Ala difícil situación de marginalidad hay que añadir el invierno helador que pasan los ‘sin techo’ en países de clima extremo. Es el caso de Finlandia donde se estima que 5.482 vagabundos siguen en las calles, en un país con densidad muy baja (17 habitantes por km cuadrado).
Sin embargo estas cifras son positivas si se compara con el descenso paulatino de homeless. En concreto el Gobierno del país nórdico ha conseguido reducir entre 2008 y 2015 un 35 % de ciudadanos que vivían en las calles.
Esto ha sido posible gracias a la implantación de un programa de inspiración estadounidense, Pathways Housing First, fundado a principios de los años noventa por el psicólogo Sam Tsemberis, y que se ha extrapolado con sus particularidades a diferentes países como es el caso de Finlandia (también está en España).
Según explican las ONGs encargadas de implementar el programa en Finlandia, ya casi no hay vagabundos en su capital Helsinki. Sin embargo, el objetivo mayor es erradicar la población de los sin techo en todo el país para 2027.
Los impulsores de la idea en Finlandia, que bautizaron su primer informe como Nimi Ovessa (tu nombre en la puerta), consideran que el hecho de tener una casa es clave para crear un “sentimiento de pertenencia” a un lugar, a una comunidad.
Supone una alternativa más segura a los hasta ahora refugios temporales para personas sin hogar, que se están eliminando progresivamente ya que “no estaban funcionando” al no ofrecer un verdadero hogar sino una solución temporal.
La particularidad del programa finlandés es que los beneficiarios pueden pagarun alquiler de la casa donde viven gracias a la ayuda económica que reciben del Estado por su condición de desempleado, de incapacitado, de viudo, en concepto de ayudas al alquiler, etcétera.
Para más información: Asunto Ensin
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