Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. -Filipenses 4:13

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9

Periodista Cesáreo Silvestre Peguero, editor de este portal Web.

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jueves, 10 de agosto de 2017

¿Un territorio nuevo y peligroso?: lo que puede suceder tras la amenaza de "fuego y furia" de Donald Trump contra Corea del Norte

algomasquenoticias@gmail.com
En la creciente guerra de palabras entre Estados Unidos y Corea del Norte, se ve que la maquinaría propagandística de Kim Jong-un ha estado trabajando horas extras.
Después de amenazar con vengarse "mil veces" en respuesta a las sanciones de las Naciones Unidas, impuestas por sus desestabilizadores tumbos hacia el desarrollo de su capacidad nuclear, ¿cómo puede Pyongyang devolverle la volea al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien dijo que la nación asiática enfrentaría "fuego y furia como nunca antes fueron vistos" si continuaba amenazando a Estados Unidos?
Primero, vamos a poner este último intercambio de palabras en contexto.
¿Cuánto de esto ya lo hemos experimentado en el pasado? ¿Hasta qué punto estamos empezando a penetrar en un territorio nuevo y peligroso?

Hostilidad abierta

La terminología que rodea el discurso de Corea del Norte siempre es vista como retrógrada.
El fin de la Guerra de Corea en 1953 representó técnicamente un cese de las hostilidades entre ambas partes. Pero en realidad, desde entonces, ha habido una hostilidad abierta.
Donald Trump, presidente de Estados UnidosDerechos de autor de la imagenAFP
Image caption"Será mejor que Corea del Norte no vuelva a amenazar a Estados Unidos, o se encontrará con un fuego y una furia nunca antes vistas", les dijo el martes a los periodistas congregados en su club de golf de Bedminster, en Nueva Jersey, donde está vacacionando.
Estados Unidos y Corea del Norte estuvieron muy cerca de un conflicto armado en 1994 después de que Pyongyang se negara a permitir que los inspectores internacionales accedieran a sus instalaciones nucleares como requería el Tratado de No Proliferación Nuclear.
Esa crisis fue resuelta diplomáticamente, pero estableció la plataforma para que jugaran al gato y al ratón por dos décadas, en las que Corea del Norte dijo, de la boca para afuera, que se comprometía a su desnuclearización, pero mantuvo sus opciones abiertas para construir un arma y los medios para hacerla funcionar.
Con el tiempo, mientras la comunidad internacional le ofreció a Corea del Norte normalizar las relaciones a cambio de su desnuclearización, Pyongyang quería relaciones normales y armas nucleares.
Sin admitirlo, la política de Estados Unidos se volvió restrictiva, previniendo que Corea del Norte pudiera exportar su conocimiento nuclear al tiempo de que esperaba que su régimen errático implosionara antes de que, de hecho, obtuviera una fuerza disuasiva nuclear.

Póliza de seguridad

En años recientes, dos acontecimientos claves cambiaron el contexto del problema con Corea del Norte.
El gobierno de Trump debe decidir con qué puede vivir y con qué no puede vivir y qué hacer con una situación que rápidamente está empeorando
Primero, el derrocamiento de Saddam Hussein por el gobierno de George W. Bush y de Muamar Gadafi por el presidente Barack Obama, pues fueron dos líderes que contemplaron las armas nucleares pero que realmente no las construyeron.
Esas remociones llevaron a Pyongyang a una conclusión simple: una capacidad nuclear real es la última póliza de seguro del régimen.
Y, segundo, la muerte de Kim Jong-ill en 2011.
Gente viendo un reporte de televisiónDerechos de autor de la imagenAFP
Image captionHay alarma en Corea del Sur a medida de que las tensiones entre Washington y Pyongyang crecen. Esta foto fue tomada en una estación de trenes de Seúl en septiembre de 2016.
El mayor de los Kim fue lo suficientemente deferente con su principal benefactor, China, que mantuvo una plausible negación de la capacidad nuclear real de Corea del Norte.
Kim Jong-un, su hijo y sucesor, ha abandonado cualquier disimulo y abiertamente está en la carrera de conseguir una fuerza disuasiva nuclear demostrada.

Una prioridad

El gobierno de Trump debe decidir con qué puede vivir y con qué no puede vivir y qué hacer con una situación que rápidamente está empeorando.
Bandera de Corea del NorteDerechos de autor de la imagenEPA
Image captionEl programa nuclear norcoreano ha sido un tema permanente en la política externa estadounidense.
A su crédito, incluso cuando era candidato, el presidente Trump colocó el tema de Corea del Norte en su lista de prioridades en lo que se refería a preocupaciones de seguridad nacional.
Y le ha hecho llamados consistentes a China, el principal socio comercial de Corea del Norte, para hacer más para frenar a Pyongyang.
Por otra parte, Trump ha desestimado el riesgo y la complejidad que rodea el problema de Corea del Norte. Aunque prometió a inicios de su mandato que lo resolvería de una u otra forma, ignoró la realidad de que no hay buenas opciones políticas disponibles.
Cualquier uso de la fuerza inmediatamente pondrá a cientos de miles de ciudadanos surcoreanos y japoneses a riesgo"
En cierto nivel, la amenaza del presidente Trump de "fuego y furia" no tiene nada realmente nuevo.
De diferentes maneras, aunque quizás no de manera tan colorida, Estados Unidos siempre ha dicho que si Corea del Norte llegase a atacar, el régimen dejaría de existir.
Dicho eso, la retórica de Trump parecía sugerir que estaba preparado para emprender una acción preventiva si Corea del Norte se acercaba a una fuerza disuasiva nuclear.
Pero cualquier uso de la fuerza inmediatamente pondrá a cientos de miles de ciudadanos surcoreanos y japoneses a riesgo.
Es casi seguro que Corea del Norte responderá a cualquier ataque preventivo.

Retórica y estrategia

Lo que es diferente sobre este ciclo es la ausencia de un proceso diplomático que podría servir como un cortafuegos.
Avión militarDerechos de autor de la imagenREUTERS
Image captionEstados Unidos cuenta con una estratégica base aérea en Guam.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, dijo que su país está abierto al diálogo con Corea del Norte, siempre y cuando se trate de conversaciones sobre la finalización de las pruebas de misiles y sobre la renuncia a armas nucleares.
Pyongyang, aunque incluso tenga que confrontar nuevas sanciones, es poco probable que acepte esas condiciones.
Mientras que China le dio la bienvenida al gesto de Tillerson, pareciera que al joven líder norcoreano no le importa lo que Pekín piensa. Y la próxima movida será suya.
El peligro es que en algún momento, la acalorada retórica crea una acción-reacción sin una marcha atrás a la vista.
Ellos disparan un mísil. Nosotros los golpeamos con más sanciones. Ellos prometen una venganza. Nosotros declaramos que esas amenazas son intolerables. Ellos disparan otro misil. Y ¿entonces?
En este punto es donde la retórica se encuentra con la estrategia. Pero no está claro si detrás del "fuego y furia" de Trump haya una.
PJ Crowley fue asistente del despacho del Secretario de Estado de Estados Unidos y autor de "Red Line: America Foreign Policy in a Time of Fractured Politics and Failing States" (La línea roja: La política externa estadounidense en un tiempo de políticas fracturas y estados fallidos"").

Cómo un avión espía ruso pudo sobrevolar el Pentágono, el Capitolio y un campo de golf de Donald Trump sin ser interceptado por Estados Unidos

algomasquenoticias@gmail.com

La noticia la recogieron los principales medios de comunicación de Estados Unidos: un avión de vigilancia ruso sobrevolaba las sedes del Pentágono, el Capitolio, la Base de la Fuerza Aérea Andrews... todas ubicadas en zonas de exclusión aérea.
Pero no pasó nada.
El avión espía no fue interceptado por cazas del Ejército de Estados Unidos.
Al contrario, se le permitió seguir su ruta, tomar fotos y recopilar datos en áreas que otras aeronaves tienen estrictamente prohibido sobrevolar desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.
No quedó ahí.
Según informó una fuente del gobierno a la cadena CNN, el avión sobrevoló también la residencia de descanso presidencial de Camp David, el campo de golf de Donald Trump en Virginia, bunkers secretos y el área de Bedminster, en Nueva Jersey, donde vacaciona actualmente el mandatario de Estados Unidos.
De acuerdo con CNN, el avión tenía incluso permiso para volar por otra zona altamente prohibida: la Casa Blanca.

Un avión ruso en zona área restringida de EE.UU.

La Policía del Capitolio había alertado desde la mañana del miércoles que un "avión autorizado de baja altitud" entraría al espacio aéreo restringido.
Explicaron, además, que la aeronave sería "grande" y volaría directamente sobre la sede del Congreso, un espacio por el que no existe tráfico aéreo desde 2001.
pentagonoDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl avión ruso sobrevoló el Pentágono, la sede de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
La nota concluía que el vuelo sería "monitoreado" por la Policía del Capitolio y otras agencias del gobierno federal.
No fue hasta la tarde del miércoles cuando CNN y el diario The Washington Postinformaron que se trataba de un avión del tipo Tupolev Tu-154 y que fue utilizado para tareas de vigilancia por la Fuerza Área de Rusia.
El avión ruso, según CNN, tiene la capacidad de realizar una variedad de trabajos de espionaje, como la toma de fotografías aéreas e imágenes térmicas, y la captación de señales de inteligencia.
Pero ¿por qué el Pentágono permitió que un avión espía ruso sobrevolara edificios emblemáticos del poder de Estados Unidos?

Tratado de cielos abiertos

Las fuentes del gobierno consultadas en condición de anonimato por CNN y The Washington Post confirmaron que el vuelo fue posible porque ambos países son signatarios del Tratado de Cielos abiertos, un acuerdo que permite los vuelos de observación sin armas sobre el suelo de los otros Estados miembros.
capitolioDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl Capitolio fue otro de los edificios emblemáticos del poder de EE.UU. que sobrevoló el avión espía ruso.
De acuerdo con la página del Pentágono, el pacto, firmado por 34 naciones, constituye "un esfuerzo por promover la transparencia y los esfuerzos internacionales para el control de armamentos".
"El tratado está diseñado para mejorar la comprensión mutua y la confianza, dando a todos los participantes, independientemente de su tamaño, un papel directo en la recopilación de información a través de imágenes aéreas sobre las fuerzas militares y las actividades de interés para ellos", según el Departamento de Estado.
De su entrada en vigor en 2002, se han realizado más de 1.200 vuelos de vigilancia de este tipo, según la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de Estados Unidos, principalmente para verificar que el tipo de armamento utilizado por los países signatarios cumpla con los acuerdos y convenios internacionales.
Esta institución explicó que los vuelos del Tratado de Cielos Abiertos reciben prioridad por parte de las unidades de control del tráfico aéreo en Estados Unidos y son coordinados por la Administración Federal de Aviación.
Pero según The Washington Post, la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos (DIA, por sus siglas en inglés) teme que Rusia pueda estar aprovechándose del Tratado.
Durante una comparecencia ante el subcomité del Comité de Servicios Armados de la Congreso el año pasado, el director de la DIA, el general Vincent Stewart, aseguró que "amaría" negar futuros vuelos rusos sobre Estados Unidos por potenciales "amenazas".
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Pasados casi 16 años, aún no llegan las respuestas para el 40% de los familiares de las víctimas mortales de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York (EE.UU.).
La difícil tarea de identificar los restos de las 2.753 personas que murieron en los atentados contra las torres del World Trade Center (WTC) se ha prolongado durante años, y el final está lejos de llegar.
Esta semana, la Oficina del Forense de la Ciudad de Nueva York informó que pudo identificar a una de las víctimas, un hombre cuya identidad quedó reservada a petición familiar.
Se trata de la persona número 1.641 identificada, por lo que aún queda por determinar cuáles son los restos de 1.112 personas, un 40% de las víctimas.
Como ha mostrado este caso, poner nombre y apellido a las víctimas de desastres masivos como el de Nueva York suele ser un proceso largo, que lleva a que haya restos que nunca lleguen a ser identificados.
Pero los expertos afirman que es más importante entregar los restos correctosde un ser querido a una familia, que el tiempo que demore una identificación.
"Tenemos que asegurarnos por medios científicos… Cuando estamos 100% seguros, se lo comunicamos a la familia", explica a la BBC Alan Crawford, un experto en la identificación de víctimas de catástrofes de Reino Unido.

Un gran reto

La última vez que se habían logrado dar con la identidad de otra víctima de los atentados de 2001 en Nueva York fue en marzo de 2015.
Se trataba de un hombre llamado Matthew David Yarnell, quien tenía 26 años y trabajaba en la firma tecnológica Fiduciary Trust Company International, en el piso 97 de la torre sur del WTC.
Memorial de las víctimas del 11 de septiembreDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLos nombres de los 2.753 fallecidos en las torres del WTC están grabados en el memorial en el sur de Manhattan.
La doctora Barbara Sampson, jefa de la Oficina del Forense de Nueva York, dijo que los especialistas pudieron hacer la reciente identificación gracias a nuevas técnicas en la extracción de ADN.
"Este trabajo en curso es de vital importancia, ya que con cada nueva identificación, somos capaces de aportar respuestas a las familias afectadas por una dura pérdida", dijo Sampson.
Antes, la extracción de ADN a través de la pulverización de fragmentos óseos no había funcionado, pese a los múltiples intentos que hacen los científicos forenses, más de 10 en una misma muestra en algunos casos.
Los atentados del WTC provocaron que los restos quedaran sumamente fragmentados, quemados o corroídos por agentes químicos.
Luego de múltiples esfuerzos de recolección en la escena y búsqueda entre escombros fueron reunidas alrededor de 21.900 piezas de restos humanos.
Incendio tras los atentados del 11 de septiembre en las torres gemelasDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLas altas temperaturas de los incendios fueron uno de los factores para la fragmentación de restos humanos.
Conectar todo ese material con cada persona a la que pertenecían es una labor titánica.
Pero aún cuando no se han identificado todos los restos, las 2.753 víctimas mortales del 11 de septiembre de 2001 tienen un certificado de defunción emitido por las autoridades neoyorquinas.

Desastres "abiertos"

En la investigación de muertes masivas, se dice que un desastre es "abierto" cuando las autoridades no conocen con exactitud quiénes estaban presentes en la escena y fueron víctimas.
Por el contrario, un accidente aéreo es considerado como un ejemplo de desastre "cerrado", pues existe un registro de pasajeros y tripulación cuyas identidades son contrastadas contra los restos hallados.
Por ende, los abiertos son todo un reto forense.
Los investigadores pueden tener una idea de quiénes estaban presentes, pero no saberlo de manera concluyente, por lo que es difícil tener referencias de ADN, huellas dactilares o registros dentales.
Y ahí comienza la labor de quienes están especializados en la investigación de víctimas de desastres, como explica Alan Crawford.
Escombors de las torres gemelas del WTCDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLas personas en las torres, los pasajeros en los aviones, los transeúntes y hasta los rescatistas fueron víctimas mortales de los atentados.
Una rama del trabajo es recabar la mayor cantidad de información posiblesobre quiénes eran las víctimas, por lo que se consulta a familiares y se les toman registros médicos y dentales.
La otra es la recopilación de información de los propios cuerpos, registrando todos los detalles de los restos hallados antes de llevarlos a un depósito designado.
"Tenemos que asegurarnos que hay una continuidad de pruebas, que hay una preservación forense", todo a un nivel judicial, añade el experto.

Cuatro opciones

Luego de los atentados en Nueva York, pocos cuerpos completos fueron recuperados por los rescatistas, lo que hace más complicada la labor de los expertos en la Oficina Forense de la ciudad.
John Ramsbottom, un especialista en identificación británico retirado, explica que las cuatro formas de identificar un cuerpo son: huellas dactilares, ADN, registros dentales e implantes quirúrgicos.
Con la piel quemada y a falta de implantes quirúrgicos, los registros dentales y la extracción de ADN son las únicas opciones, pero las más laboriosas.
Escombors de las torres gemelas del WTCDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLos atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron el mayor ataque en suelo estadounidense en la historia moderna.
La científica forense Denise Syndercombe-Court, del King's College de Londres, explica que es un procedimiento lento y laborioso.
"En algunos casos, estos cuerpos están tan dañados por el calor -temperaturas terribles- que literalmente hay fragmentos de huesos", indica a la BBC.
Saber dónde se han encontrado los restos es una parte clave de la solución del rompecabezas de identificación.
"No tiene sentido analizar el material si no tienes idea de dónde viene", dice la doctora Syndercombe-Court.

"La frustración llega muy rápidamente"

Trece años después de los atentados, en 2014, las autoridades de Nueva York dispusieron que los miles de fragmentos que no pudieron ser identificados fueran colocados en un sitio especial.
En una ceremonia, cajas metálicas cubiertas con la bandera de EE.UU. fueron llevadas 30 metros bajo el suelo en el Museo Memorial del 11 de septiembre en Manhattan.
Museo y Memorial del 11 de septiembreDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLos restos no identificados están resguardados bajo el museo que se construyó para recordar a las víctimas del 11 de septiembre de 2001.
Al sitio solo tienen acceso los familiares y los funcionarios de la Oficina del Forense de Nueva York, y es desde donde se toman las muestras de las víctimas que deben ser identificadas.
Es un lento proceso que puede tardar muchos años más, un factor que va en contra de la búsqueda de respuestas de las familias de las víctimas, dice el profesor de ciencias médicas forenses Peter Venezis.
"Cuando se trata de familiares que están desconsolados o esperando noticias de qué ha ocurrido, la frustración llega muy rápidamente".