Imagen de archivo de una oficina de intercambio de divisas en Hong Kong.
El banco central de China ha devaluado este jueves, por tercer día consecutivo, el cambio de referencia de su divisa, el yuan. Con esta última rebaja del 1,11% frente al dólar, la moneda del país se ha depreciado un 4,7% desde el martes, cuando el regulador chino anunció una reforma del sistema cambiario para ajustar la cotización del yuan a “las necesidades del mercado”.
La depreciación de estos tres días supone la mayor de la divisa china en dos décadas y ha aumentado el temor en los mercados a una nueva guerra de divisas.
El instituto emisor chino ha explicado que el ajuste del valor del yuan está “básicamente completado” con estas tres depreciaciones.
Sin embargo, analistas e inversores estiman que las caídas podrían continuar, ya que permitirían a Pekín aumentar la competitividad de sus exportaciones (que se hundieron un 8,3% interanual el pasado julio) y reactivar la actividad económica.
Al inicio de la sesión de este jueves, el banco central ha establecido el cambio de referencia para esta jornada en 6,401 yuanes por dólar.
La devaluación del yuan de este jueves es la más suave de las tres realizadas, ya que el miércoles su depreciación fue del 1,62% y el martes, del 1,86%.
El banco central cree que el ajuste está “básicamente completado”
El banco central de China fija cada día un tipo de cambio de referencia (llamado paridad central), sobre el que se permiten una fluctuación máxima de un 2%, al alza o a la baja. Según el instituto emisor, con la nueva metodología aplicada desde el martes, esa tasa de cambio inicial se decide en función de la evolución del mercado de divisas.
El regulador chino ha justificado la modificación del sistema cambiario con el argumento de que la paridad central del yuan se había “desviado” de las expectativas del mercado. De esta forma, según su análisis, las tres rebajas del tipo cambiario serían consecuencia de la aplicación del nuevo cálculo.
Tras tres devaluaciones, el banco central ha explicado este jueves que la reducción de esa “brecha” entre el cambio del yuan fijado por las autoridades y su cotización en el mercado está “básicamente completada”.
Hacia la liberalización monetaria
Por otra parte, el emisor chino también defiende que el nuevo mecanismo responde mejor que el anterior a las variaciones entre la oferta y la demanda, con lo que supone un paso hacia la liberalización monetaria de la segunda economía mundial.
En este sentido, según algunos economistas, estaría tratando de presionar al FMI para que incluya el yuan entre las cuatro monedas que componen su cesta de referencia para fijar los Derechos Especiales de Giro (SDR, por sus siglas en inglés).
El Fondo decidirá sobre la composición de esa cesta en noviembre del año que viene, y había advertido a Pekín de que, para tenerlo en cuenta, el yuan debería fluctuar según las necesidades del mercado y poder ser utilizado “libremente”.
Hasta la reforma del martes pasado, Pekín mantenía sujeto el tipo de cambio para evitar la salida descontrolada de capitales.
Así, el banco central chino sondeaba a diario a un panel de actores del mercado de divisas antes de fijar el cambio de referencia para la jornada, pero ese cambio no solía tener en cuenta la cotización del yuan al cierre del mercado en la víspera. Así, en los últimos cuatro meses, la divisa china ha oscilado un máximo del 0,4%, pese a las fuertes presiones a la baja en el mercado, consecuencia de la ralentización económica del gigante asiático.
Eso cambiará a partir de ahora, según el regulador monetario, que asegura que la reforma del sistema cambiario implica que el cambio de referencia reflejará el cierre del día previo, la oferta y la demanda real del mercado y las fluctuaciones de las principales divisas internacionales.
Consecuencias de la devaluación para China y el resto del mundo
La depreciación de su divisa frente al dólar es una espada de doble filo para el gigante asiático: la parte positiva es que impulsará las exportaciones al hacerlas más competitivas, mientras que entre los efectos negativos destacan el aumento del tamaño de las deudas en dólares que mantienen las empresas chinas, el encarecimiento de las importaciones -que podría acelerar la inflación- y el incremento de las salidas de capitales por el temor de los inversores a que pierdan valor sus activos.
Según los cálculos de uno de los analistas de Bloomberg, por cada 1% de devaluación real del yuan podrían aumentar un 1% las exportaciones chinas, pero al mismo tiempo provocaría la salida del país de capitales por valor de 40.000 millones de dólares.
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