A ustedes, hermanos y hermanas del quehacer cultural,
a los periodistas, escritores, gestores,
a los hombres y mujeres que han hecho de la palabra y el arte
su trinchera para defender la memoria y la verdad:
¡Es tiempo de levantarse!
No podemos seguir siendo testigos mudos
de atropellos que, aunque parezcan pequeños,
son síntomas de una enfermedad mayor:
la indiferencia institucional,
el irrespeto a los acuerdos legítimos,
el uso del poder para premiar la sumisión
y castigar la conciencia libre.
Los invito, los convoco, los interpelo.
No por un caso personal,
sino por el principio que todos decimos defender.
Si un acuerdo del Consejo de Regidores puede ser ignorado
sin que ninguna voz se alce,
¿qué mensaje estamos dejando a las generaciones que vienen?
¿Vale más una prebenda que la verdad?
¿Vale más una fotografía con el poder que la memoria de nuestros héroes?
¿Acaso no es nuestra responsabilidad proteger la historia
de hombres como José Blanche,
que no negociaron su conciencia ni su lucha?
La cultura no puede ser cómplice.
El periodismo no puede ser rehén.
La sociedad no puede ser sorda ni ciega
ante el desprecio institucionalizado.
Por eso, convoco a los gremios periodísticos,
a las asociaciones de artistas, escritores, documentalistas,
a los centros culturales, a las universidades,
a pronunciarse, a no callar, a reclamar.
No por mí. Por nosotros. Por la historia.
Por lo que somos… y lo que aún podemos llegar a ser.
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