NUEVA YORK.- El misterio sobre la identidad de una niña cruelmente asesinada en 1991 en Nueva York y enterrada entonces bajo el seudónimo de 'Baby Hope' ha quedado resuelto finalmente más de dos décadas después del crimen, que continúa impune.
Su identidad fue confirmada mediante pruebas de ADN, según ese periódico, que agrega que la policía obtuvo también el certificado de nacimiento de Angélica. Las autoridades no han confirmado oficialmente estas informaciones. La policía interroga a la madre y busca al padre, que se cree vive en México, para tratar de esclarecer por fin el homicidio.
La niña había sido encontrada muerta el 23 de julio de 1991 en una nevera abandonada cerca de una autopista en el norte de Nueva York. La policía nunca logró dar con su asesino, que abusó sexualmente de la criatura, ni tampoco identificar el cuerpo.
'Baby Hope' ('niña esperanza'), tal como se la apodó en aquel momento, fue enterrada en la cementerio St Raymond del Bronx por policías que investigaron su muerte. Su discreta lápida tiene inscrito su seudónimo y la fecha en que fue hallado el cuerpo, además de un cartel pidiendo información.
Las autoridades lograron identificar a la niña gracias a la perseverancia de la policía y un poco de azar. En julio pasado, al acercarse un nuevo aniversario de su muerte, las fuerzas de seguridad distribuyeron en diversos lugares de la ciudad, como lo hacían cada año, un panfleto con un dibujo del rostro de la niña y la oferta de una recompensa de 12.000 dólares por información sobre el homicidio.
Una persona que conocía a la hermana de la niña vio el panfleto pegado en su barrio de Washington Heights (norte de Manhattan) y se presentó antes las autoridades. Tras escuchar la historia de la hermana, hoy día ya una veinteañera, la policía logró situar a la madre de la niña, que dijo que el padre había desaparecido con la criatura en 1991 y que nunca contactó a las autoridades por temor a su marido. Sin embargo, la hermana de Angélica asegura recordar que viajó con su padre a México no mucho antes de la desaparición de la niña, que según ella se quedó con su madre.
El jefe de la policía de Nueva York destacó el trabajo efectuado por sus hombres: "Esta es una investigación que ha sido llevada a cabo durante los últimos 22 años y los detectives de escuadrón del Precinto 34 y el escuadrón de casos sin resolver han hecho un gran trabajo. Estoy orgulloso de ellos", dijo citado por la prensa.
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