Por Cesáreo Silvestre Peguero
Periodista desde el año 1993. Documentalista por más de 13 años
A la opinión pública,
a los sectores conscientes,
a los que no se han dejado permear por el oro vil,
a los que todavía creen en la verdad, la cultura y la justicia:
El 9 del mes de febrero del año 2023, el honorable Consejo de Regidores del Ayuntamiento Municipal de San Pedro de Macorís aprobó, mediante resolución formal, el respaldo institucional a una obra que no representa intereses personales, sino el rescate de la historia obrera y sindical de nuestro país. Se trata del documental audiovisual que narra la vida y trayectoria del sindicalista José Blanche, figura emblemática cuya lucha por los derechos de los trabajadores nunca había sido reconocida ni en libros ni en pantalla alguna.
Dicha resolución fue el fruto de un proceso riguroso y formal. Sin embargo, a la fecha, no ha sido ejecutada.
El síndico Raymundo Ortiz, máxima autoridad ejecutiva municipal, ha desacatado esta disposición legal y moral, en un acto que refleja no solo irrespeto institucional, sino desdén por la cultura, la memoria histórica y la dignidad del trabajo intelectual.
Este hecho me toca no solo como ciudadano, sino desde una responsabilidad profesional y moral.
Soy periodista desde el año 1993. He servido por más de tres décadas en la comunicación, informando con compromiso y respeto a la verdad. Y desde hace más de 13 años, he dedicado mi vocación al noble oficio de documentar la historia real de nuestra gente: campesinos, obreros, líderes comunitarios, artistas populares, hombres y mujeres que han dejado huella y que, muchas veces, han sido olvidados por los libros oficiales.
Este desacato es aún más doloroso por el silencio de los gremios que deberían alzar la voz.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa
organismo al cual pertenezco con dignidad se ha mostrado indiferente ante esta afrenta.
La Asociación de Locutores ha optado también por el mutismo, quizás seducida por beneficios que les impiden ver con claridad. En esa pasividad se revela la debilidad institucional que corroe nuestros gremios profesionales.
Tampoco ha habido eco ni respaldo de parte de los sectores políticos opositores, muchos de los cuales parecen mantener alianzas ocultas con el oficialismo que encabeza el presidente Luis Abinader, lo que desenmascara una connivencia que sacrifica la ética por interés.
A partir de hoy, declaro mi determinación de continuar, con todos los medios a mi alcance, esta lucha justa.
Este atropello no es solo contra mí, sino contra el alma misma de la cultura dominicana.
El documental sobre José Blanche no es un proyecto de vanidad, es una obra de rescate, de archivo histórico, de dignificación de nuestra memoria obrera.
La señora Aurelia Castillo, directora de la Coalición Literaria, reconociendo el valor de este trabajo, tampoco ha emitido palabra. Su silencio, como el de muchos otros, pesa más que la negación misma del síndico.
Pero no me detendré.
Me considero un pequeño David frente al Goliat que representa el poder municipal y su partido.
Él viene contra mí con espada y jabalina, mas yo vengo contra él en el nombre de Jesucristo, con mi piedra de verdad, con mi honda de dignidad, con el poder de una causa justa. (Romano capítulo 8, verso 31)
Hago un llamado a toda la sociedad:
A los artistas, a los intelectuales, a los periodistas honestos, a los líderes comunitarios, a los cristianos de firme convicción, a los ciudadanos que aún creen que vale la pena luchar por lo correcto.
No permitan que la cultura se pisotee. No permitan que la historia se entierre. No permitan que el abuso de poder se normalice.
La memoria de José Blanche, como la de tantos otros héroes anónimos, merece ser honrada, no ignora…