A estas alturas y en vistas de anteriores acontecimientos a nadie le debería sorprender que el presidente ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, ceda el 99% de sus acciones de la compañía en una fundación benéfica que ha creado junto a su mujer, Priscilla Chan.
Un total de 45.000 millones de dólares que se une a otro tipo de buenas iniciativas como, por ejemplo, la donación de 5 millones de dólares para financiar becas de estudios a inmigrantes indocumentados. Pero no es el único. Otros grandes nombres propios tecnológicos como Bill Gates, Jeff Bezos o Peter Diamandis se han destacado en los últimos años por sus actividades filantrópicas conjuntas y por separado.
Quizá el caso más célebre sea el del fundador de Microsoft quien con su fundación Bill & Melinda Gates – en compañía de su esposa Melinda Gates repitiendo así sinergias como Zuckerberg – contribuye en la erradicación de enfermedades, la lucha contra el sida, tuberculosis o malaria. Impulsar en definitiva las transformaciones que ayudan a las personas a gozar de mejor salud y vidas más productivas.
Aunque de forma no tan notoria también el fundador y director ejecutivo de Amazon.com dio la cara en ocasión del famoso reto solidario del cubo helado por la recaudación de fondos a favor de la esclerosis múltiple. Sin olvidar tampoco la labor del gurú tecnológico, Diamandis, cuya fundaciónXPRIZE Foundation es una organización sin fines de lucro que diseña y gestiona concursos públicos destinados a fomentar el desarrollo tecnológico que podría beneficiar a la humanidad. Cabe recordar que hace poco Gates,
Zuckerberg y Bezos se unieron para crear crear la Breakthrough Energy Coalition, una asociación que busca el desarrollo de las energías limpias en todo el mundo y que está formada por más de 25 inversores privados procedentes de diez países. Sobresalen también nombres importantes como el presidente de Alibaba, Jack Ma; y Richard Branson, fundador del imperio Virgin.
La realidad es que Estados Unidos en particular se ha convertido en un imperio filantrocapitalista sabiendo que ser solidario tiene una rentabilidad financiera donde todos ganan. “La inversión con impacto es la mezcla de rentabilidad financiera con la rentabilidad social”, manifestó Katherine Brown, uno de los especialistas en filantropía del Foro Económico Mundial (WEF) de Davos.
No hay que olvidar que este tipo de buenas acciones se les retorna desgravando y con beneficios fiscales, sin desmerecer por ello que su inmensa fortuna está contribuyendo por un mundo mejor. Cristina Grao Escorihuela Redacción
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