Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. -Filipenses 4:13

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9

Periodista Cesáreo Silvestre Peguero, editor de este portal Web.

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domingo, 27 de marzo de 2016

Serie “Cómo alcanzar la paz interior”: 6.Gestionar las emociones

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Las emociones son las reacciones que tenemos a nuestros pensamientos. Por lo tanto son totalmente subjetivas. La vivencia de la emoción además de ser distinta para cada persona, también cambia dentro de una persona, dependiendo en gran medida de su estado interior, del momento de su vida, de sus deseos, motivaciones, etc.
Las emociones en sí no son malas o buenas, pero debemos analizarlas en la medida en que afectan a nuestra paz interior. Es normal sentir alegría o tristeza, enfado o miedo. El problema surge cuando esta emoción me altera hasta el punto de hacerse perenne en mí o cuando las vivimos de una forma tan visceral que puede afectarnos.

Tipos de emociones

Los psicólogos hablan de seis categorías de emociones y que estas sirven para adaptarnos a una nueva circunstancia:
  • Miedo: sirve para protegernos
  • Sorpresa: para orientarnos en una nueva situación
  • Aversión o asco: rechazo hacia lo que tenemos delante
  • Ira o enfado: nos aproxima a la destrucción
  • Alegría: nos incita a reproducir aquello que nos produjo alegría
  • Tristeza: nos invita a una nueva reintegración personal
Desde el punto de vista de alcanzar la paz interior,  las emociones siempre consiguen alterar esta paz, pero somos humanos y es normal que tengamos y expresemos emociones. Es por esto por lo que debemos perseguir que las emociones tengan el tiempo necesario para adaptarnos a la nueva situación, sin que se perpetúen en nuestra conducta.

¿Qué es la inteligencia emocional?

Este término fue popularizado por Daniel Goleman en su libro Inteligencia Emocional. Podríamos definirla como la capacidad de ser consciente de las emociones, saber qué siento, e interactuar con el mundo de una forma adecuada.  Tener inteligencia emocional me permite que el tener emociones no me bloquee en mi relación con los demás y con el mundo en general.
Alguna característica de las personas que pueden considerarse inteligentes emocionalmente podrían ser: capacidad de motivarse, continuar a pesar de los descalabros, controlar impulsos, regular los estados de ánimo, impedir que la angustia no te deje avanzar, empatía, confianza en los demás, equilibrados, alegres, positivos, sentirse a gusto consigo mismo, ser capaz de expresar lo que se siente o lo que se piensa, poder dar y recibir de igual modo…
Realmente la inteligencia emocional es ser consciente de tus emociones, darte el derecho a vivirlas, a sentirlas, a disfrutarlas sin apegarte a ellas, sabiendo que son sólo eso: emociones y que son temporales. También implica el saber gestionarlas para que no te quedes aislado por ellas y puedas seguir manteniendo tu relación con los demás y con el mundo, que no te afecten porque sabes gestionarlas.
 Entonces, ¿cómo podemos gestionar nuestras emociones de forma inteligente? No puedo pretender ser una experta en este tema, pero puedo compartir algunas cosas que he estado aprendiendo.

 5 pasos para gestionar tus emociones

Se trata de una técnica de liberación de emociones llamada Método Sedona. Estos son los pasos:
Paso 1: Centrarte en la emoción que te gustaría gestionar y, a continuación, permitirte sentir lo que estás sintiendo en este momento. Sólo dale la bienvenida a la sensación y permítete que sea de la manera más completa, o lo mejor que puedas.
Puede que esto te parezca simplista, pero es necesario que lo sea. La mayoría de nosotros vivimos en nuestros pensamientos, imágenes e historias sobre el pasado y el futuro, en lugar de ser conscientes de lo que realmente sentimos en este momento. El único momento en el que realmente podemos hacer algo acerca de la forma en que sentimos es AHORA.
 Paso 2: Pregúntate a ti mismo una de las tres preguntas siguientes:
  • ¿Puedo soltar lo que siento?
  • ¿Podría permitir a este sentimiento estar aquí?
  • ¿Podría dar la bienvenida a este sentimiento?
Estas preguntas sólo nos indican si es posible tomar esta acción.”Sí” o “no” son las dos respuestas aceptables. A menudo se deja ir, incluso si respondes “no”. De cualquier manera, responde a las preguntas sin pensar demasiado, evitando buscar una segunda intención o entrar en debate contigo mismo sobre los méritos o las consecuencias de esta acción. Todas las preguntas utilizadas en este proceso son deliberadamente simples. No son importantes en sí mismas, sino que están destinadas a conducirte a la experiencia de soltar. Sigue adelante con el tercer paso sin importar lo que hayas respondido a estas primeras preguntas.
 Paso 3: A continuación, hazte a ti mismo la siguiente pregunta: «¿Quiero soltar lo que siento?».En otras palabras, «¿Estoy dispuesto a hacerlo?».De nuevo, evita el debate. Recuerda que estás realizando este proceso con el único objetivo de obtener claridad y libertad. No importa si tus sentimientos están justificados o los tienes desde hace tiempo.
Si la respuesta es «No» o no estás seguro, pregúntate a ti mismo: «¿Prefiero sentir esto o ser libre?». Mientras elijas agarrarse a tus sentimientos en lugar de ser libre (lo cual es respetable), estos te controlarán tanto a ti como a tu capacidad para ser, hacer o tener lo que desees.
 Paso 4. Hazte a ti mismo la siguiente pregunta: «¿Cuándo?».Esto es simplemente una invitación a soltar lo que sientas. Es posible que consigas con facilidad soltar tus sentimientos de forma permanente ahora o puede que elijas agarrarte a ellos durante los próximos dos años, tres meses y un día. Puedes elegir agarrarte a tus sentimientos durante tanto tiempo como quieras, pero si decides soltarlos, ¡también puedes hacerlo!
Paso 5. Repite los cuatro pasos anteriores hasta que te liberes por completo de tus sentimientos. Probablemente los soltarás poco a poco a medida que vayas aplicando los pasos del proceso. Al principio, puede que los resultados sean sutiles, pero si continúas con perseverancia, serán cada vez más perceptibles. Es posible que tengas varias capas de sentimientos sobre un determinado tema, pero todo lo que sueltes habrá desaparecido para siempre.
Espero que esta técnica para gestionar las emociones te sea útil. ¡Ahora hay que ponerla en práctica!

7 Motivos por los que necesito estar conectada con la naturaleza

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NATURALEZAMuchos de nosotros estamos encerrados en nuestras casas y oficinas, o  en coches, autobuses y  trenes la mayor parte del tiempo y raramente tenemos la oportunidad de estar, en nuestro día a día, en contacto con la naturaleza.
Yo soy de monte. Me crié en el Pirineo, rodeada de campo y vacas. Disfrutaba a diario del olor a pino y a musgo, del rumor de las ramas de los árboles movidas por el viento, del crujir al pisar las hojas en otoño y la nieve en el invierno.
Ahora que vivo en el sur de España, no es casualidad que viva en una casa a las afueras de un pequeño pueblo, que tenga un jardín con árboles frutales y una pequeña huerta, y que siempre que pueda me escape al monte o a la sierra.
Éstos son algunos de los motivos por los que necesito estar conectada con la naturaleza:
  1. Me hace sentirme más viva. Ir al campo me llena de energía. Tocar la tierra, las plantas, abrazar un árbol, ensuciame, mojarme… me da vitalidad.
  2. Me ayuda a reducir la velocidad. Me gusta disfrutar de la tranquilidad y quietud de la naturaleza. Con el trabajo, los niños y muchas otras actividades muchas veces voy acelerada. Para frenar ese ritmo a veces sólo necesito salir a mi jardín y disfrutar de mis plantas u observar la puesta de sol.
  3. Calma mi mente. En la naturaleza todo está en armonía. Estar en el campo es la mejor manera de estar presente y ser conscienterelajar mi mente y disfrutar de este momento. La meditación es mucho más efectiva en un ambiente natural.
  4. Desconecto de todo. Estar en el campo significa estar desconectada de Internet, redes sociales, mensajería instantántea… o al menos para mí. Suelo apagar mi teléfóno móvil o dejármelo en casa. Siempre hay alguien que se enfada por esto, pero créeme: ha sobrevivido.
  5. Respiro aire puro. Cuando estoy en la sierra y miro hacia la ciudad es cuando puedo ver la gran nube gris de contaminación que hay flotando sobre ella. El aire que se respira en el monte es puro. Así que tomo aire y lleno mis pulmones al máximo. Este gesto me da la vida.
  6. Aumento mi actividad física. Pasar un día en el campo para mí está asociado de forma inmediata a moverme. Ya sea hacer senderismo o montañismo, explorar río arriba con mis peques en verano o atravesar el monte en busca de setas en otoño. También ocurre lo mismo cuando voy con mis hijos al parque o doy un paseo por la vega granadina. Es otra forma más natural de hacer deporte.
  7. Me enseña a desapegarme. La mayoría de nosotros hemos tenido la oportunidad de acampar por un tiempo en mitad de la naturaleza. Me encanta esa sensación de vivir en el campo, sin casa, ni coche, ni muebles, ordenadores, ni vajilla. Solamente con una pequeña tienda de campaña, un saco para dormir y las cosas que te cogen en una mochila. La naturaleza nos enseña a desapegarnos de lo material; no necesitamos nada de eso para vivir.
Así que te recomiendo que, siempre que puedas, te conectes con la naturaleza. Date un paseo por el parque, sal de tu ciudad y acércate al campo. Si no tienes posibilidad, planta macetas en tu casa, toca la tierra, riégalas con amor, observa como crecen, tómate un respiro.

Cómo cambiar un hábito

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Los que me leéis más frecuentemente sabéis que decidí cambiar mis hábitos. Cada mes decido un hábito que quiero cambiar y me enfoco en él. He conseguido implantar en mi día a día hábitos cómo madrugar másmeditar a diariohacer ejercicio, terminar mi día diciendo las tres cosas mejores del día
Al principio algunos no me funcionaron. Pude cambiar el hábito por unos días, pero después no conseguía mantenerlos en el tiempo. Pero después de hacer el taller de hábitos Shojiki, aprendí cómo cambiar un hábito de forma correcta, para siempre.
Os voy a hacer un pequeño resumen de lo que aprendí en el taller, pero realmente lo que me hizo aprender es el taller en sí. A pesar de ser un taller online, Chocobuda consigue una buena evolución del alumno, mediante potcasts, apuntes, grupos de trabajo y sesiones individuales por Skype, todo esto acompañado de meditación. Puede parecer que me pagan por hablar por este taller, pero no es así; realmente es un taller que recomiendo a todo el mundo que quiera cambiar un hábito.

Claves para cambiar un hábito

  1. Compra una pequeña libreta o coge alguna que tengas por casa. Va a ser tu diario del hábito, dónde apuntarás diariamente tu evolución con el hábito. Por ejemplo “Hoy estuve tentado a comer un pastel, pero me mantuve firme en mi hábito. Opté por fruta.” También puedes usar una aplicación para el móvil, si eres más de tecnología. Te recomiendo Lift.
  2. Elige tu hábito. Reflexiona si está alineado con tus valores y con tus metas en la vida. Escribe los “¿para qués?” de tu hábito, todos los beneficios que vas a tener cuando lo tengas implantado en tu vida. Si lo que quieres es cambiar un mal hábito, piensa en cuál va a ser el hábito que va a sustituir al malo.
  3. Comprométete con el hábito. Si has decidido cambiar un hábito, comprométete al 100%, y llévalo a cabo pase lo que pase. Ya está bien de “me gustaría” o “voy a intentar”. Comprométete por escrito, en tu libreta de hábito. Díselo a todos tus familiares y amigos, publícalo en tus redes sociales.
  4. Elige el detonante de tu hábito. ¿Qué es lo que te recordará hacer este nuevo hábito? Por ejemplo, si quieres salir a correr todas las mañanas, puedes prepararte tu ropa deportiva junto a la cama el día anterior y ponerte la alarma una hora antes.
  5. Elige una recompensa, algo que realmente te motive. Por ejemplo, si te encanta el cine y quieres dejar de fumar, al final de cada semana que hayas conseguido no fumar puedes irte al cine. Tiene que ser una recompensa que realmente disfrutes.
  6. Empieza lentamente, hazlo de forma gradual. Yo empecé la meditación con 5 minutos y el madrugar más con 10-15 minutos.
  7. Investiga y documéntate. Busca en Internet en páginas o blogs que hablen sobre eso. Lee libros sobre tu tema o busca vídeos en Youtube. Cuando tienes un marco teórico fuerte, todas las preguntas que surjan ya estarán resueltas y eso te da capacidad de acción en caso de errores o de que necesites modificar tus procedimientos. Aprende de las experiencias de los demás.
  8. Define un plan. Pon por escrito en tu libreta del hábito cómo vas a proceder, con detalle. Por ejemplo, si cada tarde te apetece algo dulce y quieres cambiar ese mal hábito, tu procedimiento puede ser, cada vez que te dé ganas de azúcar, dedica ese tiempo a leer tu blog favorito con una buena taza de té (sin azúcar) – siempre que te guste leer blogs y tomar té, claro. ;) Encuentra lo que funciona mejor para ti.
  9. Sé fuerte. Es importante la disciplina en los primeros días. Hazlo de forma consciente.
  10. Detecta tus excusas. De repente te encontrarás excusándote para no hacer tu nuevo hábito. Sé consciente de que es una excusa y que estás saboteándote. Recuerda que tu hábito merece la pena y sigue con él.
  11. Entusiásmate con el nuevo hábito. Busca ese impulso que te motiva a luchar por tu hábito. Si pierdes la motivación, vuelve a buscar vídeos o blogs que te motiven, cambia de enfoque.
  12. No te derrumbes si fallas. El fracaso es una fuente inagotable de sabiduría y aprendizaje. Ríete de tus errores y aprovecha para mejorar. Ponte en marcha en seguida: sigue con tu hábito.
  13. Cuando tu nuevo hábito ya sea una realidad, felicítatedisfruta de tu nueva vida. Sé agradecido y generoso: comparte lo que sabes, ayuda a los demás a cambiar.
Hacer el taller de hábitos Shojiki me enseñó a cómo cambiar un hábito.  Y cambiar los hábitos es cambiar la vida. Y tú, ¿qué hábito quieres cambiar?
Foto  por Konstantin Zamkov
 

Serie “Cómo alcanzar la paz interior”: 7. Perdonar

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Perdonar es dejar a un lado los pensamientos y actitudes que nos crean dolor, pensamientos relacionados con un hecho que nos ha causado y nos sigue causando sufrimiento. Para ello debemos aceptar, de corazón, lo que ocurrió.
Todos hemos sido heridos por otra persona en algún momento u otro. Y mientras que este dolor es normal, a veces que el dolor persiste por mucho tiempo. Revivimos el dolor una y otra vez, y tenemos dificultades para dejar ir.
Esto causa problemas. No sólo hace que seamos infelices, sino también puede tensar las relaciones, distraernos del trabajo y la familia y otras cosas importantes, hacernos reacios a confiar en las personas. Nos quedamos atrapados en un ciclo de la ira y el dolor, y se pierde la belleza de la vida.
Tenemos que aprender a dejar ir. Tenemos que ser capaces de perdonar, para que podamos seguir adelante y ser felices.
El perdón puede cambiar tu vida. La mía la cambió.
El perdón no significa borrar el pasado, o olvidarnos de lo que ha sucedido. Ni siquiera significa que la otra persona va a cambiar su comportamiento – no se puede controlar eso. Tampoco significa que vaya a haber una reconciliación, aunque a veces ocurre.  Lo único que significa es que estás dejando de lado la ira y el dolor, y pasas a un estado mejor, de paz interior.
No es fácil. Pero se puede aprender a hacerlo.
Estos son algunos motivos por los que perdonar:
  • Perdono porque lo necesito, no porque me lo pidan o sea generoso, o por el qué dirán… realmente necesito perdonar para estar en paz.
  • Perdono porque quiero estar bien conmigo mismo y la ofensa me mantiene en un estado de alteración que elimina cualquier atisbo de tranquilidad.
  • Perdono porque las ofensas pesan mucho y acumularlas durante mucho tiempo en mi interior pueden crear enfermedades en mi cuerpo físico.
  • Perdono porque mi vida, mi felicidad, mi bienestar es mucho más importanteque cualquier ofensa que puedan hacerme.
Comparto contigo algunas cosas que he aprendido:
  1. Comprométete a perdonar. Esto no se hace en un segundo ni siquiera en un día. Cambiar algo en ti puede suponer algún tiempo. Así que comprométete a cambiar, porque reconoces que el dolor te está haciendo sufrir.
  2. Piensa acerca de los pros y los contras. ¿Qué problemas te causa este dolor? ¿Afecta a tu relación con esta persona? ¿ Y con los demás? ¿Te afecta en el trabajo o con la familia? ¿Te impide perseguir tus sueños, o de convertirte en una mejor persona? ¿Te causa infelicidad? Piensa en todos estos problemas, y te darás cuenta que tienes que cambiar. Entonces piensa en los beneficios del perdón – la forma en que te hará más feliz, liberarte del pasado y el dolor, mejorar las cosas con tus relaciones y la vida en general. A mí esto es lo que más me motivó a perdonar.
  3. Date cuenta de que tú puedes cambiar esto . Tú no puedes controlar las acciones de los demás, de hecho no te aconsejo que trates de hacerlo. Pero sí puedes controlar no sólo tus acciones, sino también tus pensamientos. Puedes dejar de revivir el dolor, y puedes optar por seguir adelante. Tú  tienes este poder. Sólo tienes que aprender a ejercerlo.
  4. Practica la empatía. Prueba esto: ponerte en los zapatos de esa persona. Trata de entender por qué la persona hizo lo que hizo. Hazlo siempre presuponiendo de que la persona no es una mala persona, pero que  ha hecho algo malo. ¿Qué podía haber estado pensando en ese momento? ¿Qué fue lo que le pasó a esa persona para que hiciera lo que hizo? ¿Qué podía haber sentido cuando lo hizo, y qué sintió después? ¿Cómo se sentirá ahora? No se trata de decir que lo que hizo está bien, pero intenta ponerte en su lugar tratando de entender y empatizar.
  5. Asume tu responsabilidad . Trata de imaginar cómo podrías haber sido parcialmente responsable de lo sucedido. ¿Qué podrías haber hecho para prevenirlo, y cómo se puede evitar que suceda la próxima vez? Esto no quiere decir que  estés tomando toda la culpa, o asumiendo la responsabilidad de la otra persona.  Se trata de darse cuenta de que no somos víctimas sino participantes en la vida.
  6. Concéntrate en el presente. Ahora que has reflexionado sobre el pasado, te das cuenta de que el pasado ha terminado. No está sucediendo ya, excepto en tu mente. Y eso te causa problemas – infelicidad y estrés. En lugar de eso, lleva tu atención de nuevo al momento presente. ¿Qué estás haciendo ahora? ¿Qué de positivo puedes encontrar en lo que está sucediendo en este momento? Busca lo positivo en la vida ahora y deja de revivir el pasado. Es normal que, inevitablemente, empieces a pensar en el pasado, pero inmediatamente date cuenta y lleva suavemente tus pensamientos  de nuevo al momento presente.
  7. Siente compasión. Por último, darte cuenta que, al perdonar a la persona,  te estás permitiendo ser feliz y seguir adelante. Siente empatía por la persona y el deseo de felicidad para ella. Puede tomar tiempo, pero si estás atascado en este punto, repite algunos de los de arriba hasta que puedas llegar hasta aquí.
Deberíamos empezar por perdonarnos primero a nosotros mismos, observarnos y ver qué cosas aún no nos hemos perdonado, y dejarlo ir.

Cómo ser una persona positiva

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Muchas personas, cuando ven el nombre de mi blog, piensan que los contenidos tratansobre positivismo y felicidad. Si eres lector asiduo de Vida en Positivo, te habrás dado cuenta que en principio no es así: suelo hablar de minimalismo existencial, productividad, desarrollo personal y vida saludable.
A pesar de eso, cuando me encuentro con lectores de mi blog o a través de los mensajes que me mandáis, soléis decirme que mi blog os transmite positivismo. Estoy muy contenta por esto.
Me considero una persona positiva. No soy positiva en todos los momentos de mi vida, pero sí en la mayoría. Pero no siempre fue así. De hecho antes era bastante negativa. Incluso podría decir que era un lastre para las personas de mi alrededor. ¿Por qué cambié? Porque decidí cambiar, y trabajé para ello.
Me gustaría compartir con vosotros cuáles son los trucos que uso yo para ser una persona positiva.

20 Trucos para ser una persona positiva

  1. Sé agradecido con la vida. Agradece cada día lo que la vida te da, los dones que tienes y las personas maravillosas que tienes a tu alrededor.
  2. Céntrate en lo que tienes, no en lo que no tienes.
  3. Aprende a disfrutar de las cosas simples.
  4. Tómate un tiempo para apreciar la vida. Al final de cada día, repasa todo lo bueno que te ha pasado ese día.
  5. Toma consciencia de tu diálogo interno. Sustituye los pensamientos negativos por positivos.
  6. Vive en el aquí y el ahora. No te preocupes demasiado por el pasado ni por el futuro.
  7. No veas ni leas noticias. Dan una imagen muy negativa de la vida que no es real.
  8. Sepárate de las personas negativas.
  9. Rodéate de personas positivas.
  10. Olvida el victimismo. Cámbialo por la responsabilidad.
  11. No critiques. No juzgues.
  12. Observa a las personas desde la compasión. Busca el lado bueno de cada persona.
  13. Demuestra a los demás el amor que sientes por ellos. Dales un abrazo, una sonrisa, pasar tiempo con ellos.
  14. No te compares con los demás, pero sí siéntete inspirado por ellos.
  15. Acepta la crítica con gracia.
  16. Lucha por tus sueñosPlantéate metas e ilusiónate con ellas.
  17. Observa los problemas como metas a superar y oportunidades para aprender.
  18. Observa el fracaso como un pequeño paso en el camino hacia el éxito.
  19. Date cuenta de que es posible, en lugar de pensar por qué no puedes.
  20. Quéjate menos. Sonríe más.
Ser una persona positiva me ha cambiado la vida. Considero que es una de las claves de haber conseguido cambiar mis hábitos y de los logros que he alcanzado.
Foto por Jing Qu

Aprovechar el tiempo

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A veces creo que estoy obsesionada con aprovechar el tiempo. Pasé muchos años de mi vida dedicada a trabajar para ganar dinero; muchos años de mi infancia dedicada a ver la televisión. Muchos años, meses, días, horas, minutos y segundos perdidos. Me perdí mucho. Mucho más de lo que os llegáis a imaginar.
Pero ya todo eso se acabó.
Ahora a cada minuto de mi vida me pregunto: ¿merece la pena dedicarle tiempo a ésto? ¿Para qué lo hago? Y en la medida de lo posible elijo la opción que considero más importante para mí. Me siento responsable de elegir:
¿Limpiar mi casa o tomar un té con un amigo?
¿Ver la televisión o hablar con mi familia en la comida?
¿Trabajar muchas horas para tener más dinero o tener menos y pasar tiempo con mis hijos?
¿Dejar pasar las horas o gestionar mi tiempo para que sea productivo?
¿Mirar el whatsapp o escuchar lo que me dice una amiga?
¿Tirarme en el sofá o dar un paseo por la naturaleza?
¿Avanzar en mis proyectos o echar una tarde de rol con los amigos?
¿Ver las noticias o leer un libro que me guste?
¿Terminar el máximo de tareas o pararme a preguntar a una compañera cómo le va?
¿Comer sola o invitar a toda mi familia a comer?
¿Pasar una hora en facebook o ver un documental de mis temas favoritos?
¿Ver una película o jugar al Catán con mis hermanos?
¿Ahorrar dinero o hacer un viaje apasionante?
¿Vivir una vida estándar o VIVIR UNA GRAN VIDA?
Creo fervientemente que construimos la vida que queremos, elegimos cada momento qué vida queremos tener.
Es cierto que aún a veces hago cosas que no me hacen sentir plenamente. Por suerte soy consciente de ellas y estoy trabajando para cambiarlas.
Vivir así tiene unos costes a pagar. Vivir intensamente puede ser a veces muy estresante y caótico. Cada día es diferente y está lleno de miles de experiencias. Hay días que mi vida es una auténtica locura. Bendita locura.

Porque el tiempo se va como arena entre las manos.
Porque cada uno de esos minutos no va a volver.
Porque no sabemos el tiempo que nos queda.
Porque no hay una segunda oportunidad para vivir.
Ésta es mi vida y la quiero vivir ahora.

Me gustaría compartir con vosotros este cuento de Jorge Bucay, sacado de su libro  Déjame que te cuenteAprovechar el tiempo.

 Cuento aprovechar el tiempo

Había una vez un hombre que estaba decidido a disfrutar de la vida.
Él creía que para eso debía tener suficiente dinero.
Había pensado que no existe el verdadero placer mientras éste deba ser interrumpido por el indeseable hecho de tener que dedicarse a ganar dinero.
Pensó, ya que era tan ordenado, que debía dividir su vida para no distraerse en ninguno de los dos procesos: primero ganaría dinero y luego disfrutaría de los placeres que deseara.
Evaluó que un millón de dólares sería suficiente para vivir toda la vida tranquilo. El hombre dedicó todo su esfuerzo a producir y acumular riquezas.
Durante años, cada viernes abría su libro de cuentas y sumaba sus bienes.
-    Cuando llegue al millón- se dijo- no trabajaré más. Será el momento del goce y la diversión. No debo permitir que me pase lo de otros- se repetía-, que al llegar al primer millón empiezan a querer otro más.
Y fiel a su duda hizo un enorme cartel que colgó en la pared:
SOLAMENTE UN MILLÓN
 Pasaron los años.
El hombre sumaba y juntaba. Cada vez estaba más cerca. Se relamía anticipando el placer que le esperaba.
Un viernes se sorprendió de sus propios números:
La suma daba 999.999,75
¡Faltaban 25 centavos para el millón! Casi con desesperación empezó a buscar en cada chaqueta, en cada pantalón, en cada cajón las monedas que faltaban….No quería tener que aguardar una semana más.
En el último cajón de un armario encontró finalmente los 25 centavos deseados.
Se sentó en su escritorio y escribió en números enormes:
1.000.000

Satisfecho, cerró sus libros, miró el cartel y se dijo:
-   Solamente uno. Ahora a disfrutar…
En ese momento sonó la puerta.
El hombre no esperaba a nadie. Sorprendido, fue a abrir. Una mujer vestida de negro con una hoz en la mano le dijo:
-   Es tu hora.
La muerte había llegado.
-   No….- balbuceó el hombre-. Todavía no…..No estoy preparado.
-   Es tu hora- repitió la muerte.
-   Es que yo…..El dinero….El placer….
-   Lo siento, es tu hora.
-   Por favor, dame aunque sea un año más, yo postergué todo esperando este momento, por favor…
-    Lo lamento- dijo La muerte.
-   Hagamos un trato- propuso desesperado-: yo he conseguido juntar un millón de dólares, llévate la mitad y dame un año más. ¿Sí?
-   No.
-   Por favor. Llévate 750.000 y dame un mes….
-   No hay trato.
-   900.000 por una semana.
-   No hay trato.
-   Hagamos una cosa. Llévatelo todo pero dame aunque sea un día. Tengo tantas cosas por hacer, tanta gente a la que ver, he postergado tantas palabras…por favor.
-  Es tu hora- repitió La muerte, implacable.
El hombre bajó la cabeza resignado.
-   ¿Tengo unos minutos más?- preguntó.
La muerte miró unos pocos granos de arena en su reloj y dijo:
-   Sí.
El hombre tomó su pluma, un papel de su escritorio y escribió:
Lector:
Quienquiera que seas. Yo no pude comprar un día de vida con todo mi dinero.
Cuidado con lo que haces con tu tiempo.
Es tu mayor fortuna…

7 razones para huir del consumismo excesivo

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Desde hace tiempo estoy tratando de llevar una vida minimalista. Pero eso no significa que no tenga cosas. En casa somos cuatro y tenemos camas, armarios, mesas, sillas, sofás, platos, vasos… Mis hijos tienen juguetes, libros… Hacemos deporte, leemos, vamos al cine de vez en cuando. Puede que estemos intentando tener una vida minimalista, pero seguimos siendo consumidores. Al fin y al cabo, es difícil vivir sin consumir.
Aún así estamos trabajando duro para huir del consumismo excesivo. El consumo se convierte en consumismo excesivo cuando se extiende más allá de aquello que se necesita. La publicidad sutilmente nos genera falsas necesidades y remodela nuestros deseos en torno a posesiones materiales. Vivimos en una cultura de consumo que hace que el consumismo excesivo parezca natural y lo normal. Pero no tiene porqué ser así.
Ropa de moda, coches más rápidos, tecnología más innovadora, casas llenas de todo tipo de cosas… El consumo excesivo nos promete la felicidad, pero nunca lo consigue. Sólo se consigue el deseo de poseer cada vez más y más, un deseo promovido por el mundo que nos rodea. Y poco a poco comienza a robarnos la vida.
Pero se puede dar un paso a atrás y luchar contra eso. El consumo es necesario, pero en consumismo excesivo no lo es. Podemos rechazarlo intencionadamente. Disfrutaremos más de la vida, estoy segura de eso.
Algunas razones por las que escapar del consumismo excesivo pueden ser:
  1. Más tiempo libre. La sensación de nunca terminar con el cuidado de las cosas que poseemos está minando nuestro tiempo y energía. El cuidado de nuestras casas y coches, la limpieza de cada una de las cosas que poseemos y mantener en orden todo eso nos quita un tiempo muy valioso que podríamos invertir en cosas más importantes en nuestra vida. El cuidado de cosas que no necesitamos, y en la mayoría de los casos no disfrutamos, está drenando emocional y físicamente nuestra vida. Estamos mucho mejor siendo dueños de menos.
  2. Menos deseo de llevar un estilo de vida de lujo. La televisión e internet ha traído la envidia a nuestras vidas a un nivel que nunca antes había experimentado la historia de la humanidad. Antes de la era digital, como mucho podríamos desear llevar la vida de los vecinos de al lado. Ahora quisiéramos tener el estilo de vida de ricos y famosos y soñamos con que nos toque la lotería para conseguirlo. Sólo un rechazo consciente al consumismo excesivo puede silenciar este deseo.
  3. Menos deuda. El español promedio posee 2,5 tarjetas de crédito, gasta 295 euros de media al mes con ellas y tiene una deuda media de 12.386 € en tarjetas de crédito. Esta deuda provoca estrés en nuestras vidas y nos obliga a trabajar en trabajos que no nos gustan o más horas de la cuenta. Nos hemos jugado nuestro futuro bajo las promesas vacías de los anuncios. Y hemos perdido.
  4. Menos impacto ambiental. El planeta Tierra produce suficientes recursos para satisfacer todas nuestras necesidades, pero no produce lo suficiente para satisfacer todos nuestros deseos. Seas más o menos ecologista, es difícil discutir con el hecho de que el consumo de más recursos no es sano para la Tierra, sobretodo cuando es completamente innecesario.
  5. Más generosidad. Escapar del consumismo excesivo siempre libera la energía, el tiempo y las finanzas. Cuando empezamos a rechazar la tentación de gastar todos nuestros recursos en nosotros mismos, nuestros corazones se abren y la satisfacción se encuentra en dar nuestros recursos personales a otros. La generosidad encuentra espacio en nuestra vida y nos alinea con nuestros valores más profundos.
  6. Más felicidad. Muchas personas creen que si encuentran la felicidad en sus vidas, su deseo de consumir en exceso se desvanecerá. Pero he comprobado que lo contrario es cierto, que el rechazo intencional del consumo excesivo abre la puerta para que la felicidad eche raíces en nuestra vida. Comencé la búsqueda del minimalismo como un medio para realinear mi vida entorno a mis grandes pasiones, no como un medio para encontrar satisfacción. Pero de alguna manera, el minimalismo se ha traducido en una mayor satisfacción.
  7. Una mayor comprensión de que este mundo no es sólo material, la verdadera vida se encuentra en las cosas invisibles: el amor, la confianza, la ilusión… Una vez más, todos sabemos que hay cosas en este mundo que son mucho más importantes que lo que poseemos.Pero si alguien viniera a investigar nuestras acciones, gastos e ingresos, ¿llegaría a la misma conclusión? ¿O hemos estado demasiado ocupados buscando la felicidad en los lugares equivocados?
Huir del consumismo excesivo no es una batalla fácil. Si lo fuera, lo haríamos más a menudo (me incluyo). Pero es una batalla que vale la pena luchar, porque nos priva de la vida mucho más de lo que pensamos.
El consumismo excesivo promete la felicidad, pero nunca lo consigue. La verdadera vida hay que encontrarla en otro lugar.
 Foto de Michael W. May