Por Cesáreo Silvestre Peguero
Hay hombres que no necesitan escenario para brillar, porque su sola esencia proyecta una luz que no se apaga…
Roberto Luis Benítez (Robert) es uno de ellos.
Se nace con temple o no se nace. Y él fue cincelado por la vida con ese acero que sólo otorga el dolor y la dignidad. Su voz, clara y firme, no sólo comunica noticias: pronuncia convicciones. Su palabra no pretende adornar lo trivial; busca despertar, cuestionar, provocar el pensamiento. Su porte denota rectitud, aunque algunos con mirada ligera lo tilden de altivo. Pero basta tratarle de cerca para descubrir que debajo de esa firmeza habita un ser humano noble, solidario y sencillo.Un servidor que tiende la mano sin esperar retorno.
Nació el 8 de octubre del año 1970 en San Pedro de Macorís, hijo de Doña Ramona Benítez y don Luis Morales (fallecido). Su historia no ha sido un jardín de rosas. Las puertas que se le cerraron no detuvieron su marcha; al contrario, forjaron en él un carácter resiliente. Confiesa sin vanagloria que ha logrado lo que muchos creían imposible. Y lo ha hecho sin pisotear a nadie, porque para él, el éxito no es un pedestal desde donde mirar por encima del hombro, sino la consecuencia natural del esfuerzo sembrado con rectitud.
Su formación es amplia y sólida: cursó locución en la Escuela Nacional de Locución, realizó estudios superiores en la Universidad O&M, la Universidad Central del Este y la Universidad del Caribe. Sus primeros pasos los dio en la Escuela Luis Arturo Bermúdez; luego en San Antonio y en el Centro Académico Roger. Inició su carrera leyendo noticias en Radio Mar, pero su ruta se expandió con determinación. Fue voz noticiosa en COC Radio, de Estéreo 98 y de Sultana FM, donde dejó una huella imborrable.
Su voz ha sido estandarte en medios como Canal 10, Canal 22 y el canal TV 43, donde fue director de la Cadena Regional de Noticias (CRN). En este mismo canal, conducía el programa “Protagonistas de frente”, donde su independencia editorial le ha permitido decir lo que otros callan. También fue corresponsal de Noticias SIN y supervisor de telemarketing para los periódicos Listín Diario y Hoy.
A pesar de su amplio reconocimiento, Roberto no se considera dueño de la verdad. Prefiere aprender, dialogar, y cuando es necesario guardar silencio. Su incursión en el Derecho no tiene fines de poder ni prestigio; simplemente buscó adquirir conocimientos para defender con más profundidad los principios que abraza desde la comunicación. "No quiero ser un gran jurista; quiero conocer mis derechos", afirma con serenidad.
Rechaza formar parte de gremios donde la confraternidad es superficial y los principios se diluyen entre intereses. No se aísla por vanidad, sino por ética. Dice: “Para ser conflictivo, prefiero mantenerme al margen”. Esa exigencia que le habita no le permite ser parte de la mediocridad.
La gente le atribuye muchas etiquetas. Algunos lo llaman egocéntrico, otros lo consideran inspirador. Él no se defiende. Sabe que cada cabeza es un mundo. Admite, sí, que su carácter le juega malas pasadas. Que sus estallidos emocionales a veces lo delatan. Pero está en lucha consigo mismo, como lo están los que buscan pulirse cada día.
En el plano personal, fue casado con Chanella Torrez de Benítez, con quien procreó a su mayor ternura: la pequeña Eibi Abigail Torrez Benítez. Una hija a la que honra con su ejemplo y presencia constante.
Le gusta compartir, bromear con nobleza y regalar favores sin condiciones. Es, como dicen en buen dominicano, un "chécheroso sano", que sabe distinguir entre la broma ligera y la ofensa innecesaria.
Desde los micrófonos, ha intentado cambiar realidades. Se ha dolido por los males de su pueblo y ha denunciado injusticias con la frente en alto.
Y aunque reconoce que no ha vencido todos los gigantes sociales, sigue luchando con la esperanza de mover conciencias.
No sueña con el poder. Sueña con respeto. No busca aplausos, sino impacto. No persigue fama, sino propósito.
Es, sin dudas, uno de esos talentos decidido echar raíces en su Región Este… aun sabiendo que muchos solo valoran lo que pierden cuando ya es tarde.
San Pedro de Macorís tiene en Roberto Benítez una joya de voz, un defensor de las causas justas, un comunicador que honra el oficio, un hombre de principios...
Y sobre todo, un hijo del pueblo que no se cansa de ser auténtico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario