EL AUTOR es comunicador y diplomático. Reside en Panamá.
El conflicto armado que se desarrolla en Siria ya se ha cobrado miles de vidas sin que por el momento se vea solución alguna a la contienda bélica. Las partes envueltas en la inhumana refriega no parecen contar con acuerdo alguno que ponga fin al despiadado baño de sangre que ha convertido a esa parte del Medio Oriente en una zona de carnicería humana.
A pesar de algunos esfuerzos diplomáticos que se realizan con el propósito de acabar la cruenta guerra en Siria, la paz luce muy lejana y difícil. Las diligencias realizadas por el mediador de la Organización de las Naciones Unidas para Siria, el egipcio Staffan de Mistura han sido en vano, pues la lucha armada y las muertes no se detienen.
Y es que en el conflicto armado sirio confluyen innumerables intereses, que van desde lo político, económico, religioso, territorial, etc., llevando el belicoso percance a que miles de seres humanos huyan de las zonas guerreras.
Por un lado tenemos al gobierno de Turquía, que tiene intereses en la guerra, pues en su territorio cohabitan millones de kurdos que luchan a brazos partidos por instaurar un estado kurdo en esa zona de la geografía mundial. Pero también Turquía está como la arepa, y se siente la candela por arriba y la candela por abajo, y las autoridades turcas se mantienen evitando a toda costa la supremacía del Ejército de Liberación (EL), pues la letal guerrilla religiosa considera ser Lucifer el actual gobierno turco.
Pero al pandemonio del panorama en gran parte de esa zona, se suman que los combates de los kurdos en contra del temido EL, escenificados tanto en Siria como en Irak, y que tienen como objetivo establecer un soñado estado kurdo en esos territorios. Mientras que el EL no cede pues cuenta no solo con el respaldo de sectores árabes ultrapoderosos que son de concepciones sunitas, sino que también se rumora que el EL alimenta su maquinaria militar de más de 10 pozos petroleros que administra en esos territorios.
El drama sirio se agudiza cuando se nota que todas las grandes potencias mundiales tienen intereses irreconciliables en la guer
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