EL AUTOR es presidente del PLD en Washington, donde reside.
algomasquenoticias@gmail.com
Consciente de ese registro, he ejercido mi derecho a pensar y participar, ya como ciudadano, y cuando he querido, como militante activo de un partido político. En esta última condición (la de militante político activo) me encuentro actualmente y puedo decir que la he ejercido, en el PLD, sin cortapisas ni mordazas (y el día que no, recojo y me voy). Eso sí, tal ejercicio, responsable y coherente, me ha dejado satisfacciones, frustraciones; pero sobre todo, el sabor agridulce de estar en minoría y visto como un bicho raro en medio de un festín.
Con lo que no transijo, eso sí, es con la manipulación, la mentira y la falta de democracia; y sobre todo, el que se me quiera narigonear -vía segundones y pica picas- obviando o ignorando mis convicciones innegociables: que no soy domesticable, pues, ni alquilo ni presto mi cabeza para que otro ande con ella; ni mucho menos, la dejo a fuera en ningún zaguán.
Lógicamente, acepto -como militante de un partido político- someterme disciplinariamente a las decisiones de las mayorías, siempre y cuando, se respete y se registre también mi posición de minoría.
Por ello, nunca he ido -las pocas veces que he ido- donde ningún líder a contarle chismes ni alimentarle el ego, sino, a escucharlo, a dialogar, a intercambiar ideas y pareceres, a aportar con sugerencias y criticas para mejor; también, a expresar mis aspiraciones, o a expresar apoyo y simpatía a una propuesta programática (no a un hombre per se), como hice con Danilo Medina, sin tener que demeritar o denostar a Leonel Fernández.
Finalmente y sobre la última crispación-turbulencia en mi partido (ya superada), creo fui coherente pues no asumí posiciones radicales -si no de crítica y preocupación-, y en esa línea, más bien, subrayé un error político-metodológico (el que estábamos poniendo “las carretas delante de los bueyes”), en medio del debate y de la medición de fuerzas sobre un tema fantasma recurrente del que nunca he sido partidario, pero que tampoco he satanizado porque, en el fondo y desde la lógica política -y muy a pesar de sus antecedentes históricos-, es político-coyuntural.
Así, estoy bien conmigo y con mi partido (es decir, listo para la gran batalla: mayo-16), sin dejar de pensar y de decir lo que he querido en cada momento. Lógicamente, no soy ingenuo, eso tiene un precio…
Lo prefiero, a quedarme callado, o a ser alcahuete de nadie!
No hay comentarios:
Publicar un comentario