Por Cesáreo Silvestre Peguero.
El término sacrificio, alude a ofrenda que se realiza a una divinidad, sin embargo, también se aplica cuando alguien está expuesto a un esfuerzo sobrehumano; tal es el caso del director del hospital regional Dr. Antonio Musa de San Pedro de Macoris, RD.
El reputado Obstetra que dirige el referido hospital, tiene que lidiar a diario con las deficiencias que presenta el indicado centro de salud. La crisis de de presupuesto en ése hospital se presenta con gran rigor, ante la necesidad de una población que es digna de mejor suerte. Ese centro de salud debe declararse en estado de emergencia.
Es una institución que no cuenta con los suficientes recursos económicos, ni logístico, requerido para asumir un rol competitivo en materia de salud. Ese centro hospitalario del sector público, debe ser atenvenido con prontitud, sin más promesas.
Pese a la limitación con la que opera ese hospital, el Dr. Gabriel Rubio sigue asumiendo la dirección de ese cadáver institucional. El indicado director, es un magnífico profesional, realiza una función protagónica que no creo que la población le haya dado el justo reconocimiento.
Sólo un médico con una verdadera vocación de servicio acepta asumir esa función de director en un centro hospitalario quebrado y sin expectativas de que su condiciones deficitarias cambien en lo inmediato.
Se han anunciado promesas en torno a la reparación y equipamiento de ese hospital, pero todo se ha quedado en ofrecimiento incumplido. El deterioro de esa estructura física avanza cada día.
Es notable el empeño que muestra ése director con tal de ofrecer el servicio de salud que la población demanda y merece. Al Dr Gabriel Rubio le he observado muchas veces, introducir sus manos en sus bolsillos para resolver problemas de pacientes que acuden allí desesperados por alguna situación de salud con la que ése hospital no es competente.
En el tiempo que tengo de labor periodística, nunca había visto un ser humano con tan alto nivel de solidaridad como lo asume ése director. Él es un gran médico, reconocido gremialista y por demás gran humanista, quién parecería estar sembrando en el aire o arando en medio del mar. Entiendo que ya debe ser suficiente para tanto sacrificio.
Ese valioso médico debe renunciar, y qué el colegio médico fije su posición con carácter y determinación. No es que otro Galeno sea designado y ya, no se trata de un sustituto, es el abandono Gubernamental que refleja ése abandonado hospital, que no figura en la prioridad del gobierno.
El Dr. Gabriel Rubio es un médico muy competente, posee una muy buena reputación laboral. Él no tiene necesidad de estar pasando crujía, laborando a manos pelada, ante el bajo presupuesto con el que le toca tener que lidiar en el Hospital Dr. Antonio Musa de San Pedro de Macorís.
El Dr. Gabriel Rubio se merece otro cargo de mayor nivel, dónde no tenga que estar pasando por la penuria y sacrificio que asume en ese cementerio de gentes vivas.
Las instituciones orgnizadas con poder de desicion, deben empoderarse y reclamar por una verdadera remodelación y equipamiento de ése necesario hospital Regional.
El abandono de ese centro de salud, no importa para nada al presente gobierno del presidente Luis Abinader.
Lo triste y vergonzante es que, en ese hospital se han invertido mucho más de 600 millones de pesos en su reparación, no se concretó su reparación, en la pasada Gestión. El actual gobierno no ha ofrecido una sola investigación para saber que paso con el dinero entregado para la terminación de ésa obra, se desconice dónde fueron a parar los cuartos del pueblo.
¿Se trata de una especie de complicidad con la pasada autoridad? Esa estafa se debe aclarar, la verdad debe aflorar.
"Sus pisos cuarteados, paredes desgastadas, pinturas carcomidas, puertas despegadas, techos descubiertos que dejan a la intemperie cada uno de los cables del alambrado eléctrico, filtraciones en los baños y falta de agua para la higienización del personal médico y pacientes, son sólo algunas de las precariedades en ése olvidado centro de salud".