Por HECTOR MARTE
En el año 1996, al prohibirse la reelección y el Dr. Joaquín Balaguer no poder presentarse como candidato para esas elecciones, el Partido Reformista, el de Balaguer, se abocaba a una derrota inminente ante la fuerza arrolladora del Partido Revolucionario Dominicano y el Dr. José Francisco Peña Gómez. En el panorama político no parecía haber alternativa; el Dr. Peña Gómez por fin iba ser presidente de la República,
En ese proceso eleccionario surge la candidatura del Dr. Leonel Fernández Reyna con cierta debilidad, porque su partido, el de la Liberación Dominicana, había obtenido un pírrico 13% en las elecciones anteriores del 1994, aún cuando su candidato había sido el líder de la organización. Sin embargo, la novel figura de Fernández empieza a emerger con fuerza y determinación en el espectro político. Pronto se coloca en un importante segundo lugar y logra detener en la primera vuelta al líder del PRD.
La segunda vuelta se desarrollaba con lo que parecía un triunfo seguro del Dr. Peña Gómez. La inteligencia de Leonel Fernández produce un hecho inédito e increíble: la unidad entre los dos líderes mas importante del país, Juan Bosch y Joaquín Balaguer, quienes deciden participar en un mitin y entre ambos levantar las manos del candidato del PLD. Al concluir esta actividad una especie de euforia se apoderó de los simpatizantes de ambos partidos a favor de Leonel Fernández, la cual concluyó con la victoria sorpresiva del joven candidato a la presidencia, ganándole al aparente mas solido aspirante a la presidencia de la República, el Dr. Peña Gómez.
Para las elecciones del 2000 la Constitución de la República no permitía la reelección consecutiva. Un enorme grupo de funcionarios cercanos al Dr. Fernández intentan y muestran gran entusiasmo por modificarla y aunque tenían los votos en el Congreso Nacional para lograrlo a fin de incluir la reelección consecutiva, es el propio Presidente Fernández quien impide que esta aventura se lleve a cabo. Recuérdese la expresión del entonces senador reformista Amable Aristy Castro: “Póngase los pantalones Dr. Leonel Fernández, que el pueblo quiere que usted siga gobernando“.
El Presidente, con un fino sentido de la historia, no quiso torcer el rumbo de la democracia y permitió que se celebraran primarias democráticas en su partido, en las que obtuvo el triunfo el aspirante más popular en ese momento, el licenciado Danilo Medina. Por algunas razones no se hicieron las alianzas y los amarres necesarios, y el PLD con su candidato pierden las elecciones en la primera vuelta y accede al poder el PRD y el ingeniero Hipólito Mejía.
Para las elecciones del 2004 se enfrentarían tres fuerzas que lucían muy equilibradas, el PRD, el PRSC y PLD con sus respectivos candidatos: Hipólito Mejía, al momento presidente de la República, escogido de forma muy traumática después de una reforma constitucional polémica y rechazada por una parte de su Partido, lo que le produjo sensible pérdida de popularidad y enfrentamientos internos. Eduardo Estrella, electo candidato del PRSC, por encima de diversas denuncias de fraude en contra del carismático líder Jacinto Peynado (los encontronazos en el Partido Reformista prácticamente lo paralizaron y se convirtió en tercera fuerza distante de los dos partidos principales, PLD y PRD). Leonel Fernández, electo en primarias democráticas aceptadas por todos los precandidatos participantes y acogidas muy favorablemente por los dirigentes de su Partido, en donde se respiraba aire de unidad y colaboración, lo que lo catapultan como la institución y el candidato a vencer.
Leonel puntero, logra nuevamente atraer a la inmensa mayoría de los reformistas, balagueristas y peynaditas, quienes pactan fuera de la decisión institucional de su Partido a favor de la candidatura del PLD, con lo que consigue Leonel Fernández ganar estas elecciones en primera vuelta con un robusto 57.11%.
Con este triunfo y las desapariciones físicas del Dr. Joaquín Balaguer y Jacinto Peynado, emerge el Dr. Fernández Reyna como líder indiscutible de los reformistas y de su Partido de la Liberación Dominicana.
Durante su gestión gubernamental 2004-2008, el Presidente Fernández demostró ser un estadista trascendente, eficaz inteligente y agudo. Mientras el mundo se debatía de “crisis en crisis “ en el aspecto económico, el presidente Fernández se ocupa de que la República Dominicana no fuera afectaba por esas incómodas situaciones mundiales, y más bien creó la imagen de que el País estaba blindado ante esas convulsiones económicas que se sucedían una tras otra. Los dominicanos siguieron disfrutando de estabilidad macro y de crecimiento económico sostenido año por año durante este periodo de gobierno. Este accionar le valió al Presidente Fernández el reconocimiento ciudadano y de su partido, el PLD.
Era natural que al no tener impedimento legal ni constitucional, se convirtiera en la mejor opción para las elecciones del 2008. Efectivamente se le escoge como el candidato del PLD en primarias democráticas y transparentes. Numerosas organizaciones de todo el tablero político nacional deciden apoyar la candidatura del Dr. Fernández. Se presentan a disputarle la presidencia, por el PRD, el Ingeniero Miguel Vargas y por el PRSC, Amable Aristy Castro.
En estas elecciones la fortaleza del candidato del PLD se pone de manifiesto con su política de alianzas. Atrae de nuevo a los balagueristas, quienes que le volvieron a respaldar militantemente, aunque tenían un candidato de la franquicia y un presidente que se ufanaba de ser “gerente político” y el “mayor conocedor de los dirigentes reformistas”. La gran visión de alianzas del candidato del PLD produce sus beneficios electorales y éste gana la consulta electoral del 2008 con amplio margen, situación que lo sitúa como el líder indiscutido del pueblo dominicano.
En el siguiente periodo 2008-2012, el Presidente Fernández sigue demostrando su pericia como gobernante, invierte recursos en obras imprescindible para el desarrollo de la República (de no haberlo hecho en esa época, hoy costarían cuatro y cinco veces mas que en ese momento). Despliega enorme capacidad de intermediar en conflictos regionales, lo que genera gran prestigio a la República Dominicana, y mantiene la estabilidad macroeconómica y el crecimiento y desarrollo del País.
Nuevamente surgen voces colectivas y clamores para que se reelija. Y aunque tenía la posibilidad de demostrar que la Constitución del momento se lo permitía o en su defecto modificarla, responsablemente decidió que no, que el proceso democrático no podía se marchitado por aclamaciones de grupos y volvió a propiciar primarias amplias y transparentes en su Partido, con lo que cumplía con su obligación de ciudadano democrático. En la contienda electoral apoya diligentemente al candidato de su partido, Danilo Medina, aunque éste tenía menos de 30% en la fecha de ser escogido. El trabajo unitario, en mancomunidad y tesonero de todos los que apoyaron esa candidatura, muy especialmente el Dr. Leonel Fernández, produjo un triunfo apretado, pero triunfo al fin.
No hay dudas de que Leonel Fernández es un líder imbatible que es imprescindible para el mantenimiento del Partido de la Liberación Dominicana en el 2016, 2020 y quizás otros períodos. Por eso los opositores del PLD saben que es al Dr. Leonel Fernández al que hay que vencer y se inventan toda clases de diabluras para intentar derribarlo, pero sin éxito.
Por todo esto Leonel Fernández Reyna volverá a ser Presidente de la República Dominicana en el 2016.