Una boda real se aproxima, pero no es una cualquiera.
La princesa japonesa Mako, de 25 años, primera nieta del emperador Akihito e hija del príncipe Akishimo, anunció que se va a comprometer para casarse.
Hasta aquí nada extraño.
Sin embargo, la polémica surge porque Mako contraerá matrimonio con un plebeyo y por consiguiente perderá su estatus real.
La pareja
La princesa se comprometió con Kei Komuro, un joven de su misma edad que trabaja en un bufete de abogados, según informó la Agencia del Hogar Imperial.
La pareja se conoció hace unos cinco años a través de un amigo en Universidad Cristiana Internacional, a la que ambos asistieron. Tanto el Príncipe Akishino como su esposa Kiko aceptaron la unión, según informó la casa real.
Derechos de autor de la imagenREUTERSImage captionCon el matrimonio de Mako, el número de miembros de la familia imperial caerá a 18.
Será el primer compromiso de uno los cuatro nietos del emperador Akihito y de la emperatriz Michiko.
Abdicación
La noticia del compromiso llega en un momento en que el gobierno del primer ministro Shinzo Abe está preparando un proyecto de ley para permitir que el emperador de 83 años abdique y deje el trono en manos del príncipe heredero Naruhito.
Esta sería la primera abdicación de Japón en unos 200 años.
Si esto sucede el príncipe Akishino, el hermano menor del príncipe heredero, será el siguiente en línea de sucesión.
Bajo la Ley de la Casa Imperial, las mujeres miembros de la familia pierden el estatus real cuando se casan con plebeyos.
Además, en la actualidad la ley no permite que las mujeres accedan al trono.
Así que cuando la princesa Mako contraiga matrimonio, el número de miembros de la familia imperial caerá a 18. Y de ese total, 13 son mujeres.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage caption¿Peligra el linaje imperial en Japón?
La familia ahora tiene solamente a un niño, príncipe Hisahito, hermano de la princesa Mako de 10 años.
Si la futura esposa del príncipe Hisahito no da a luz a un niño, significaría el fin del linaje de sangre Imperial.
Debate
"¿Puede el sistema imperial sobrevivir en Japón sin una drástica reforma en su sistema de sucesión?", se preguntaba esta semana el diario Japan Times.
La mayoría de los expertos dicen que no y que eventualmente se necesitarán reformas ,como permitir que las mujeres puedan convertirse en emperatrices.
Una encuesta divulgada este mes señala que el 86% de los japoneses están a favor de que las mujeres puedan acceder al trono.
En tanto, el principal partido opositor, el Partido Demócrata, pidió una discusión más profunda para permitir a las princesas que tengan su propia rama dinástica dentro de la familia imperial después de casarse con plebeyos como una manera de hacer frente a la reducción de tamaño de la familia real.
Los críticos de Trump están señalando de forma creciente esa opción de abrirle un juicio político en el Congreso para destituirlo, ante sospechas de que el presidente intentó obstruir la justicia.
Los impulsa una noticia publicada el martes por medios estadounidenses, según la cual Trump pidió en febrero al entonces director del Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés), James Comey, acabar con una indagatoria sobre los nexos entre su exconsejero de seguridad nacional y Rusia.
La Casa Blanca negó la información, que se basa en un memorando que Comey escribió sobre una charla que tuvo con el presidente, quien la semana pasada despidió abruptamente al director del FBI.
Y la oposición no tardó demasiado en agitar públicamente el fantasma del juicio político a Trump, quien el mismo lunes había desatado otra tormenta al saberse que había compartido información confidencial sobre Estado Islámico con funcionarios rusos.
"Me levanto hoy", dijo el congresista demócrata Al Green este miércoles en plena Cámara de Representantes, "para pedir el impeachment del presidente de los Estados Unidos de América por obstrucción de justicia".
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionEl congresista demócrata Al Green fue uno de los que pidió el juicio político a Trump por "obstrucción a la justicia".
En la acera de enfrente, el representante Justin Amash se convirtió este mismo miércoles en el primer miembro del Partido Republicano de Trump en indicar que habría motivos para un impeachment si fuera cierto lo del memorándum de Comey.
Sin embargo, la probabilidad de que Trump pierda su cargo por un juicio político en el Congreso es vista como remota por expertos.
"Para ponerlo simplemente, es muy, muy difícil someter a impeachment al presidente", sostiene John Patty, un profesor de ciencia política en la Universidad de Chicago, consultado por BBC Mundo.
Lo primero aquí es que, hasta ahora, Trump no fue acusado formalmente de cometer crimen alguno, un requisito clave para sacarlo del cargo.
Los apuntes de Comey o su despido pueden ser vistos como evidencias de esfuerzos del presidente para influir las investigaciones que el FBI abrió sobre posibles vínculos ocultos de sus colaboradores con Rusia, país que según el espionaje de EE.UU. buscó interferir en las elecciones que Trump ganó en 2016.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionLas salida polémica de James Comey del FBI despertó las acusaciones de un impeachment.
Sin embargo, para que prospere una acusación de obstrucción de justicia tendría que demostrarse que Trump actuó con intenciones corruptas, lo cual puede ser complejo.
Hay dos recorridos posibles para eso: la justicia penal, con un carácter estrictamente jurídico, o el impeachment, donde además suelen pesar consideraciones políticas de los congresistas.
Para que se abra el proceso de impeachment se requiere el voto de una mayoría de la Cámara de Representantes, mientras que para destituir al presidente son necesarios al menos dos tercios de los votos de los senadores condenándolo.
Y estas mayorías también parece improbable que se alcancen en contra Trump, ya que su Partido Republicano controla ambas cámaras del Congreso.
"No creo que haya suficientes republicanos que votarían para remover a Trump, aun cuando haya suficientes republicanos en la Cámara dispuestos a iniciar el proceso de impeachment", señala Patty.
La cautela del Congreso
El Congreso estadounidense siempre ha manejado con cautela su potestad deimpeachment. De hecho, hasta ahora nunca ha llegado al extremo de destituir a un presidente.
Los dos antecedentes más recientes de procesos de impeachment abiertos contra mandatarios de EE.UU. incluyeron cargos de obstrucción de la justicia: a Richard Nixon en 1974 y a Bill Clinton en 1998.
Sin embargo, ninguno de los dos procesos acabó con un voto de condena: Nixon renunció antes de que eso ocurriera, en medio del escándalo Watergate, y Clinton fue absuelto por el Senado de los cargos que enfrentó tras revelarse su relación extramatrimonial con Monica Lewinsky.
Derechos de autor de la imagenARCHIVO NACIONAL /GETTY IMAGESImage captionEl primer antecedente de impeachment en Estados Unidos fue contra el expresidente Andrew Johnson, en 1868.
El otro antecedente es el juicio político a Andrew Johnson en 1868,por intentar sustituir a un miembro de su gabinete sin el aval del Senado, y también acabó con la absolución del presidente por apenas un voto de diferencia.
En el caso de Trump, quien este miércoles se quejó de que "ningún político en la historia" fue "tratado más injustamente" que él, hay claras señales de que aumenta la inquietud en el Congreso por las polémicas que lo rodean.
Dos comités del Senado pidieron este miércoles al FBI los registros de comunicaciones sobre Rusia que mantuvo con el gobierno su exdirector Comey, invitado a testificar en uno de esos paneles.
Pero los líderes republicanos argumentan que hasta ahora no ha surgido evidencia irrefutable de que Trump haya quebrado la ley. Si esto cambia, tal vez cambie su postura.
No obstante, antes que por un impeachment, la presión que enfrentan de los demócratas es para que acepten nombrar un consejo especial que supervise de forma independiente la investigación de Rusia.
Derechos de autor de la imagenREUTERSImage captionTrump no fue acusado formalmente de cometer crimen alguno.
Ross Douthat, un columnista conservador en el diario The New York Times, indicó que dada la improbabilidad de que los republicanos actúen contra Trump, una alternativa al impeachment podría ser removerlo usando la 25ª enmienda de la Constitución.
Se trata de un mecanismo que permite a una mayoría del gabinete advertir al Congreso que el presidente es "incapaz de cumplir con los poderes y deberes de su cargo".
Pero en caso de que el presidente impugnara esa acusación, se requerirían dos tercios de votos de ambas cámaras del Congreso para deponerlo.
Lo cual, por cierto, sería aún más difícil de lograr que el impeachment.
Este viernes los iraníes están llamados a acudir a las urnas para elegir presidente en unas elecciones en las que Hassan Rouhani buscará la reelección.
Estos comicios, a los que concurren cuatro candidatos -después del retiro del reformista Eshaq Jahangiri esta semana- se ven como esenciales para el futuro de la República Islámica.
El moderado Rouhani tiene como principal rival al conservador Ebrahim Raisi.
El actual presidente ha insistido durante la campaña electoral en el hito que supuso la firma en julio de 2015 del acuerdonuclear para acabar con el aislamiento internacional del país.
Por su parte, Raisi, escéptico con Occidente, ha centrado su campaña en lostemas económicos y en la lucha contra la corrupción, al tiempo que arremetió contra el acuerdo nuclear.
BBC Mundo presenta un resumen de los cinco principales temas que se deben conocer sobre las elecciones iraníes.
Derechos de autor de la imagenAFPImage captionEn estas elecciones Hassan Rouhani buscará la reelección.
1. Le interesa al mundo
Irán es uno de los actores claves en Medio Oriente.
Por varias razones: su programa nuclear y el apoyo al gobierno chiita en Irak y Siria, lo que hace que países del extranjero vean al gobierno de Teherán tanto como parte del problema, pero a la vez, como parte de la solución.
Y todo esto puede resultar afectado por la persona que se convierta en presidente, ya que la política interna iraní es una constante lucha entre conservadores y reformistas moderados.
Sin embargo, de algún modo u otro, el resultado puede verse simplemente como algo sin tanta trascendencia, porque el poder reside en el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
En cualquier caso, fue el presidente Rouhani, un moderado, el que convenció al ayatolá -quien tiene una relación cercana con los conservadores-, para que diera su bendición al acuerdo nuclear firmado por Irán con las potencias mundiales.
Derechos de autor de la imagenAFPImage captionEsta es la primera elección presidencial desde el acuerdo nuclear de 2015.
Así que si llega al poder un presidente conservador, la posibilidad de cancelar el acuerdo dependerá de los cálculos del líder supremo, que lo apoyará en función de si las potencias internacionales respetan el mismo y continúan con la retirada de las sanciones a Irán.
El apoyo de Irán al gobierno sirio no está en discusión. Así que no se esperan cambios en esta área.
¿Podrían normalizarse las relaciones de Irán con Estados Unidos? No hay que tener muchas esperanzas.
Tampoco se esperan reformas políticas. No importa quién gane las elecciones, porque va a ver su labor dificultada por las estructuras que están en manos de los conservadores, como la Justicia y el poderoso aparato de seguridad.
Así que es difícil apostar por algún tipo de mejoras en áreas como los Derechos Humanos, la libertad de expresión o los medios de comunicación.
2. Irán es una mezcla de sistemas políticos
Irán es visto a menudo como una una teocracia islámica, pero es una mezcla de sistemas políticos, que incluyen elementos de la democracia parlamentaria.
Hay dos bloques mayoritarios en el parlamento, pero realmente el poder descansa en las manos de los conservadores, que no son electos y quienes tratan, sin éxito, de aparecer como neutrales.
Son ellos los que pueden decidir cuánta la libertad social y política se sienten seguros de permitir.
Derechos de autor de la imagenAFPImage captionMás de la mitad de la población iraní sale a votar en las elecciones presidenciales.
Raisi, escéptico con Occidente, ha centrado su campaña en los temas económicos y en la lucha contra la corrupción.
Las instituciones del poder están conformadas esencialmente por personas elegidas por votación o nombradas por el líder supremo.
Todas las instituciones en la que hay nombramientos son lideradas por los conservadores.
Las instituciones donde los miembros son elegidos -el parlamento y los concejos locales- han cambiado de manos entre conservadores y moderados a través de los años.
La oficina del presidente y la rama ejecutiva puede ser reformista moderada y lo ha sido durante los últimos cuatro años, con Rouhani en el puesto.
Hasta ahora su principal rival a la presidencia es Ebrahim Raisi, una desconocida pero a la vez poderosa figura entre los estamentos religiosos y judiciales.
Muchos iraníes son conscientes del limitado poder que tienen los gobiernos de turno para hacer reformas significativas.
Por ello tienden a juzgar a sus presidentes en base a lo que pueden lograr de forma razonable con la estructura actual.
3. Las elecciones serán libres y justas, con límites
Las elecciones iraníes son libres y justas de algún modo.
Derechos de autor de la imagenAFPImage captionLas personas que se oponen al régimen han pedido boicotear las elecciones.
Una vez los candidatos son formalmente aprobados, tienen un acceso equitativo a las plataformas de los medios estatales durante la campaña.
El problema es que ningún candidato puede tener la aprobación oficial si no cuenta con la aceptación del Consejo de Guardianes, que además de ser una entidad que no es elegida democráticamente es bastante conservadora.
Así que cualquier persona puede inscribirse como candidato, pero solo unos pocos resultan aceptados.
Sin embargo, una vez obtienen la aprobación, las elecciones son en su mayor parte libres y justas.
Con algunas excepciones, como las de 2009, cuando el régimen fue acusado de favorecer conservador de línea dura Mahmud Ahmadineyad.
Aunque parece restrictivo y antidemocrático, eso no ha disuadido a los iraníes de salir a votar.
Derechos de autor de la imagenAFPImage captionEl presidente elegido debe aceptar que hay otras estructuras de poder que son controladas por los conservadores en Irán.
Eso a pesar de los constantes llamados de los críticos del régimen a quedarse en casa durante el día de las elecciones.
Pero esos llamados son sofocados a través de actividad de los candidatos en de las redes sociales como Telegram, Instagram y Facebook.
La tolerancia del Estado para el uso de redes sociales se incrementa durante la temporada electoral.
De hecho, el Estado mismo se convierte en una entidad tolerante, abierta, transparente y espontánea que necesita asegurar que la gente acuda masivamente a las urnas.
La mayor abstención para una elección presidencial ha sido de un 51%. Mientras que la mayor asistencia fue del 85% del censo electoral.
4. No presidentas, pero las mujeres son políticamente activas
Irán ha tenido vicepresidentas mujeres, ministras, parlamentarias y miembros del concejo, pero hasta ahora no ha tenido ninguna mujer presidenta.
La ley no excluye de forma explícita a las mujeres de ser candidatas, pero elConsejo de Guardianes nunca ha permitido a una mujer ser candidata.
Los derechos de las mujeres tienen todavía un largo camino por recorrer en Irán en términos legales, pero no es tan malo como muchos occidentales piensan.
Derechos de autor de la imagenAFPImage captionHasta ahora no se ha permitido a una mujer candidato a la presidencia en Irán.
Los velos obligatorios para las mujeres han afectado la percepción exterior de los derechos de las mujeres.
Sin embargo, eso ha servido, paradójicamente, para permitirle a las mujeres ser aceptadas en una sociedad patriarcal.
Otros asuntos pertinentes a los derechos de las mujeres -como el aborto, la violencia doméstica, la inequidad legal y la discriminación- nunca han hecho parte de la campaña presidencial, aunque hagan parte del corazón de los más educados y la sección más secular de los iraníes.
La figura de la mujer es prominente en el país y ningún candidato puede ganar las elecciones si muestra algún desprecio por las mujeres o ignora sus cuestionamientos.
Una vez en el poder, los presidentes iraníes deben intentar mejorar las condiciones de las mujeres y muchos presentan proyectos de ley en ese sentido.
5. Los votantes están interesados en temas comunes
El adagio "Es la economía, estúpido", aplica en Irán como en cualquier parte del mundo.
Los iraníes no son muy gentiles con los candidatos que no tienen claro como mejorar los niveles de vida, no importa lo bien que lo hagan en otros aspectos.
Derechos de autor de la imagenAFPImage captionLa economía y la seguridad están entre las cosas más importantes para los votantes iraníes.
El estado de la economía importan al igual que las políticas de libertad y los derechos humanos -temas que impulsa la clase media- o la fe y los valores familiares, con los que se identifica la población rural.
La corrupción viene en segundo lugar como tema más importante, que muchos ven relacionado con un mal manejo económico.
El acuerdo nuclear es importante para la vida de los iraníes, pero en la medida que lo vean como necesario para mejorar su calidad de vida.
Sin embargo, los beneficios económicos del alivio del embargo -el punto clave del acuerdo- son bastante debatibles.
En esta parte del debate es donde Rouhani necesita ganar si quiere permanecer en el poder por un segundo mandato.