Por Cesáreo Silvestre Peguero
Usar epítetos para restar mérito a otro es una de las formas más bajas de la vileza humana.
Es el recurso exiguo de los que no pueden brillar, y por eso procuran apagar la luz ajena.
El que descalifica con apodos, se retrata a sí mismo más de lo que define al otro.Desnotar al prójimo es una cobardía disfrazada de juicio. Es la muletilla de quienes caminan sin méritos propios. Es un craso error tan repetido como ruin pretender resplandecer en el lodo de la envidia.
Cada ser humano ha recibido de Dios sus dones: destreza, talento, capacidad…
y también un tiempo, un lugar, una misión.
Pero cuando uno de ellos —en un ambiente laboral, profesional, gremial o incluso familiar empieza a irradiar conocimiento, sensibilidad o excelencia, los mediocres se estremecen.
Se sienten desafiados, expuestos, pequeños.
Y entonces echan mano del adjetivo barato: “¡Ese está loco!”
Es un acto de pereza intelectual y flaqueza moral usar el término “loco” para desmeritar a quien piensa diferente, a quien se adelanta a su tiempo, a quien tiene fe donde otros dudan, a quien habla de justicia donde reina la conveniencia. Por eso, con respeto y claridad, me permito presentar un breve listado de diez almas elevadas, personas tan grandes que su tiempo no las comprendió
y el mundo, incapaz de contenerlas, las llamó “locas”:
1. Jesucristo
Sus parientes decían que “estaba fuera de sí” (Marcos capítulo tres, verso 21),
y los fariseos afirmaban que tenía demonio (Juan capítulo diez, verso 20).
Sin embargo, su mensaje de redención trastocó imperios
y su cruz se convirtió en bandera de salvación.
2. Juana de Arco
Una pastora que escuchó la voz del cielo y se alzó con fe en medio de los cañones.
Quemada como hereje por hombres que jamás comprenderían su llama.
Hoy es santa y símbolo de valor.
3. Isaac Newton
En su obsesiva búsqueda de las leyes que rigen el universo,
fue tildado de extraño, raro, excéntrico… loco.
Pero sus cálculos son aún la base de nuestra ciencia.
4. Nikola Tesla
El mago de la electricidad, que soñaba con iluminar al mundo sin cobrar por ello.
Fue marginado por sus contemporáneos,
pero su “locura” es hoy energía que palpita en nuestros hogares.
5. Sócrates
El maestro del diálogo fue condenado por “corromper a la juventud”.
Por enseñar a pensar, por enseñar a dudar, por enseñar a ser.
Tomó la cicuta con dignidad, como lo hacen los verdaderamente cuerdos.
6. San Francisco de Asís
Despojado de todo, abrazó la pobreza como riqueza del alma.
Le llamaron demente… pero su locura hoy se reza en todas las lenguas.
7. Martín Lutero
Clavó 95 verdades en la puerta de un templo,
y con ello abrió una ventana a la Reforma.
Lo llamaron fanático, rebelde, trastornado.
Pero la Palabra volvió al pueblo, y la fe se desató como río libre.
8. Vincent van Gogh
Vivió entre pinceles y tinieblas.
Escuchó voces, sí… pero también vio colores que nadie antes había visto.
Murió en soledad. Hoy, sus cuadros valen millones y su alma, aún más.
9. Galileo Galilei
“Eppur si muove” y sin embargo, se mueve.
Desafió al dogma con su telescopio y fue sentenciado.
No por estar errado, sino por ver demasiado lejos.---
10. Simón Bolívar
Unió pueblos, cruzó montañas, soñó con una patria grande.
Fue exiliado, vilipendiado y traicionado.
Pero su nombre está hoy grabado en la historia como libertador.
Reflexión final:
A menudo, lo que el mundo llama locura…
es simplemente la verdad aún no comprendida,
la fe que incomoda, la pasión que abruma,
la honestidad que desnuda.
Como bien dijo el apóstol Pablo:
“Si estamos locos, lo estamos para Dios”
(2ª a los Corintios capítulo cinco, verso 13).
Así que si alguna vez te llaman loco por ser diferente,
por pensar más allá, por ser íntegro, por no vender tu conciencia,
dale gracias a Dios.
Es probable que estés más cuerdo que muchos.
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