La definición del titulo de este artículo es el elemento de edificación que me motiva tratarlo.
Robar, es apoderarse de forma inconsulta de algo ajeno, no importa lo que sea, grande o "pequeño", costoso o "insignificante".
Es decir, el robo no tiene clasificación de precio o importancia para dejar de serlo; sin embargo, muchos creen que quien roba un pollo no es ladrón, no el que se roba un millón.
Como mística he consignado que de lo malo algo bueno se puede aprender, como de lo bueno algo malo puede echarlo a perder. He podido determinar que quienes pretenden censurar faltas a otros en ellos suele habituarse el mal que pretenden Ocultar.
He visto muchos con esta forma de actuar y que en ciertos casos a otros acostumbran a juzgar.
Este contenido bíblico se le podría aplicar a una persona que señale y hable mal del otro siendo en la mayoría de los casos peores los que fustigan el mal. En una ocasión observé a una persona apropiarse de un animal que a su casa erró en penetrar adueñándose la persona del animal; al hacerle la observación consideró que no robó sino "cogió". Queriéndose justificar por el "poco costo" que como precio tenía el animal.
No nos queramos justificar, porque robar es robo no importa cuan insignificante sea un objeto o un animal.
Esto me hizo reflexionar y aprender que antes de señalar nos debemos cuestionar, porque pudiésemos estar incurriendo en faltas, esto se pone de manifiesto cuando la inconciencia se hace sutil
algomasquenoticias@gmail.com
Por Cesáreo silvestre Peguero.
Periodismo con sentido.
San Pedro de Macorís, Republica Dominicana.