Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. -Filipenses 4:13

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9

Periodista Cesáreo Silvestre Peguero, editor de este portal Web.

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jueves, 6 de marzo de 2014

Florece en NY negocio de madre dominicana

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NUEVA YORK.- Rosaura Reynoso creía que el local que le iban a enseñar para poner su primer negocio era pequeño pero cuando entró y vio lo grande que era lo primero en lo que pensó no fue en el mal estado del lugar, la suciedad y los escombros acumulados tras siete años de cierre sino en los estilosos diseños europeos de salones de peluquería que había visto en una revista. Lo que quería para el suyo.
Así es esta dominicana de 43 años, madre de cinco hijos, muy consciente de las dificultades pero más interesada en las posibilidades.
Es algo que le ha ayudado a superar los muchos factores y reveses que jugaban en su contra para poder celebrar ya el primer aniversario de un elegante y salón de peluquería, Orquidea's Beauty Salon, que ya cuenta con una fiel clientela en Crown Heights, un barrio de Brooklyn que no es mayoritariamente latino sino afroamericano.
¿Qué es lo que tenía en su contra?
Para empezar, su inglés no es bueno. Para continuar, solo tenía $10,000 ahorrados con los que comenzar su negocio y los bancos no le daban los $40,000 que necesitaba. Un problema constante, el de la financiación para los pequeños empresarios.
Como punto final, cuando ya hacía planes para el local donde quería trabajar, en una calle que le gustó porque entonces no tenía competencia (es más, apenas había ningún negocio), el vecino le dijo que en ese espacio no prosperaba ninguna empresa.
Pero Reynoso para entonces, había pasado por pruebas más difíciles. Poco después de llegar a Nueva York, donde empezó a trabajar en un salón con su hermana, sufrió un cáncer que la dejó tres meses en el hospital en 2004 y exhausta.
"Cuando empecé con el negocio tuve miedo porque he estado débil en el pasado pero la enfermedad me enseñó a ser fuerte y a pensar que no hay límites". A Reynoso no le gusta hablar de su enfermedad porque dice que no quiere dar pena a nadie por eso, enseguida vuelve a hablar de sus primeros pasos como empresaria. Aún hoy se pregunta cómo lo hizo.
"Todo el mundo me abrió las puertas"
En parte la respuesta es por su determinación y la obligación de mantener y ayudar a sus hijos que ya son mayores de edad. "Soy tímida, de pueblo (San Francisco de Macorís), no de ciudad pero cuando me propongo algo, lo hago y el salón me daba un espacio para ser yo".
Pero además, Reynoso fue asistida por una red de instituciones que le proporcionaron asesoramiento y ayuda financiera a cada paso que daba. "Todo el mundo me abrió las puertas", recuerda, "yo llegaba y la gente parecía que ya me estaba esperando".
A la primera de todas estas organizaciones llegó tras comentar a su profesora de inglés, Ana López, que quería abrir un negocio aunque ella de negocios no sabía, solo sabía ser peluquera. En la Coalición de Washington Heights, ya cerrada, le tendieron la primera mano.
La otra mano amiga le llegó desde la Organización de Latinos Empresarios, Ole, del Brooklyn Small Business Development Center. Su directora, Miriam Colón, es ahora una de sus clientas y sigue apoyándola y asesorándola de forma regular.
Los problemas de financiación se solventaron gracias a la ayuda de la familia y de un microcrédito concedido por Acción, una red que concede este tipo de préstamos a pequeños negocios en todo el país.
"Hasta me ayudaron a encontrar un abogado que me ayudó mucho para pelear el alquiler del local", explica.
El caso de Rosaura Reynoso refleja la necesidad de una red sólida, tanto a nivel de barrio como institucional, de ayuda a los emprendedores de negocios pequeños que apoyados en distintas organizaciones pueden conseguir la base necesaria para abrir sus empresas.
Ella ya está poniendo el resto en su salón. Antes de abrirlo —mientras daba instrucciones precisas para el diseño al constructor—, repartió más de 10,000 panfletos publicitarios y en su mal inglés iba recomendando tratamientos capilares y de estilo a las mujeres que mostraban interés en su publicidad. Aquello funcionó. El primer día, el 6 de octubre de 2012, ya tuvo 30 clientes.
Ahora emplea a tres personas a las que exige que traten a sus clientes de forma cuidadosa y cariñosa.
Reynoso abre todos los días de la semana y trabaja hasta tarde. "Hago de todo, no me da apuro, hasta limpio antes de irme. Pero es así, el primer año es el más duro, según dice".
Desde que abrió el salón de belleza, que sueña con ampliar en unos años para incluir manicuras y masajes, han empezado a llegar otros negocios a la calle e incluso en el barrio han abierto otros salones dominicanos. "Es bueno, dice Reynoso, porque la zona se ha puesto muy bonita".

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