Sabemos por estudios sociológicos que en época de vacas flacas las ventas de pintalabios o chocolate, entre otros productos, se disparan. Frente a la adversidad ya sea económica o personal necesitamos sentirnos más guapos, encontrar un mayor bienestar.
Desde las altas esferas instan – sin considerar nuestros hábitos – a la más estricta austeridad; mientras la razón de nuestro cuerpo, mente y espíritu dicta sentencia contraria: fluir de acuerdo a su cauce natural.
En los tiempos que corren el boom de las experiencias no parece una cuestión extraña, queremos sentirnos vivos pues no solo la contemplación alimenta al hombre. La aventura, descubrir lo desconocido, dejarse llevar en definitiva es la respuesta lógica a nuestra innata curiosidad. Somos “homo creativus” en busca de acción, aguardado el momento para desplegar todo el potencial.
Las nuevas formas de turismo han sabido captar el anhelo íntimo de estímulos con una gratificación tal que bien merece su coste. Más allá de lo tangible venden experiencias, sensaciones, riqueza del alma…un turismo que emociona y despierta los cinco sentidos.
Si hay una empresa que sabe como pocas llevar a cabo esta filosofía es Sternalia, dedicada a la producción de eventos y proyectos culturales y científicos. Fundada en 2011 su máximo objetivo es dar a conocer espacios singulares, creados por la sociedad civil, desde la época medieval hasta la actualidad.
Tan pronto podemos estar en la Barcelona sefardí como disfrutar in situ de un espectáculo medieval. Sternalia obra el milagro cruzando la línea del tiempo a través de diferentes recreaciones solo posibles en sueños.
Para muestra un breve recorrido por algunas de sus producciones:
El ciclo de la naturaleza en Poblet: actividad ideal de temporada que nos permite conocer de cerca el mundo de las setas. En compañía de dos expertos micólogos orientan a los asistentes en la identificación de las setas más comunes así como recetas estrella de este manjar.
El Cielo de Poblet: durante todo el año, se celebra una noche de astronomía, aprovechando la nitidez de los cielos de la Conca de Barberá. Después de la charla y observación una magnífica cena con productos de la región y alojamiento en la Hospedería del Monasterio.
Cenas con estrellas: cielo y tierra se unen en un mismo punto. Se trata de una velada extrasensorial que no deja a nadie indiferente. Durante los meses de verano el Observatorio Fabra combina la divulgación científica y la observación astronómica con una sugerente propuesta gastronómica.
Durante el invierno, siguen abiertas las observaciones astronómicas con charla y visita guiada al museo y demás dependencias. En lugar de la cena, se da la bienvenida a los asistentes con una copa de cava o bebida sin alcohol, con un curioso “acento” de chocolate.
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