Contrario a la apreciación generalizada, la
Dirección General de Impuestos Internos no considera que la informalidad en el ejercicio de determinadas actividades productivas o comerciales sea un importante mecanismo de evasión fiscal con una pérdida significativa en las recaudaciones.
Esto así, debido a l
a existencia de un estudio minucioso, basado en los micro-datos de la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT) del 2010, donde se reveló que “los individuos informales” representan un 56.6 por ciento de la población ocupada pero que el 94.7 por ciento del total está por debajo del mínimo exento del Impuesto sobre la Renta para las personas físicas
Esto significa que aun cuando esos individuos estuvieren en actividades formales,
sus ingresos los colocarían como no contribuyentes.
Los datos están contenidos en el último número de la revista institucional de la
DGII, Moderna que cita el estudio realizado por Rolando Guzmán, “La Informalidad en el Mercado laboral urbano de la República Dominicana”, para establecer que ese sector no es potencial foco de evasión.
De acuerdo con los datos suministrados, aproximadamente se retienen dos
mil 878.9 millones por concepto de ISR a proveedores informales, según datos de NCF de proveedores informales. Estimación basada en los montos facturados por NCF número 11 en el 2010. Si estas personas presentaran declaración posiblemente se tendría que reembolsar dicho impuesto, porque el monto retenido supera lo que tendría que pagar si declarara.
Cita que al menos el 95% de los individuos informales alcanzados por el ISR obtuvo
un nivel educativo primario, mientras un 5% no alcanzó ningún nivel educativo. Esto sugiere que los individuos que operan en la informalidad tienen cierta conciencia de lo que hacen.
El 80.7% de los informales gravados por el ISR a las personas físicas vive en zonas
urbanas. La mayoría se encuentra en Santo Domingo de Guzman (12%), Santiago de los Caballeros (9%), Puerto Plata (5%) y San Francisco de Macorís (4%).0
En el documento citado elaborado por Guzmán en conjunto con el Banco
Mundial, el Banco Central y el Ministerio de Economía, se describen los resultados de una encuesta sobre los beneficios y costos de la informalidad. |
Jima Abajo, La Vega.-Una discusión entre un agente policial y un civil terminó con la muerte de ambos, en un negocio de una estación de gasolina, en la comunidad Jima Abajo, La Vega.
El raso policial fue identificado como Jonathan de Jesús Estévez, de 22 años, y el civil era Junior Manuel García Santos, de 23.
Según los reportes, durante una discusión entre el raso y el ciudadano que se produjo en el negocio de expendio de comidas y bebidas de la bomba, el primero mató de varios disparos al segundo en las afueras de la gasolinera, que queda en el sector Rincón, a pocos metros de la iglesia Santa Rosa de Lima.
Cuando el policía De Jesús Estévez se disponía a alejarse del lugar, los amigos del fallecido García Santos lo tumbaron del motor que quemaron, y lo mataron a pedradas, machetazos y tiros.
En esta comunidad son constantes las quejas por la cercanía que hay entre la iglesia y la bomba, que frecuentemente es escenario de pleitos.