Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. -Filipenses 4:13

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9

Periodista Cesáreo Silvestre Peguero, editor de este portal Web.

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domingo, 29 de junio de 2025

“Provincia sin brújula.”

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Por Cesáreo Silvestre Peguero 

Dios, en su infinita sabiduría, me permitió nacer en una porción de los 48,422 kilómetros cuadrados que conforman la amada geografía de nuestra República Dominicana. No fue al azar porque con Dios no hay casualidad, sino bajo el trazo exacto del Creador, quien en su soberanía ubicó a cada pueblo en su respectiva región: Norte, Sur y Este.


Soy del Este, de la tierra donde el sol se asoma primero… pero a veces, confieso, quisiera que el Este fuera el Norte. No por renegar de mis raíces, sino por anhelar el sentido de pertenencia, el empuje común y la visión compartida que he visto brillar con fuerza en otras regiones.

El Norte, por ejemplo, ha aprendido a tejer logros colectivos, a defender sus conquistas como quien protege su pan diario. Ha sembrado unidad, y cosecha progreso. Mientras tanto, en la Región Este, y en especial en San Pedro de Macorís mi cuna, mi herida, se arrastra la sombra amarga de la segregación social.


La ciudad está partida por líneas invisibles, donde las divisiones grupales han cavado abismos. En vez de puentes, se levantan muros; en vez de abrazos, se lanzan desdenes. La unidad es un eco lejano, y la tirantez se ha vuelto costumbre.

Mientras otras provincias luchan por preservar su identidad y elevar su arte, en la mía, los monumentos se pudren bajo el polvo del descuido. Las manifestaciones culturales agonizan sin aplauso. El folklore, despojado de respeto, se desvanece en el olvido. Y mientras los groseros avanzan con estridencia, los verdaderos luchadores, los que quieren construir, no dividir, son silenciados, ridiculizados, marginados.

Es este el retrato de una provincia sin brújula…

Donde el Este amanece todos los días, pero no termina de despertar.

Realizan proyección Audiovisual

 Por FUPENSE


San Pedro de Macorís.– La Fundación Cívica y Cultural Periodismo Con Sentido, presidida por el periodista y escritor Cesáreo Silvestre Peguero, presentó con solemne reverencia su más reciente obra audiovisual:

Vocación de Servicio, un canto visual que enaltece la vida del coronel de bomberos Víctor Avelino Uribe, tejida con hilos de sacrificio, dignidad y entrega sin reservas. Una vida que no pidió focos, pero que alumbró caminos.

El acto, cargado de una emotividad que no se disimula y una fuerza histórica que interpela, tuvo lugar en la Estación de Bomberos BX2, en la carretera San Pedro–Romana. Allí se congregaron rostros de la comunidad, figuras sociales y familiares del homenajeado, todos reunidos bajo un mismo designio: rendir tributo al valor silente y al heroísmo cotidiano que rara vez ocupa titulares, pero que sostiene las entrañas de un pueblo.

Fue el mismo coronel Avelino quien abrió formalmente el evento. Con palabras humildes, bañadas de una nobleza inquebrantable, elevó un mensaje que caló hondo: el deber cumplido no pide medallas, pero sí memoria.

La lectura bíblica fue proclamada por el oficial de bomberos, comunicador y abogado Ruddy Bonaparte, quien leyó con unción desde 1 Pedro capítulo cuatro, versos del 7 al 11, recordándonos que todo don ha de ponerse al servicio de los demás, como testimonio vivo de la multiforme gracia de Dios.

La mesa de honor estuvo compuesta por figuras que no solo respaldaban un acto, sino que validaban una historia. Junto al coronel Avelino se sentaron Cesáreo Silvestre Peguero; su hija Geidi Avelino; el ex-síndico y periodista Sergio Cedeño; el coronel José Hernández Quiñones (Pepecito); la coronela María Estévez y el actual intendente Rubén De La Cruz. Todos fueron testigos de un acto que más que homenaje, fue un acto de justicia restaurativa.

La conducción del evento, en manos del locutor, periodista y abogado Dr. Juan Bernardo Haché Feliciano, llevó ritmo, emoción y solemnidad a cada momento. Su palabra fue puente entre los corazones presentes y la profundidad de la causa celebrada.

El prólogo comentado, pieza esencial que da alma y estructura al documental, fue escrito con pericia por el periodista y escritor Sergio Cedeño, quien con verbo hondo supo encapsular el espíritu de una vida consagrada al bien común.

Durante su intervención, Cesáreo Silvestre Peguero pronunció el discurso central, donde no solo celebró al hombre homenajeado, sino que también alzó la voz como centinela de la verdad:

“Este documental no solo enaltece una vida ejemplar; también denuncia, con respeto pero sin ambages, la vergonzosa indiferencia institucional que ha negado al coronel Avelino su justa pensión. Treinta y cinco años de servicio, de entrega, de riesgos y noches sin luna no han sido suficientes para romper el muro de la burocracia. ¿Cuánto más ha de ofrecer un hombre para ser reconocido por su propia patria?”


Esta producción se suma a otras tantas tejidas con paciencia y pasión por Cesáreo Silvestre, obras que no son simples archivos ni adornos de estantería: son faros encendidos que desafían el olvido, son evangelios civiles que narran la fe del pueblo en sus propios héroes.

Y, sin embargo, pesa una ausencia. Una herida aún abierta: ni el Ministerio de Cultura ni el departamento cultural del Ayuntamiento local ofrecieron apoyo alguno para esta obra ni para el acto. Su ausencia no es neutra: es dolorosa, es reveladora. Porque cuando la cultura es dejada a su suerte, la patria empieza a tambalearse desde el alma.

A los comunicadores con conciencia, a los ciudadanos con sentido de historia, les corresponde ahora recoger esta antorcha y levantarla alto. Porque si el arte y la verdad no encuentran refugio en nosotros, ¿dónde habrán de sobrevivir?

Se exhorta a la comunidad viva y digna de San Pedro de Macorís a abrazar estos esfuerzos con decisión. Porque mientras algunos aplauden la frivolidad y promueven el ruido, otros —con menos recursos, pero más alma— están construyendo memoria, sembrando esperanza y bordando patria.

Solo un pueblo que honra a sus héroes, que guarda su historia como se guarda una oración, podrá levantar los ojos hacia el porvenir sin vergüenza.

Y al concluir la proyección, mientras las imágenes aún flotaban en el aire, varios de los presentes, conmovidos, compartieron impresiones que no fueron solo palabras, sino ecos del alma, reconociendo que lo vivido allí fue más que un evento: fue un acto de luz en medio de tanto olvido.

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