Este viernes se ha convertido en un día negro para la comunidad internacional. Una ola de ataques terroristas sacudieron a Francia, Túnez y Kuwait de manera casi simultánea: el saldo rojo de los tres atentados en los tres continentes supera los 50 muertos.
“Nosotros logramos salir corriendo y nos escondimos en la habitación”
Los hechos más sangrientos ocurrieron en Susa, centro turístico de Túnez, en donde al menos 28 personas perdieron la vida y 36 resultaron heridas luego de que dos hombres abrieran fuego contra los turistas que se encontraban en la playa frente al hotel de cinco estrellas Imperial Marhaba, en la ciudad de Susa, conocida por captar al turismo internacional.
El atentado también ha afectado al complejo turístico contiguo Soviva Resort. Diversos testigos han contado a los medios locales que los hombres llegaron a la playa en una lancha inflable, y que, al bajar, comenzar a detonar las balas a las personas que se encontraban tomando el sol.
Después siguieron los disparos en los hoteles. Varios extranjeros corrieron a refugiarse sin entender lo que estaba pasando. Algunos testimonios hablan de que además de las armas traían granadas.
La mayoría de las víctimas son alemanes y británicos. La prensa local reporta que entre los fallecidos hay personas de por lo menos seis diferentes nacionalidades.
Uno de los atacantes fue abatido entre el intercambio de disparos con las fuerzas de seguridad. Las imágenes lo mostraban vestido totalmente de negro, recostado sin vida boca abajo sobre el piso y con una ametralladora sobre su cabeza. La policía había montado un fuerte operativo de seguridad para buscar al segundo sospechoso.
Testigos que se encontraban en uno de los hoteles atacados explicaron a Efe que "dos o tres hombres entraron con fusiles en el hotel y abrieron fuego contra las personas que encontraban a su paso".
"Nosotros logramos salir corriendo y nos escondimos en la habitación. Ibamos a bajar a la calle y oímos gritos y avisos por megafonía", explicó por teléfono uno de los testigos, que pidió no ser identificado.
En Kuwait, la mezquita chiita Imán al Sadik fue atacada en la capital, mientras se encontraban en la oración del medio día. El Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) se atribuyó el ataque en un comunicado que difundieron en internet y cuya autenticidad no ha podido ser verificada. En él, acusan a los chiíes de promover el politeísmo y de intentar propagar su ideología entre los suníes, credo musulmán con el que se identifican los yihadistas.
Al menos 25 personas muerieron y otras 202 resultaron heridas, reconoció el Ministerio de Interior, quien ha condenado lo ocurrido y lo ha descrito como un crimen con el que se pretende "desgarrar la unidad nacional" del emirato del Golfo Pérsico.
El ataque fue perpetrado por un suicida que portaba un cinturón cargado con explosivos; ha sido identificado  como Abu Suleiman al Muahid.
El Consejo de Ministros ha convocado a una reunión urgente para seguir la situación y tomar las medidas oportunas.

En Francia una persona murió y otras dos resultaron heridas luego de un ataque contra un complejo industrial en la ciudad de Saint-Quentin-Fallavier. Un cuerpo sin vida y decapitado fue encotrado en las afueras de la fábrica química.
Fuentes cercanas a la investigación han indicado que la víctima era el gerente de la empresa de reparto en la que trabajaba el supuesto autor del crimen, a quien han identificado como Yasin Salhi, de 35 años.
La policía informó que el hombre llegó en una furgoneta que contaba con una autorización para entrar al lugar. Según los primeros indicios, Salhi llevaba dentro del vehículo el cadáver del gerente de su empresa de reparto, con sede en la vecina localidad de Chassieu, a quien probablemente asesinó esta misma mañana.
Una vez allí, se dirigió a un extremo de la fábrica, dejó la cabeza del difunto sobre una valla junto a banderas con inscripciones islámicas y depositó el cuerpo a una decena de metros.
Tras ello, el presunto asesino se dirigió a la entrada de la empresa y lanzó la furgoneta (se desconoce si con él mismo en su interior) contra bombonas de gas que había almacenadas. El impacto provocó una fuerte explosión.
Una estación de bomberos fue alertada por la detonación y varios efectivos se dirigieron hacia Air Products, donde uno de ellos consiguió reducir por la fuerza al supuesto asesino.
Otra persona fue arrestada por las fuerzas de seguridad, aunque todavía se ignora su implicación en los hechos.
Posteriormente fue detenida la mujer del presunto autor de los hechos, que vivía desde hacía seis meses en la cercana localidad de Saint-Priest con su marido y sus tres hijos.
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