Por Cesáreo Silvestre Peguero
Hay hombres que no necesitan estruendo para dejar huella.
Que no claman por atención, porque la nobleza de sus actos habla por ellos.
Tienen el tacto de los sabios y la templanza de los justos.
No hieren con sus palabras ni se ensoberbecen con sus logros.
Son como el viento que refresca sin ser visto,
como la luz que alumbra sin reclamar gloria.
Así es Don Calazán Omar Cepeda Polanco:
hombre de visión, de voz clara y corazón entero,
alma firme de la radiodifusión petromacorisana.
Dueño y fundador del Circuito Radial COC Radio Noticias,
arquitecto de conciencias, tejedor de ideas,
sembrador de una radio que no entretiene solamente: edifica.
Allí donde muchos medios se arrodillan al poder, Cepeda se ha mantenido de pie.
No por terquedad, sino por principios.
No por arrogancia, sino por fidelidad a su deber con la verdad.
Ha sido antorcha en el viento, cauce en medio del desierto, y bastión de independencia en una era de concesiones.
Desde los micrófonos de Radio Dial, Estéreo 98 y Sultana FM, se ha construido algo más que audiencia: ha levantado ciudadanía.
Sus emisoras no han sido simples transmisoras de sonido, sino templos del pensamiento crítico, escuelas de ética, y espejos donde la comunidad puede verse y pensarse.
Desde 1937, su pasión por la radio ha sido constante y fértil, como río que no cesa, como llama que no se apaga.
Su legado no está sólo en los premios que ha recibido aunque el Star Partner Award, otorgado por la Embajada de los Estados Unidos. Además de ese gran reconocimiento el recibe la mirada agradecida de un pueblo que lo reconoce como orientador, como voz confiable, como conciencia al aire.
Lo más hermoso es que ese reconocimiento también pertenece a su equipo: Francis Aníbal, July López, Jesús Sánchez, Alexis Forbes, Monchy Roquez, Anthony Richardson, Ramón Bustamante… y tantos otros que han aprendido el arte de comunicar
bajo su égida noble, donde la ética no se negocia y la verdad no se silencia. No ha sido solo empresario.
Ha sido maestro. Mentor.
Y en muchos casos, padre profesional de generaciones de comunicadores.
Como presidente de la Asociación Dominicana de Radiodifusoras (ADORA) y fundador de instituciones deportivas y sociales,
Don Omar ha demostrado que su radio no se transmite sólo por frecuencias, sino también por gestos, por obras, por compromiso con su comunidad.
El Poder Ejecutivo le concedió la Orden al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella.
Y no fue por azar ni por amistad política, sino porque su vida es un ejemplo…
Un civismo limpio, una fidelidad sin ruido, una trayectoria sin dobleces.
Hoy, cuando el ruido es más fuerte que la razón, cuando los micrófonos son usados como espadas y no como puentes, la figura de Don Omar se alza como un farol encendido
que no cambia con el viento, ni se apaga con el tiempo.
Que su ejemplo sea semilla. Que su voz nunca se calle.
Que su integridad siga siendo faro para los que vendrán.
Y que su vida, como una buena emisora, siga transmitiendo fe, verdad y servicio hasta donde alcance el aire… y más allá.
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