Imagen de archivo de una vista general de un grupo de sacerdotes en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela.
Por: AGENCIAMADRID
España.- De los sacerdotes casados en el último medio siglo (desde el Concilio Vaticano II, en 1965), se ha dicho que eran unos desertores. Desde hace una década aparecen como profetas. Hay en todo el mundo unos 90.000, de los que algo más de 6.500 son españoles.
Son muchísimos si se tiene en cuenta que la Iglesia romana tenía el año pasado 413.418 curas (19.058 en España), además de un grave problema de vocaciones. Con las cifras de católicos que cuenta el Vaticano (1.214 millones), la proporción entre pastores y ovejas (la terminología al uso) es preocupante, según estimaciones del propio papa Francisco: 2.939 feligreses por sacerdote y 236.555 por obispo.
Este es el primer análisis del Congreso Internacional de la Federación Europea de Curas Católicos Casados que se celebra este fin de semana en el centro de congresos Fray Luís de León, en Guadarrama (Madrid).
En contados casos, el cura casado ha seguido ejerciendo como tal con el consentimiento tácito de su obispo
Europa es el continente donde más se aprecia la crisis del catolicismo. “Una viña devastada por los jabalíes del relativismo”, dijo en 2010 el papa emérito Benedicto XVI. Al descenso de vocaciones sacerdotales, se une una disminución del 9% de párrocos en activo y el envejecimiento del clero restante (66 años de media de edad).
¿Son la solución los curas casados, mejor dicho, decretar el celibato opcional, no obligatorio, como han hecho las demás religiones cristianas, e incluso abrir el sacerdocio a la mujer, como las iglesias protestantes? Francisco tiene sobre la mesa esas opciones.
Incluso ha reconocido que la relajación de las leyes del celibato es una puerta abierta, descartando, en cambio, de raíz, la ordenación de mujeres. Lo dijo en abril de 2014, forzado por unas declaraciones previas de su secretario de Estado, el arzobispo Pietro Parolin, que habían provocado un curioso sobresalto mediático.
“El celibato obligatorio no es un dogma de la Iglesia y puede ser discutido porque se trata de una tradición eclesiástica”, había dicho el primer ministro del Papa.
Por el celibato opcional
Es un trámite que lleva años y que no siempre termina bien. Esto dicen las normas del Vaticano, aprobadas bajo el pontificado de Pablo VI, inicio de la crisis, bajo el título ‘Sacerdotalis coelibatus’:
“Antes de que propongan a la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe la causa de reducción al estado laical con la dispensa de las obligaciones relacionadas con la ordenación sagrada, los obispos (para los curas) y los superiores mayores (para los religiosos) deben hacer todo lo posible durante un tiempo adecuado para ayudar al peticionario (orator) a superar las dificultades que tiene, como, por ejemplo, mediante el traslado a otro lugar donde esté libre de peligros, con la ayuda, según los casos, de compañeros y amigos del peticionario, familiares, médicos y psicólogos. Si todo esto no resultara, y el peticionario insiste en solicitar la dispensa, se deberán recopilar las informaciones necesarias para la cuestión”.