Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. -Filipenses 4:13

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9

Periodista Cesáreo Silvestre Peguero, editor de este portal Web.

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viernes, 25 de julio de 2025

¿Gremio o apéndice político?

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Por Cesáreo Silvestre Peguero

Los gremios nacieron para ser voz… no eco. Para levantar la dignidad, no para arrastrarla.

Cuando no se politizan, asumen un rol vital en el ámbito laboral y social. Son el canal de reclamo, el refugio del trabajador, la tribuna del justo. Pero cuando se arrodillan ante el poder, dejan de representar a los suyos y se convierten en cómplices de lo que antes denunciaban.

Hoy, muchas asociaciones, sindicatos y juntas vecinales han claudicado. Perdieron el aliento que tuvieron cuando aspiraban, cuando prometían cambio y decencia. Ahora lucen disfrazadas, traicionando a quienes los eligieron. Se visten con el ropaje de la politiquería vulgar, y venden por migajas lo que debía ser sagrado: la conciencia colectiva.

Los partidos han penetrado hasta el tuétano. Lo ha hecho la oposición, y con más vehemencia, el partido oficialista. El PRM, como los anteriores, ha colonizado entidades sociales, federaciones campesinas y sindicatos profesionales, utilizando métodos hábiles, pero no nobles. Compran voluntades… y luego se burlan.

Sin embargo, no todos nos hemos vendido. Quienes me conocen, saben que he caminado con firmeza, sin dobleces, rechazando siempre las artimañas políticas que humillan al pueblo. Por eso alzo la voz, no como reacción de enojo, sino como ejercicio de conciencia.

Este domingo 27 de julio, la Asociación de Locutores de San Pedro de Macorís se encuentra ante una encrucijada: rendir su autonomía o recuperar su dignidad.

No es una simple elección, es una decisión histórica. O se continúa la ruta de la complacencia servil al poder de turno, o se abraza la valentía de ser independiente y útil.

Votar por Elvin Rodríguez y la plancha #2 Juventud y experiencia, es votar por la dignidad que aún respira, por el trabajo sin banderías, por la unidad sin servidumbres. Con él, la Asociación puede redimirse, reencontrarse, revivir.

El voto de este domingo no es solo por una persona…

Es por la memoria de lo que fuimos, y la esperanza de lo que aún podemos ser.

El dulce peso del cargo

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Por Cesáreo Silvestre Peguero

Es disque un sacrificio… pero le ha gustado el “calguito”. Jajaja… ¡sí, ríe el pueblo con rabia disfrazada! Porque a esta altura, ya nadie cree en los que repiten que vuelven por vocación. Todos, con el mismo libreto, se aferran al puesto como si el cargo fuera corona y no cruz.








La reelección se ha vuelto un vicio, una repetición vacía donde el mérito no pesa tanto como el cálculo. Dicen servir, pero se sirven. Dicen representar, pero se representan a sí mismos. Se venden como mártires, pero disfrutan del poder como si fueran eternos. ¡Y vuelven... siempre vuelven!

Dirijo estas líneas con firmeza y tristeza a Rosanna Cedano, secretaria general del SNTP, a quien un día defendí con lealtad, apoyando su plancha sin reservas. Me gané enemigos por ese respaldo, y sin embargo, cuando fui ultrajado en el despacho del gerente financiero del Ayuntamiento de San Pedro de Macorís, ella prefirió el silencio. Y el silencio, compañera, también es una forma de traición.

No pedía que se alzaran pancartas… solo que se levantara la voz. Pero usted eligió la conveniencia antes que la conciencia. No honró la confianza, ni mostró gratitud. Se quedó del lado del poder, del lado de quienes hoy desacatan una resolución legítima que favorece a Documentales Reales S.A., la institución que con tanto sacrificio he fundado y represento.

Hoy, con el alma limpia y la voz clara, digo que no contará con mi voto. En su momento se lo di, y aún me pesa haberlo hecho. Debí votar por el “Mellizo”, aunque no fuera de mi línea, pero era más digno que su silencio cómplice. Aún hoy lo digo... y lo seguiré diciendo.

Hay luchas que no se ganan con discursos, sino con coherencia. Y hay cargos que no se honran con reelecciones, sino con gestos firmes. Ser dirigente no es subir fotos ni hacer alianzas con el poder de turno: es tener valor para ponerse del lado del que ha sido golpeado.

No escribo desde el rencor, sino desde la verdad. Y si esta palabra hiere, que hiera… pero que despierte. Porque el que calla ante una injusticia, deja de ser compañero. Y el que se abraza al poder cuando otros caen, ha perdido el derecho de llamarse líder.

Roberto Luis Benítez: Voz que talla destino en la piedra de la verdad

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Por Cesáreo Silvestre Peguero

Hay hombres que no necesitan escenario para brillar, porque su sola esencia proyecta una luz que no se apaga…

Roberto Luis Benítez (Robert) es uno de ellos.

Se nace con temple o no se nace. Y él fue cincelado por la vida con ese acero que sólo otorga el dolor y la dignidad. Su voz, clara y firme, no sólo comunica noticias: pronuncia convicciones. Su palabra no pretende adornar lo trivial; busca despertar, cuestionar, provocar el pensamiento. Su porte denota rectitud, aunque algunos con mirada ligera lo tilden de altivo. Pero basta tratarle de cerca para descubrir que debajo de esa firmeza habita un ser humano noble, solidario y sencillo.

Un servidor que tiende la mano sin esperar retorno.

Nació el 8 de octubre del año 1970 en San Pedro de Macorís, hijo de Doña Ramona Benítez y don Luis Morales (fallecido). Su historia no ha sido un jardín de rosas. Las puertas que se le cerraron no detuvieron su marcha; al contrario, forjaron en él un carácter resiliente. Confiesa sin vanagloria que ha logrado lo que muchos creían imposible. Y lo ha hecho sin pisotear a nadie, porque para él, el éxito no es un pedestal desde donde mirar por encima del hombro, sino la consecuencia natural del esfuerzo sembrado con rectitud.

Su formación es amplia y sólida: cursó locución en la Escuela Nacional de Locución, realizó estudios superiores en la Universidad O&M, la Universidad Central del Este y la Universidad del Caribe. Sus primeros pasos los dio en la Escuela Luis Arturo Bermúdez; luego en San Antonio y en el Centro Académico Roger. Inició su carrera leyendo noticias en Radio Mar, pero su ruta se expandió con determinación. Fue voz noticiosa en COC Radio, de Estéreo 98 y de Sultana FM, donde dejó una huella imborrable.

Su voz ha sido estandarte en medios como Canal 10, Canal 22 y el canal TV 43, donde fue director de la Cadena Regional de Noticias (CRN). En este mismo canal, conducía el programa “Protagonistas de frente”, donde su independencia editorial le ha permitido decir lo que otros callan. También fue corresponsal de Noticias SIN y supervisor de telemarketing para los periódicos Listín Diario y Hoy.

A pesar de su amplio reconocimiento, Roberto no se considera dueño de la verdad. Prefiere aprender, dialogar, y cuando es necesario guardar silencio. Su incursión en el Derecho no tiene fines de poder ni prestigio; simplemente buscó adquirir conocimientos para defender con más profundidad los principios que abraza desde la comunicación. "No quiero ser un gran jurista; quiero conocer mis derechos", afirma con serenidad.

Rechaza formar parte de gremios donde la confraternidad es superficial y los principios se diluyen entre intereses. No se aísla por vanidad, sino por ética. Dice: “Para ser conflictivo, prefiero mantenerme al margen”. Esa exigencia que le habita no le permite ser parte de la mediocridad.

La gente le atribuye muchas etiquetas. Algunos lo llaman egocéntrico, otros lo consideran inspirador. Él no se defiende. Sabe que cada cabeza es un mundo. Admite, sí, que su carácter le juega malas pasadas. Que sus estallidos emocionales a veces lo delatan. Pero está en lucha consigo mismo, como lo están los que buscan pulirse cada día.

En el plano personal, fue casado con Chanella Torrez de Benítez, con quien procreó a su mayor ternura: la pequeña Eibi Abigail Torrez Benítez. Una hija a la que honra con su ejemplo y presencia constante.

Le gusta compartir, bromear con nobleza y regalar favores sin condiciones. Es, como dicen en buen dominicano, un "chécheroso sano", que sabe distinguir entre la broma ligera y la ofensa innecesaria.

Desde los micrófonos, ha intentado cambiar realidades. Se ha dolido por los males de su pueblo y ha denunciado injusticias con la frente en alto.

Y aunque reconoce que no ha vencido todos los gigantes sociales, sigue luchando con la esperanza de mover conciencias.

No sueña con el poder. Sueña con respeto. No busca aplausos, sino impacto. No persigue fama, sino propósito.

Es, sin dudas, uno de esos talentos decidido echar raíces en su Región Este… aun sabiendo que muchos solo valoran lo que pierden cuando ya es tarde.

San Pedro de Macorís tiene en Roberto Benítez una joya de voz, un defensor de las causas justas, un comunicador que honra el oficio, un hombre de principios...

Y sobre todo, un hijo del pueblo que no se cansa de ser auténtico.

"La absurda locura de la luz"

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Por Cesáreo Silvestre Peguero

Usar epítetos para restar mérito a otro es una de las formas más bajas de la vileza humana.

Es el recurso exiguo de los que no pueden brillar, y por eso procuran apagar la luz ajena.

El que descalifica con apodos, se retrata a sí mismo más de lo que define al otro.

Desnotar al prójimo es una cobardía disfrazada de juicio. Es la muletilla de quienes caminan sin méritos propios. Es un craso error tan repetido como ruin pretender resplandecer en el lodo de la envidia.

Cada ser humano ha recibido de Dios sus dones: destreza, talento, capacidad…

y también un tiempo, un lugar, una misión.

Pero cuando uno de ellos —en un ambiente laboral, profesional, gremial o incluso familiar empieza a irradiar conocimiento, sensibilidad o excelencia, los mediocres se estremecen.

Se sienten desafiados, expuestos, pequeños.

Y entonces echan mano del adjetivo barato: “¡Ese está loco!”

Es un acto de pereza intelectual y flaqueza moral usar el término “loco” para desmeritar a quien piensa diferente, a quien se adelanta a su tiempo, a quien tiene fe donde otros dudan, a quien habla de justicia donde reina la conveniencia. Por eso, con respeto y claridad, me permito presentar un breve listado de diez almas elevadas, personas tan grandes que su tiempo no las comprendió

y el mundo, incapaz de contenerlas, las llamó “locas”:

1. Jesucristo

Sus parientes decían que “estaba fuera de sí” (Marcos capítulo tres, verso 21),

y los fariseos afirmaban que tenía demonio (Juan capítulo diez, verso 20).

Sin embargo, su mensaje de redención trastocó imperios

y su cruz se convirtió en bandera de salvación.

2. Juana de Arco

Una pastora que escuchó la voz del cielo y se alzó con fe en medio de los cañones.

Quemada como hereje por hombres que jamás comprenderían su llama.

Hoy es santa y símbolo de valor.

3. Isaac Newton

En su obsesiva búsqueda de las leyes que rigen el universo,

fue tildado de extraño, raro, excéntrico… loco.

Pero sus cálculos son aún la base de nuestra ciencia.

4. Nikola Tesla

El mago de la electricidad, que soñaba con iluminar al mundo sin cobrar por ello.

Fue marginado por sus contemporáneos,

pero su “locura” es hoy energía que palpita en nuestros hogares.

5. Sócrates

El maestro del diálogo fue condenado por “corromper a la juventud”.

Por enseñar a pensar, por enseñar a dudar, por enseñar a ser.

Tomó la cicuta con dignidad, como lo hacen los verdaderamente cuerdos.

6. San Francisco de Asís

Despojado de todo, abrazó la pobreza como riqueza del alma.

Le llamaron demente… pero su locura hoy se reza en todas las lenguas.

7. Martín Lutero

Clavó 95 verdades en la puerta de un templo,

y con ello abrió una ventana a la Reforma.

Lo llamaron fanático, rebelde, trastornado.

Pero la Palabra volvió al pueblo, y la fe se desató como río libre.

8. Vincent van Gogh

Vivió entre pinceles y tinieblas.

Escuchó voces, sí… pero también vio colores que nadie antes había visto.

Murió en soledad. Hoy, sus cuadros valen millones y su alma, aún más.

9. Galileo Galilei

“Eppur si muove” y sin embargo, se mueve.

Desafió al dogma con su telescopio y fue sentenciado.

No por estar errado, sino por ver demasiado lejos.---

10. Simón Bolívar

Unió pueblos, cruzó montañas, soñó con una patria grande.

Fue exiliado, vilipendiado y traicionado.

Pero su nombre está hoy grabado en la historia como libertador.

Reflexión final:

A menudo, lo que el mundo llama locura…

es simplemente la verdad aún no comprendida,

la fe que incomoda, la pasión que abruma,

la honestidad que desnuda.

Como bien dijo el apóstol Pablo:

“Si estamos locos, lo estamos para Dios”

(2ª a los Corintios capítulo cinco, verso 13).

Así que si alguna vez te llaman loco por ser diferente,

por pensar más allá, por ser íntegro, por no vender tu conciencia,

dale gracias a Dios.

Es probable que estés más cuerdo que muchos.

Cuando el Evangelio se usa como disfraz

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Hay dolores que no se gritan, pero se escriben...

Dolores que no nacen del enojo ni de la decepción momentánea, sino de una pena honda, como la que produce ver caer a quien ha sido inspiración. No acuso. No condeno. Solo nombro lo que duele.

Fernando Villalona, ícono del canto popular, alma vibrante del merengue y de la canción romántica, nos regaló una vez el testimonio de su conversión, de su renacer en Cristo. Grabó himnos que tocaron corazones, y con lágrimas en los ojos, muchos creímos en su nueva senda. Hoy, en un gesto aparentemente inocente, vuelve a exhibirse como antes... y eso inquieta el alma.

No soy juez de hombres, pero tampoco cómplice del silencio.

Admirar a alguien no impide señalarle el desvío. Con Dios no se juega. Quien alza la bandera del Evangelio, debe entender que ha entrado en un terreno sagrado, donde las palabras no se recogen con risas ni las caídas se aplauden como ocurrencias. El que un día dijo haber vencido las adicciones no puede coquetear de nuevo con los velos del pasado. El vicio no es solo una jeringa ni una botella, es todo aquello que nos aleja de la voluntad divina... Y fumar aunque parezca menor no es gesto liviano para quien se ha ofrecido públicamente como redimido.

A veces la fama construye altares falsos, donde el ego se sienta a recibir alabanzas.

Y si nadie te dice que estás mal, puedes creer que todo te es lícito. Pero lo lícito no siempre es digno. El Evangelio no es una etiqueta para marketing espiritual, ni un trampolín para adornar la carrera de un artista. Es cruz, es renuncia, es vida crucificada. No se puede estar en la luz y juguetear con las sombras. No se puede cantar a Dios el domingo y encender lo que aflige al cuerpo y debilita el alma el lunes. Con Dios no se improvisa. Con Dios no se simula.

Quizá Fernando actúa desde la inocencia o desde la vanidad que lo rodea.

Quizá nadie le ha dicho que debe definirse, que no puede caminar con un pie en la Verdad y otro en la apariencia. Por eso escribo. Porque aún creo que puede volver a mirar al cielo, y decir: "Perdóname, Señor, he confundido tu altar con mi escenario". No para juzgarlo, sino para rogarle que se levante con dignidad, que no permita que su historia de redención se diluya en frivolidades. Porque no solo canta... representa a muchos que buscan luz en medio de sus propias sombras.

Lo que expuso en su página no es solo una foto: es una señal de alerta.

Y mientras otros comentan con risas o indiferencia, yo prefiero dejarle estas líneas como quien deja una vela encendida al pie de una cruz. Que lo piense. Que vuelva. Que sepa que con Dios no se burla, pero sí se puede empezar de nuevo, si hay arrepentimiento. Y al pueblo que lo sigue, que no lo excuse en nombre del cariño, sino que le ayude a recordar que cuando se habla en nombre de Cristo, no se puede vivir como si Él no importara.