Por Cesáreo Silvestre Peguero
En tiempos donde la verdad se alquila, donde muchos prefieren la comodidad del silencio, Manuel Ureña ha elegido el camino más difícil: la coherencia, la acción y el servicio.
No es boxeador, pero nunca ha perdido una batalla.Sus victorias no están en el cuadrilátero, sino en el alma de los barrios, en los micrófonos honestos y en la gestión transparente.
Ha presidido con éxito la Asociación de Locutores de San Pedro de Macorís, la Unión de Juntas de Vecinos, lideró magistralmente el Sindicato de Trabajadores de la Prensa a nivel local (SPM). Es un escritor y gestor cultural con vocación de servicio.
Moca lo vio nacer, pero Macorís lo adoptó con gratitud. Aquí ha sembrado más que muchos nativos. Su liderazgo no nació en oficinas ni en cafés de intelectuales, sino entre las calles polvorientas, los reclamos justos y los micrófonos responsables.
Como presidente de la Asociación de Locutores logró lo nunca visto: más de 135 exámenes realizados en Macorís por la Comisión de Espectáculos Públicos, un récord en carnetización y una institucionalidad reformada.
En la Unión de Juntas de Vecinos, multiplicó por diez las entidades activas, la unificó. No dirige desde el escritorio: camina, escucha, gestiona. Su estilo directo ha incomodado a quienes prefieren
la prensa muda y los periodistas domesticados. Él prefiere el corazón a la diplomacia tibia. Por eso ha sido amenazado, empujado por policías, silenciado por intereses, pero nunca doblegado.
“El éxito es la constancia del trabajo”, repite con convicción. Cree en una comunicación que denuncia con pruebas y que ofrece soluciones viables. No ha llegado a la cima por suerte, sino por entrega, lucha y carácter. Este sábado 28 de junio, a partir de las 9:00 de la mañana,
en el salón principal del Edificio de Tecnología de la UASD, durante la Asamblea Nacional del Movimiento Marcelino Vega (MMV), los comunicadores del país tenemos una cita con la historia.
Es tiempo de poner al frente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) a alguien que lo dignifique, que lo encarne, que no hable de ética, sino que la viva. Ese alguien es Manuel Ureña.
Votemos por quien no ha claudicado. Por quien ha demostrado que la verticalidad aún es posible. Por quien ha hecho de su voz una herramienta de justicia. Por quien ha encendido esperanza en un gremio que clama por renovación.
¡Comunicador, no vendas tu voto!
Haz historia con tu conciencia.
Este sábado, vota por Manuel Ureña. Tu pluma lo merece, tu voz también.