Por Cesáreo Silvestre Peguero
Las pensiones siguen brotando desde el despacho presidencial como gestos de justicia largamente postergada. El presidente Luis Abinader, con visión de Estado, ha continuado reconociendo con pensiones solidarias a ciudadanos valiosos, tanto de familias ponderosas como de raíces humildes del pueblo dominicano. Sin embargo, hay puertas que permanecen cerradas y clamores que aún no encuentran eco.
En una casa humilde del barrio Restauración, en San Pedro de Macorís, yace desde hace cinco años el cronista deportivo Héctor Morla Mercedes, conocido por todos como Tetelo Morla. Allí, postrado en una cama, entre el silencio, la fe y el dolor, espera con la dignidad intacta una pensión que ha debido llegar hace mucho.
Morla fue voz autorizada de la crónica deportiva nacional. Narró los juegos de las Estrellas Orientales, elevó su voz desde los estadios y las cabinas, y puso su saber al servicio del béisbol, de la radio y del país. También es ingeniero agrónomo de formación, sembrador de ideas, y profesional íntegro. Pero un accidente cerebrovascular, tras una cirugía de hernia, lo redujo a la inmovilidad del cuerpo, no del espíritu.
Hoy, su nombre se sostiene gracias a una campaña de conciencia encabezada por Geovanny Dijol y el colectivo Tiempo Verde, quienes han preferido la acción antes que la indiferencia. No exigen caridad, ni buscan conmiseración: claman por justicia en vida, no por homenajes póstumos.
Y sin embargo…
¿Dónde están los gremios que alguna vez lo contaron como miembro?
¿Dónde está la Asociación de Cronistas Deportivos de San Pedro de Macorís (ACD-SPM)?
¿Dónde la Asociación de Locutores, el CODIA, el Sindicato de Trabajadores de la Prensa?
¿Y sus colegas de micrófono?
¿Dónde están quienes un día compartieron cabina, quienes se decían amigos, y hoy no asoman ni una visita?
Lo más lacerante, sin embargo, es el silencio de quienes poseen el poder legítimo para hacer posible una pensión digna. San Pedro de Macorís cuenta hoy con cinco diputados:
Miguel Arredondo Quezada, Luis Gómez Benzo, Carlixta Carolina Paula De La Cruz, Jacobo Ramos Crispín, Alcibíades Tavárez De La Cruz.
Tiene una gobernadora provincial, Yovanny Baltazar, y una senadora, Aracelis Villanueva Figueroa.
A todos ellos les decimos, con respeto pero con firmeza:
Su silencio será recordado, tanto como su acción.
Su indiferencia será parte de la historia, si deciden no escuchar este clamor.
Recordamos las palabras del maestro Eugenio María de Hostos, al lamentar la partida de su amigo Federico Henríquez y Carvajal:
“¡Oh, América infeliz, que solo sabes de tus grandes vivos cuando ya son tus grandes muertos!”
¿Será necesario que la voz de Tetelo se apague para que entonces broten los reconocimientos vacíos?
¿Esperaremos a ver su nombre entre coronas y discursos para actuar?
No puede ser.
No debe ser.
La vida de Tetelo Morla es una antorcha encendida bajo el viento frío de la indiferencia. Pero aún alumbra.
Aún espera.
Presidente Luis Abinader, señores diputados, señora gobernadora,
señora senadora:
La dignidad no puede aplazarse más.
La justicia en vida es el verdadero homenaje.
Que el nombre de Héctor Morla Mercedes, “Tetelo Morla”, encabece con justicia ese próximo decreto de pensiones solidarias.
Que sea un acto de gratitud.
Que sea una restitución moral.
Y que sea, sobre todo, una victoria de la vida sobre el olvido.