FELIZ: DE CARA AL SOL...
Por Cesáreo Silvestre Peguero.
Feliz con chiquito Raydel Silvestre Rambalde, sin necesidad de unirme a los pseudos periodistas y comunicadores que sustentan de los beneficios del Estado, jugando siempre a la doble moral. Por un lado hacen aparentar objetividad y por el otro cobrando salarios en los Ayuntamientos y en el gobierno sin poder justificar el dinero que devengan sin trabajar.
En siento mucha satisfacción de la labor pseudos personeros de los medios de comunicación local y nacional.
No exhibo Jippeta y carros de lujos, villas lujosas y demás vienes, pero creo ser coherente y predicar con mis hechos.....
me siento ser útil y lo disfruto al máximo. No es que desprecie el dinero, ni los objetos que se adquieren con el billete, pero, no me mido a nadie de los que viven en abundancia.
En lo que se refiere al accionar periodístico, represento un gran contraste:
Soy uno de los informadores públicos tal ves con menos adquisición económica, no cobro botellas en ninguna institución del Estado, vivo con estreches económica, pero con abundante calidad moral para hablar sin que me tengan que pisar colas....
Trato de ser coherente con mi manera de conducirme.
Para ser felíz lo que se necesita no es sólo dinero, es tener paz interior y vivir con lo propio.
La Paz física y la conciencia moral tiene mucho valor para mí. No es que sea conformista en lo monetario y en el bienestar, persigo objetivos de bienestar y progreso sin recurrir a la corrupción que muchas veces se critica. No es ético ni moral vivir criticando los politiqueros, siendo nosotros de igual comportamiento. Lacayos de los opresores, por dádivas, cantas, funditas y adquisición de sobrecitos con dinero en instituciones del Estado. No es que un periodista no pueda ser miembros de una institución política ni del gobierno, no se trata de eso. Todos tenemos el derecho de poder laborar con dignidad en cualquier entidad pública, lo que cuestiono es que se cobre sin justificar un sueldo. Venderse como una mercancía común. Eso es inmortalidad y descaro.
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