Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. -Filipenses 4:13

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9

Periodista Cesáreo Silvestre Peguero, editor de este portal Web.

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lunes, 21 de julio de 2025

La Dignidad de Saberse Valioso

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Por Cesáreo Silvestre Peguero

La humildad, lejos de ser sumisión, es el pedestal invisible donde reposa el alma que ha conquistado su valor sin alardes. Cultivar la humildad es reconocer nuestras limitaciones, pero también abrazar

con nobleza los dones que Dios ha sembrado en nosotros. No se trata de gritar lo que somos, sino de vivirlo con tal integridad que aún el silencio lo exprese. Somos vasijas frágiles, sí… pero con un contenido de oro que no se derrama por presión ajena.

El verdadero problema no es que otros intenten subestimarnos, sino que les otorguemos el permiso tácito para lograrlo. Cada vez que cedemos a las dudas sembradas por miradas altivas o lenguas disfrazadas de cortesía, entregamos trozos de nuestra esencia al juicio del mundo. Hay quienes, por inseguridad o envidia, pretenden medirnos con reglas que no nos pertenecen. Pero nadie puede hacernos sentir inferiores sin nuestro consentimiento.

Dignificarse no es soberbia, es justicia personal. Es andar erguidos, no por vanagloria, sino porque llevamos dentro un llamado divino. Dios nos creó con propósito, y valorarnos es también honrar al Creador. No es orgullo saberse capaz, es responsabilidad aceptar los talentos que hemos recibido y ponerlos al servicio con firmeza, sin avergonzarse de brillar cuando el momento lo exige.

Cada jornada es un acto de reafirmación interna. El mundo cambia, los juicios se renuevan, las voces externas rugen, pero nosotros debemos trazar nuestro rumbo. Con templanza y autoridad, se defiende la verdad sin violencia, se enarbola la dignidad sin pisotear al otro. No necesitamos pedir permiso para tener criterio. Las posturas que nacen del alma recta no se negocian en los mercados del agrado ajeno.

Quien se acepta, avanza; quien se niega, se extravía. Que nuestro andar esté revestido de humildad, sí, pero jamás de pasividad ni de autoanulación. Porque el siervo que recibió un talento y lo escondió fue reprendido… y el que multiplicó lo poco que tenía, fue honrado. Que nadie escriba nuestra historia en nuestra ausencia. Caminemos con fe, con visión clara y con la frente limpia de temor.

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