Por Cesáreo Silvestre Peguero
Lograr conquistas reales en la vida exige más que ambición: exige templanza, visión, disciplina…
Así ha caminado Sergio Antonio Cedeño De Jesús, hombre de verbo claro y manos limpias, uno de los más laboriosos y visionarios síndicos que ha tenido San Pedro de Macorís. Periodista, educador, escritor y politólogo, egresado de la UCE y formado en altos centros académicos de España, Venezuela, EE.UU. y América Latina.
Su vida no ha sido un salto, sino una escalera: peldaño a peldaño. Catedrático, consultor internacional, charlista de organismos como
Oriundo de Higüey, pero petromacorisano por entrega, desde muy joven asumió la educación, la cultura, la política y la comunicación como trincheras para servir.
el IFE de México, el Tribunal Supremo del Perú y el Instituto Republicano de EE.UU.
Fue síndico en tiempos difíciles. Erradicó vertederos históricos, reconstruyó una ciudad devastada por el huracán Georges, unió barrios con puentes y gestionó espacios para el alma, como el panteón de los periodistas.
Como autor, ha sembrado ideas con tinta firme; y como legislador, impulsó leyes que defendieron el medioambiente, la libertad digital y el desarrollo regional.
Nunca se embriagó de poder, ni negó ayuda por banderías políticas. Sergio es accesible, de mirada limpia y palabra ponderada.
Cree en la política sin odios, y en el desarrollo como causa común.
Quien lo conoce sabe que no ha llegado por accidente: ha llegado por méritos, por servicio, y por convicción.
Que su legado nos inspire a construir, no a dividir. A servir, no a brillar.
Porque el verdadero poder… es el que deja huella sin pisar a nadie.
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