MANHATTAN.- El pasado "sandinista" y las
inclinaciones "socialdemócratas" del favorito para ganar las elecciones a
alcalde de Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, son objeto de una
fuerte polémica en la ciudad considerada como el corazón del
capitalismo.
La controversia fue lanzada la semana pasada con un artículo del
diario New York Times en la que se recordaba que De Blasio, de 52 años,
fue un "joven de izquierda" admirador de la revolución lanzada por el
Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) nicaragüense que en 1979
derrocó al régimen dictatorial de Anastasio Somoza.

De Blasio, por entonces de 26 años, viajó incluso a Nicaragua en 1988
para ayudar a distribuir alimentos y medicinas, en medio de la lucha
del FSLN con los "Contras" financiados por el gobierno estadunidense de
Ronald Reagan, según ese artículo, cuyas informaciones no fueron
desmentidas por el implicado.
El candidato demócrata, que siguió estudios de política
latinoamericana en la Universidad de Columbia y es el actual defensor
del pueblo de la ciudad de Nueva York, también viajó a Cuba, aunque en
este caso para pasar su luna de miel con Chirlane, la madre de sus dos
hijos.
Estas revelaciones sobre su cercanía con los movimientos
revolucionarios de izquierda, sumadas a sus fuertes posicionamientos en
contra de las desigualdades, dieron lugar a ataques inmediatos de su
rival republicano, Joe Lhota, así como de medios identificados con la
derecha.
"La estrategia de De Blasio de lucha de clases en la ciudad de Nueva
York sale directamente del manual marxista. Ahora sabemos por qué",
denunció Lhota, exigiendo al demócrata "explicarse ante los cientos de
miles de neoyorquinos que escaparon de la tiranía marxista en Asia,
América Central y el Este de Europa detrás de la Cortina de Hierro".
De Blasio ha basado su campaña presentándose como el candidato
opositor a las políticas que califica de "elitistas" del actual alcalde
Michael Bloomberg, un independiente de pasado republicano que dejará el
cargo a fines de diciembre tras doce años y tres mandatos.
Entre sus propuestas figura establecer un impuesto a los neoyorquinos
que ganan más de 500 mil dólares anuales para financiar el jardín de
infantes de todos los niños de la ciudad a partir de los 4 años.
Además, el ombudsman es un duro crítico de los polémicos controles y
cacheos espontáneos de la policía de Nueva York, que afectan sobre todo a
hispanos y negros y fueron declarados "inconstitucionales" por la
justicia federal.
De Blasio, que ganó con comodidad y en primera vuelta las primarias
demócratas del 10 de septiembre, lidera con gran ventaja la carrera para
suceder a Bloomberg, con un 66 por ciento de intenciones de voto contra
25 por ciento de su rival, de acuerdo a los últimos sondeos.
"No fue un pecado de juventud" Tras las acusaciones en su contra, De Blasio, lejos de negar su pasado, lo ha defendido.
"No, no fue un pecado de juventud. Estaba involucrado en un
movimiento que pensaba tenía mucho sentido, y la razón por la cual
estaba involucrado era a raíz de la política exterior de Estados
Unidos", señaló recientemente a la revista
New Yorker.
"La política exterior de Estados Unidos había tomado una dirección
profundamente mala: intervenir de manera equivocada en los asuntos de
otras naciones; apoyar dictaduras y fuerzas negativas que no respetaban
los valores de este país", agregó, justificando así su decisión de
"recolectar ayuda humanitaria y enviarla a organizaciones sin fines de
lucro en Nicaragua". Si bien De Blasio admitió que sentía una "cierta
admiración por los sandinistas", también dijo que tenía una "inmensa
crítica" por la revolución.
"Soy un progresista que cree en un enfoque activista respecto del
gobierno. Pueden llamarlo como demonios quieran", insistió sin embargo,
al referirse a sus posicionamientos actuales.
Justamente uno de los líderes de la revolución sandinista, Daniel
Ortega, es el actual presidente de Nicaragua, tras haber ganado las
elecciones de 2007 y resultar relecto para un segundo mandato en 2011.
El último en salir a criticar a De Blasio fue el exalcalde Rudolph
Giuliani, antecesor de Bloomberg e impulsor de la política de "mano
dura" para reducir el crimen en Nueva York, quien acusó el martes al
candidato demócrata de tener una "ideología anti-policía".