. Que no renunciemos a lo auténtico. Que sepamos ver en lo cotidiano un símbolo mayor.

El país aún necesita líderes que escuchen su canto, artistas que honren su raíz, y periodistas que escriban con propósito… no por conveniencia, sino por vocación.