Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. -Filipenses 4:13

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9

Periodista Cesáreo Silvestre Peguero, editor de este portal Web.

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domingo, 29 de junio de 2025

Los Documentales de Cesáreo Silvestre

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Trece años despertando conciencia

Desde aquel año 2012, la voz y la mirada de Cesáreo Silvestre se convirtieron en antorchas encendidas frente a la oscuridad de la historia petromacorisana. Con el alma en la mano y la cámara como instrumento de revelación, ha sabido darle rostro, voz y dignidad a todo aquello que el tiempo, la indiferencia y el olvido pretendían enterrar. Su lente no se limita a grabar: redime. Su verbo no narra: despierta.



Las obras de Cesáreo no son reportajes ni archivos. Son plegarias filmadas. Son actos de fe cultural. Testimonios que viajan desde la entraña del pueblo hasta el rincón más íntimo de la conciencia. Cada documental es una semilla de memoria sembrada en la tierra viva del presente. Son palabras con rostro. Imágenes con alma. Instantes que se transforman en eternidad.

Ha ejercido su vocación como el sembrador que, sin esperar recompensa, cultiva en silencio. Sin el más mínimo apoyo económico del Estado, ha seguido caminando con fe. Ha documentado sin descanso, narrando desde los márgenes, iluminando las grietas, elevando lo pequeño, tocando lo invisible.


Rescató las notas de amargue de Marino Pérez y la melancolía poética de Ramón Torres. Dio rostro eterno a las voces silenciadas de Leo Martínez y Luis Manuel Medina, que aún claman desde lo más hondo del silencio. Fue eco fiel del compromiso sindical de José Blanche, y testigo de la serenidad mística de Fray Máximo Rodríguez, sembrador de fe en tierras áridas.

Volvió sus ojos al alma olvidada del municipio Ramón Santana, dignificando su historia tejida de ausencias. Lloró con la tragedia de un evangelista que murió por descuido, y expuso la llaga abierta del aborto adolescente, aún sangrante en el alma de nuestra sociedad. Documentó el vaivén del azúcar, esa industria que endulzó los días y sostuvo la economía con sudor y dignidad. Hizo visible la filantropía firme de Sonia Iris Reyes, capaz de ser ternura con carácter, y exaltó la vocación heroica del coronel Víctor Avelino, cuyo servicio fue entrega hasta el último aliento.

Cada uno de sus títulos ha sido una vela encendida en medio del viento. Una ofrenda a la memoria. Una carta abierta al futuro. Porque cuando un pueblo recoge su alma en imágenes verdaderas, deja de ser recuerdo: se convierte en raíz.
Desde 1993, su pluma escribe con propósito. Desde el 2012, su cámara ha sido espejo, lámpara y testigo de lo que somos. Trece años después, sus documentales y libros siguen siendo faros de conciencia en medio de una niebla cultural que amenaza con adormecer nuestra identidad.

Por eso San Pedro de Macorís no solo recuerda… se honra a sí mismo.
Hoy, mientras da los toques finales a El Refugio de los Dignos, un canto visual a la vida y la dignidad de los envejecientes de la Residencia Geriátrica Dr. Carl Th. Georg, Cesáreo reafirma su vocación con diez nuevas obras en proceso. Cada una dirigida a tocar lo más profundo del tejido social. Donde más duele. Donde más importa.

Su mirada se posa en la realidad desvalida de la niñez.
En la urgencia vital de promover la lactancia materna.
En el esfuerzo silencioso del sordo-mudo dentro de la vida productiva.
En el auge implacable del cáncer y su huella social.
En la necesidad impostergable de cuidar la salud mental.
En las heridas abiertas por el deterioro ambiental.
En las causas profundas de los conflictos en la pareja.
En el grito ignorado de las adicciones.
En la descomposición juvenil y sus raíces ocultas.
Y en la cultura como columna vertebral del desarrollo nacional.

Estas no son simples ideas. Son compromisos. Son promesas.
Promesas de verdad. Promesas de justicia. Promesas de memoria.
Pero… ¿hasta cuándo esta carga de conciencia tendrá que sostenerse sin respaldo institucional? ¿Hasta cuándo el arte testimonial será llevado sobre hombros solitarios? ¿No es deber moral y legal del Estado, y especialmente del Ministerio de Cultura, respaldar con recursos y reconocimiento a quienes elevan la dignidad del pueblo a través del arte?



Mientras exista una cámara que busque lo justo,
una pluma que abrace lo humano,
y un corazón que no se canse de contar lo que otros esconden,
la conciencia no dormirá del todo.


Gracias al trabajo incansable de Cesáreo Silvestre,
San Pedro de Macorís seguirá despertando.
No por nostalgia, sino por identidad.
No por costumbre, sino por justicia.
Una historia a la vez.

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