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Los árboles tienen un papel más importante del que se creía en la lucha contra el cambio climático. Según un estudio publicado en la revista
Ecology Letters, los árboles podrían absorber en el futuro más dióxido de carbono (CO2) de lo que se pensaba. Se ha observado que este gas que produce el tan perjudicial efecto invernadero, tendría en los árboles un efecto de fertilización que aceleraría su crecimiento y, por lo tanto, su capacidad de absorber todavía más CO2.
Con la finalidad de demostrar esta teoría, científicos de la Universidad de Michigan crearon un bosque experimental de poco más de 15 hectáreas en el noreste de Wisconsin, en el que simularon las condiciones atmosféricas que se estima existirán en la segunda mitad de este siglo. Los árboles de este bosque, entre los que se encontraban abedules, álamos y arces, se sometieron a altas cantidades de CO2 durante doce años, entre 1997 y 2008.
Para simular un ambiente todavía más contaminado y pretendiendo imitar los índices de polución que se calculan para el futuro, se bombearon también grandes cantidades de ozono, una sustancia que a nivel de la superficie tiene un efecto dañino en los tejidos de las plantas e interfiere con la fotosíntesis. Ahasta ahora se asumía que el aumento en los niveles de ozono en el futuro limitarían parcialmente el crecimiento de los árboles, disminuyendo el efecto fertilizador y, efectivamente, durante los primeros años del experimento fue eso exactamente lo que ocurrió. Sin embargo, los resultados globales del experimento produjeron resultados inesperados.

Los árboles crecieron de forma acelerada durante los 12 años, incrementando su ritmo durante los últimos tres. “Expuestos a mayores niveles de CO2, los árboles fueron más eficientes en la obtención de nitrógeno del suelo, que a su vez era más abundante y disponible, debido a la mayor cantidad de hojas caídas y en descomposición”, señaló Donald Zak, profesor de la Escuela de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Universidad de Michigan y autor principal del estudio.
En cuanto al ozono, fue curioso observar cómo el crecimiento de los árboles se vio disminuido en un principio, aunque finalmente se comprobó que la productividad del bosque en su conjunto no se había visto afectada. ”Lo que sucedió fue que especies más tolerantes al ozono crecieron más y compensaron el impacto negativo en otras especies”, aseguró Zak.