EL AUTOR es odontóloga. Reside en Santo Domingo.
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Por ZOILA FERNANDEZ
El magnate empresarial dominicano don Pepín Corripio en varias de sus ponencias a hecho alusión a que, hoy día, las personas tenemos muchas “necesidades innecesarias”; esta frase me impactó y la he hecho propia.
Extrapolando este concepto a la actualidad en odontología estética, tan necesaria y de moda, me permitiré externar mi opinión sobre el caso Cheddy García y su nuevo diseño de sonrisa.
Soy seguidora de Cheddy en instagram, me gusta la personalidad de Cheddy, luchadora, fuerte espontanea y alegre; me sorprendió la publicación en esta red social de las fotos del antes y después del tratamiento que le acaban de realizar con carillas dentales en prácticamente todos los dientes; me sorprende porque siempre me ha gustado su bella y sincera sonrisa.
Los comentarios en IG no se hicieron esperar y la mayoría no estaban de acuerdo con el cambio; debo confesar que yo tampoco.
Las carillas dentales como procedimiento terapéutico tiene su aplicación en odontología, y es un tratamiento totalmente válido cuando las necesidades estéticas reales del paciente así lo requieren. Si el paciente las necesita, excelente tratamiento; si no las necesita, pésimo tratamiento.
Otra cara de la moneda es la elección del color y tono de los dientes, la degradación cromática de las piezas dentales, la errónea idea de que todos necesitamos dentadura completamente pareja, dientes color blanco-leche, cual caja de chiclet clorets (valga la cuña) o teclado de piano.
Eso es estética dental?
Los profesionales de la salud, hoy día más que nunca, tenemos el reto de defender y conservar el criterio de que la estética debe ir siempre de la mano con la salud, no hay negociación posible.
Por otra parte cuando un paciente está sano; está sano! Y no tenemos ,ni debemos crearle necesidades de tratamiento, y mucho menos buscar soluciones a problemas inexistentes.
El odontólogo es un medico especializado en tratar y solucionar las reales afecciones en la cavidad bucal, eso nunca debemos olvidarlo.
Retomemos el criterio de salud bucal y estética como binomio inseparable; Nuestros pacientes nos lo agradecerán.
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