EL AUTOR es economista. Reside en Santo Domingo.
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Muchos conocen la frase que dice: “los hechos se repiten, aunque con diferentes números”, pero al fin y al cabo son acontecimientos que vuelven a refrescarnos la memoria, o como diría un poeta, lo que se va, vuelve con un disfraz diferente, pero es un retorno en definitiva.
Y en la alianza de nuevo cuño entre blancos y morados, que en un primer momento lo que resulta es la reducción del color morado intenso, convirtiéndolo en un color morado lila, haciendo lo mismo que hizo al mezclarse al más intenso de los colores, el rojo, que lo llevó a la tonalidad rosada.
En el próximo escenario electoral, que ya está en nuestras calles, la inesperada alianza morada-blanca, posee muchas características de la alianza rosada (Del año 2006), que si no se zurcen bien, cual expertos sastre o costurera, ésta va a hacer una reedición de la citada alianza que se hizo entre los coloraos y los blancos.
Todos recordamos que la referida Alianza Rosada resultó un fiasco, ya que la militancia del Partido Reformista, mayoritariamente votó morado por el PLD y Leonel Fernández. Puntualizamos que la alianza de referencia se hizo para los niveles congresuales y municipales.
Lo planteado en el párrafo anterior, anótelo con tinta indeleble, que si no hacen un trabajo de alianza inteligente, bien informada, con equilibrio y jugando con las cartas sobre la mesa, pero más aún, que cada cual entienda su posicionamiento electoral, y se den los pasos políticos de lugar, es decir los que convengan para el éxito.
Un acuerdo que en principio si no fue real, se vendió como algo exclusivo entre dos líderes únicamente (Danilo Medina y Miguel Vargas), y que el objetivo pareció más para afianzar, por un lado la reelección y por otro, salvar al buey que evidenciaba un hundimiento irreversible, no por un acuerdo o alianza en beneficio del país. Eso fue lo que dejó la impresión y así se generalizó en toda la Nación.
Además, la reelección, que aunque se hicieron esfuerzos para que se note como que fue algo natural, el tiempo va demostrando que se forzó el mingo, que realmente se hizo con astucias y destello de vileza, eso poco lo discuten, pero ahora toca intereses personales directos, y con los intereses no se juega.
Entonces, parece que olvidaban, que ciertamente un partido convertido en maquinaria electoral y en el poder, es casi imparable, pero de esa misma forma se deteriora la disciplina institucional del miembro, y si se realiza cualquier tipo de alianza o acuerdo político electoral y afecta los intereses, incluyendo los de los mismos reeleccionistas, no ya los heridos de Leonel, se va a provocar una unidad de los quillaos.
Y el que no tiene de otra, que preparó soga para su cuello, entonces, esa unificación de criterios entre mentes heridas, derrotadas y hasta burladas por su propia visión miope, nos da una variable muy delicada, que nadie puede prever el resultado y al destapar las urnas con esas incertidumbres, la sorpresa puede ser la menos agradable.
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