El ritmo frenético en la vida nos impide vivirla tal y como quisiéramos. Crecimiento y velocidad son valores intrínsecos para las economías capitalistas modernas, pero no hay que echar todas las culpas al sistema económico.
El sociólogo y filósofo alemán Hartmut Rosa, en la estela de la Escuela de Frankfurt, reflexiona sobre los sentimientos de vértigo y desconexión y elabora una novedosa teoría de la alienación y la temporalidad: la lógica de la aceleración social.
Durante su último viaje a China, pudo corroborar los procesos de aceleración y los aspectos patológicos que inducen en las sociedades contemporáneas. A través de ensayos concisos y apuntes de viaje sugestivos, Rosa propone en su libro “Remedio a la aceleración” (Ned Ediciones) un remedio a este frenesí global: entrar en resonancia con el mundo y los demás.
“En el siglo XX estamos experimentando una nueva forma de aceleración en todos los campos, la velocidad tecnológica, la digitalización, cambios sociales relacionados con los mercados financieros”.
Esta dinámica de aceleración empezó en el siglo XVIII y tiene que ver mucho con la dinámica del capitalismo, en cómo se mueve el dinero. Pero también en el abandono del ser humano dejándose arrastrar por estas dinámicas de excesiva competencia.
En el momento actual, cuando más avances técnicos tenemos a nuestro alcance, se da la paradoja que nos estamos quedando sin tiempo.
Toma el ejemplo de la introducción de la tecnología de correo electrónico.
“Está bien suponer que escribir un correo electrónico es el doble de rápido que escribir una carta normal”. Luego considere que en 1990 usted escribió y recibió un promedio de diez cartas por día hábil, lo que tomó dos horas para procesar.
Con la introducción de la nueva tecnología, solo necesita una hora para su correspondencia diaria, si el número de mensajes enviados y recibidos sigue siendo el mismo. Así que ha ahorrado una hora de “tiempo libre” que puede usar para otras cosas. ¿Es esto lo que pasó? Apuesto a que no.
De hecho, si la cantidad de mensajes que lee y envía se ha duplicado, entonces necesita la misma cantidad de tiempo para finalizar su correspondencia diaria. Pero sospecho que hoy lees y escribes cuarenta, cincuenta o incluso setenta mensajes al día”.
El tiempo no se va a ninguna parte, sino es la impresión que tenemos del tiempo que se está agotando y resulta del hecho de que las tasas de crecimiento ahora superan las tasas de aceleración.
En este sentido Rosa define la sociedad moderna como “una sociedad de aceleración en el sentido de que se caracteriza por un aumento en el ritmo de la vida (o una disminución en el tiempo) a pesar de las impresionantes tasas de aceleración técnica “.
Sin embargo, hay una forma no alineada de ser en el mundo y así llegar al concepto de resonancia: es una forma de estar en el mundo, de relacionarse con el mundo, de conectarse con las personas, las cosas e incluso la naturaleza.
“Tenemos que repensar la vida, estar vivo, ser un ser vivo y sentirse vivo. Significa no tener el control de absolutamente todo, es ser capaz de responder, de verdad estar en resonancia”.