El mesero se había tardado 20 minutos en servirles un vaso con agua, 40 minutos en llevarles sus aperitivos y aún más tiempo para deleitarlos con sus platillos principales.
Pero eso no fue de importancia para Makenzie Schultz y su esposo, Steve. Después de pasar un rato "desagradable", los Schultz dejaron una propina de $100, no sin antes aclarar el por qué de su generosidad.
"Hemos estado en tus zapatos", escribieron en el recibo.
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