EL AUTOR es economista especializado en seguridad social. Reside en Santo Domingo.
Por: ARISMENDI DIAZ SANTANA
un estado de derecho, la denuncia del “circulo de la muerte en los hospitales”, obliga a una investigación exhaustiva para establecer responsabilidades, sanciones y normas que eliminen esta calamidad
Tiempos vienen y tiempos pasan y el país continúa exhibiendo una altísima tasa de mortalidad materna, en abierta contradicción con el ritmo de crecimiento de la economía y con la vigencia del Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS).
Con valor el ginecólogo Víctor Terrero declaró estar sorprendido de que “a pesar de las negligencias médicas comprobadas en muertes maternas, no se ha registrado un solo sometimiento, ni aplicado ninguna sanción en el país”. Consideró inaceptable tantas muertes prevenibles, por las “deficiencias en el cuidado profesional”.
Hay que felicitar al Dr. Terrero, quien siendo médico, ha hablado en público con tanta claridad sobre la responsabilidad de sus colegas y la necesidad de sanción. Contrario a otros que a la primera presión proclaman que “jamás harían nada que perjudique a los médicos”.
El Dr. Milcíades Albert Fiorineli, Presidente de la Sociedad Dominicana de Ginecología y Obstetricia, apoya que las muertes maternas sean investigadas y sancionados los médicos negligentes. Pero reveló la existencia de un “círculo de la muerte del que forman parte los hospitales”, por lo que la investigación debe incluir a las autoridades.
Esta tragedia forma parte de una macro tragedia “nacional”, ya que a pesar de la ley, aquí “unos son mas iguales que otros”. Estas muertes afectan mayormente a las familias más pobres y vulnerables, tan pobres que ni siquiera tienen fuerzas ni recursos para reclamar sus derechos, hasta ser escuchadas y recibir justicia.
Claro que en un país donde predomine el estado de derecho y la igualdad ante la ley y la justicia, la denuncia del “circulo de la muerte”, que todos reconocen por debajo, obligaría a una investigación exhaustiva que establezca responsabilidades, sanciones, y normas para superar esta calamidad.
Pero aquí casi nadie quiere asumir su responsabilidad bajo la cultura de proteger más a los cimarrones que a los mansos. Lo más probable es que se nombre una comisión de médicos que “jamás perjudicarían a sus colegas”, y que todo se quede igual.
Urge una revisión profunda de la política de salud
Somos expertos en desviar la atención y eludir las responsabilidades. Ya han surgido opiniones de revisar el pensum para bajar la mortalidad materna y las cesáreas. Eso es lo que se llama evadir el bulto.
En lo que se revisa el pensum, se aprueba uno nuevo y se le aplica a los nuevos estudiantes de medicina y éstos llegan a ejercer pasará cerca de una década de vigencia del “circulo de la muerte”. Y morirán miles de mujeres. Al parecer no hay prisa pues se trata de familias pobres.
¿Por qué esta mortalidad es mayor en los hospitales que en las clínicas? ¿Acaso no fueron formados con el mismo pensum? ¿O es que esta desgracia es una consecuencia del deterioro de los servicios públicos, de la falta de disciplina, de la media jornada y del mutuo encubrimiento?
La crisis del sistema de salud no puede ser mayor. Todas las semanas aparecen noticias negativas y escalofriantes. Reiteramos que la solución requiere de mucho más que varilla y cemento, que se precisa de mayor presupuesto, cambios en la asignación de los recursos, mayores incentivos al desempeño y más gerencia.
Ha llegado el momento de hacer una evaluación crítica de esta situación. De preguntarnos, por ejemplo, ¿en cuánto hemos reducido la mortalidad materno-infantil, luego de 15 años de vigencia de la nueva Ley General de Salud, y a pesar de contar con dos de cada tres dominicanos afiliados al Seguro Familiar de Salud (SFS)
