Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. -Filipenses 4:13

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9

Periodista Cesáreo Silvestre Peguero, editor de este portal Web.

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viernes, 25 de julio de 2025

¿Gremio o apéndice político?

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Los gremios nacieron para ser voz… no eco. Para levantar la dignidad, no para arrastrarla.

Cuando no se politizan, asumen un rol vital en el ámbito laboral y social. Son el canal de reclamo, el refugio del trabajador, la tribuna del justo. Pero cuando se arrodillan ante el poder, dejan de representar a los suyos y se convierten en cómplices de lo que antes denunciaban.

Hoy, muchas asociaciones, sindicatos y juntas vecinales han claudicado. Perdieron el aliento que tuvieron cuando aspiraban, cuando prometían cambio y decencia. Ahora lucen disfrazadas, traicionando a quienes los eligieron. Se visten con el ropaje de la politiquería vulgar, y venden por migajas lo que debía ser sagrado: la conciencia colectiva.

Los partidos han penetrado hasta el tuétano. Lo ha hecho la oposición, y con más vehemencia, el partido oficialista. El PRM, como los anteriores, ha colonizado entidades sociales, federaciones campesinas y sindicatos profesionales, utilizando métodos hábiles, pero no nobles. Compran voluntades… y luego se burlan.

Sin embargo, no todos nos hemos vendido. Quienes me conocen, saben que he caminado con firmeza, sin dobleces, rechazando siempre las artimañas políticas que humillan al pueblo. Por eso alzo la voz, no como reacción de enojo, sino como ejercicio de conciencia.

Este domingo 27 de julio, la Asociación de Locutores de San Pedro de Macorís se encuentra ante una encrucijada: rendir su autonomía o recuperar su dignidad.

No es una simple elección, es una decisión histórica. O se continúa la ruta de la complacencia servil al poder de turno, o se abraza la valentía de ser independiente y útil.

Votar por Elvin Rodríguez y la plancha #2 Juventud y experiencia, es votar por la dignidad que aún respira, por el trabajo sin banderías, por la unidad sin servidumbres. Con él, la Asociación puede redimirse, reencontrarse, revivir.

El voto de este domingo no es solo por una persona…

Es por la memoria de lo que fuimos, y la esperanza de lo que aún podemos ser.

El dulce peso del cargo

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Por Cesáreo Silvestre Peguero

Es disque un sacrificio… pero le ha gustado el “calguito”. Jajaja… ¡sí, ríe el pueblo con rabia disfrazada! Porque a esta altura, ya nadie cree en los que repiten que vuelven por vocación. Todos, con el mismo libreto, se aferran al puesto como si el cargo fuera corona y no cruz.








La reelección se ha vuelto un vicio, una repetición vacía donde el mérito no pesa tanto como el cálculo. Dicen servir, pero se sirven. Dicen representar, pero se representan a sí mismos. Se venden como mártires, pero disfrutan del poder como si fueran eternos. ¡Y vuelven... siempre vuelven!

Dirijo estas líneas con firmeza y tristeza a Rosanna Cedano, secretaria general del SNTP, a quien un día defendí con lealtad, apoyando su plancha sin reservas. Me gané enemigos por ese respaldo, y sin embargo, cuando fui ultrajado en el despacho del gerente financiero del Ayuntamiento de San Pedro de Macorís, ella prefirió el silencio. Y el silencio, compañera, también es una forma de traición.

No pedía que se alzaran pancartas… solo que se levantara la voz. Pero usted eligió la conveniencia antes que la conciencia. No honró la confianza, ni mostró gratitud. Se quedó del lado del poder, del lado de quienes hoy desacatan una resolución legítima que favorece a Documentales Reales S.A., la institución que con tanto sacrificio he fundado y represento.

Hoy, con el alma limpia y la voz clara, digo que no contará con mi voto. En su momento se lo di, y aún me pesa haberlo hecho. Debí votar por el “Mellizo”, aunque no fuera de mi línea, pero era más digno que su silencio cómplice. Aún hoy lo digo... y lo seguiré diciendo.

Hay luchas que no se ganan con discursos, sino con coherencia. Y hay cargos que no se honran con reelecciones, sino con gestos firmes. Ser dirigente no es subir fotos ni hacer alianzas con el poder de turno: es tener valor para ponerse del lado del que ha sido golpeado.

No escribo desde el rencor, sino desde la verdad. Y si esta palabra hiere, que hiera… pero que despierte. Porque el que calla ante una injusticia, deja de ser compañero. Y el que se abraza al poder cuando otros caen, ha perdido el derecho de llamarse líder.

Roberto Luis Benítez: Voz que talla destino en la piedra de la verdad

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Hay hombres que no necesitan escenario para brillar, porque su sola esencia proyecta una luz que no se apaga…

Roberto Luis Benítez (Robert) es uno de ellos.

Se nace con temple o no se nace. Y él fue cincelado por la vida con ese acero que sólo otorga el dolor y la dignidad. Su voz, clara y firme, no sólo comunica noticias: pronuncia convicciones. Su palabra no pretende adornar lo trivial; busca despertar, cuestionar, provocar el pensamiento. Su porte denota rectitud, aunque algunos con mirada ligera lo tilden de altivo. Pero basta tratarle de cerca para descubrir que debajo de esa firmeza habita un ser humano noble, solidario y sencillo.

Un servidor que tiende la mano sin esperar retorno.

Nació el 8 de octubre del año 1970 en San Pedro de Macorís, hijo de Doña Ramona Benítez y don Luis Morales (fallecido). Su historia no ha sido un jardín de rosas. Las puertas que se le cerraron no detuvieron su marcha; al contrario, forjaron en él un carácter resiliente. Confiesa sin vanagloria que ha logrado lo que muchos creían imposible. Y lo ha hecho sin pisotear a nadie, porque para él, el éxito no es un pedestal desde donde mirar por encima del hombro, sino la consecuencia natural del esfuerzo sembrado con rectitud.

Su formación es amplia y sólida: cursó locución en la Escuela Nacional de Locución, realizó estudios superiores en la Universidad O&M, la Universidad Central del Este y la Universidad del Caribe. Sus primeros pasos los dio en la Escuela Luis Arturo Bermúdez; luego en San Antonio y en el Centro Académico Roger. Inició su carrera leyendo noticias en Radio Mar, pero su ruta se expandió con determinación. Fue voz noticiosa en COC Radio, de Estéreo 98 y de Sultana FM, donde dejó una huella imborrable.

Su voz ha sido estandarte en medios como Canal 10, Canal 22 y el canal TV 43, donde fue director de la Cadena Regional de Noticias (CRN). En este mismo canal, conducía el programa “Protagonistas de frente”, donde su independencia editorial le ha permitido decir lo que otros callan. También fue corresponsal de Noticias SIN y supervisor de telemarketing para los periódicos Listín Diario y Hoy.

A pesar de su amplio reconocimiento, Roberto no se considera dueño de la verdad. Prefiere aprender, dialogar, y cuando es necesario guardar silencio. Su incursión en el Derecho no tiene fines de poder ni prestigio; simplemente buscó adquirir conocimientos para defender con más profundidad los principios que abraza desde la comunicación. "No quiero ser un gran jurista; quiero conocer mis derechos", afirma con serenidad.

Rechaza formar parte de gremios donde la confraternidad es superficial y los principios se diluyen entre intereses. No se aísla por vanidad, sino por ética. Dice: “Para ser conflictivo, prefiero mantenerme al margen”. Esa exigencia que le habita no le permite ser parte de la mediocridad.

La gente le atribuye muchas etiquetas. Algunos lo llaman egocéntrico, otros lo consideran inspirador. Él no se defiende. Sabe que cada cabeza es un mundo. Admite, sí, que su carácter le juega malas pasadas. Que sus estallidos emocionales a veces lo delatan. Pero está en lucha consigo mismo, como lo están los que buscan pulirse cada día.

En el plano personal, fue casado con Chanella Torrez de Benítez, con quien procreó a su mayor ternura: la pequeña Eibi Abigail Torrez Benítez. Una hija a la que honra con su ejemplo y presencia constante.

Le gusta compartir, bromear con nobleza y regalar favores sin condiciones. Es, como dicen en buen dominicano, un "chécheroso sano", que sabe distinguir entre la broma ligera y la ofensa innecesaria.

Desde los micrófonos, ha intentado cambiar realidades. Se ha dolido por los males de su pueblo y ha denunciado injusticias con la frente en alto.

Y aunque reconoce que no ha vencido todos los gigantes sociales, sigue luchando con la esperanza de mover conciencias.

No sueña con el poder. Sueña con respeto. No busca aplausos, sino impacto. No persigue fama, sino propósito.

Es, sin dudas, uno de esos talentos decidido echar raíces en su Región Este… aun sabiendo que muchos solo valoran lo que pierden cuando ya es tarde.

San Pedro de Macorís tiene en Roberto Benítez una joya de voz, un defensor de las causas justas, un comunicador que honra el oficio, un hombre de principios...

Y sobre todo, un hijo del pueblo que no se cansa de ser auténtico.

"La absurda locura de la luz"

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Usar epítetos para restar mérito a otro es una de las formas más bajas de la vileza humana.

Es el recurso exiguo de los que no pueden brillar, y por eso procuran apagar la luz ajena.

El que descalifica con apodos, se retrata a sí mismo más de lo que define al otro.

Desnotar al prójimo es una cobardía disfrazada de juicio. Es la muletilla de quienes caminan sin méritos propios. Es un craso error tan repetido como ruin pretender resplandecer en el lodo de la envidia.

Cada ser humano ha recibido de Dios sus dones: destreza, talento, capacidad…

y también un tiempo, un lugar, una misión.

Pero cuando uno de ellos —en un ambiente laboral, profesional, gremial o incluso familiar empieza a irradiar conocimiento, sensibilidad o excelencia, los mediocres se estremecen.

Se sienten desafiados, expuestos, pequeños.

Y entonces echan mano del adjetivo barato: “¡Ese está loco!”

Es un acto de pereza intelectual y flaqueza moral usar el término “loco” para desmeritar a quien piensa diferente, a quien se adelanta a su tiempo, a quien tiene fe donde otros dudan, a quien habla de justicia donde reina la conveniencia. Por eso, con respeto y claridad, me permito presentar un breve listado de diez almas elevadas, personas tan grandes que su tiempo no las comprendió

y el mundo, incapaz de contenerlas, las llamó “locas”:

1. Jesucristo

Sus parientes decían que “estaba fuera de sí” (Marcos capítulo tres, verso 21),

y los fariseos afirmaban que tenía demonio (Juan capítulo diez, verso 20).

Sin embargo, su mensaje de redención trastocó imperios

y su cruz se convirtió en bandera de salvación.

2. Juana de Arco

Una pastora que escuchó la voz del cielo y se alzó con fe en medio de los cañones.

Quemada como hereje por hombres que jamás comprenderían su llama.

Hoy es santa y símbolo de valor.

3. Isaac Newton

En su obsesiva búsqueda de las leyes que rigen el universo,

fue tildado de extraño, raro, excéntrico… loco.

Pero sus cálculos son aún la base de nuestra ciencia.

4. Nikola Tesla

El mago de la electricidad, que soñaba con iluminar al mundo sin cobrar por ello.

Fue marginado por sus contemporáneos,

pero su “locura” es hoy energía que palpita en nuestros hogares.

5. Sócrates

El maestro del diálogo fue condenado por “corromper a la juventud”.

Por enseñar a pensar, por enseñar a dudar, por enseñar a ser.

Tomó la cicuta con dignidad, como lo hacen los verdaderamente cuerdos.

6. San Francisco de Asís

Despojado de todo, abrazó la pobreza como riqueza del alma.

Le llamaron demente… pero su locura hoy se reza en todas las lenguas.

7. Martín Lutero

Clavó 95 verdades en la puerta de un templo,

y con ello abrió una ventana a la Reforma.

Lo llamaron fanático, rebelde, trastornado.

Pero la Palabra volvió al pueblo, y la fe se desató como río libre.

8. Vincent van Gogh

Vivió entre pinceles y tinieblas.

Escuchó voces, sí… pero también vio colores que nadie antes había visto.

Murió en soledad. Hoy, sus cuadros valen millones y su alma, aún más.

9. Galileo Galilei

“Eppur si muove” y sin embargo, se mueve.

Desafió al dogma con su telescopio y fue sentenciado.

No por estar errado, sino por ver demasiado lejos.---

10. Simón Bolívar

Unió pueblos, cruzó montañas, soñó con una patria grande.

Fue exiliado, vilipendiado y traicionado.

Pero su nombre está hoy grabado en la historia como libertador.

Reflexión final:

A menudo, lo que el mundo llama locura…

es simplemente la verdad aún no comprendida,

la fe que incomoda, la pasión que abruma,

la honestidad que desnuda.

Como bien dijo el apóstol Pablo:

“Si estamos locos, lo estamos para Dios”

(2ª a los Corintios capítulo cinco, verso 13).

Así que si alguna vez te llaman loco por ser diferente,

por pensar más allá, por ser íntegro, por no vender tu conciencia,

dale gracias a Dios.

Es probable que estés más cuerdo que muchos.

Cuando el Evangelio se usa como disfraz

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Hay dolores que no se gritan, pero se escriben...

Dolores que no nacen del enojo ni de la decepción momentánea, sino de una pena honda, como la que produce ver caer a quien ha sido inspiración. No acuso. No condeno. Solo nombro lo que duele.

Fernando Villalona, ícono del canto popular, alma vibrante del merengue y de la canción romántica, nos regaló una vez el testimonio de su conversión, de su renacer en Cristo. Grabó himnos que tocaron corazones, y con lágrimas en los ojos, muchos creímos en su nueva senda. Hoy, en un gesto aparentemente inocente, vuelve a exhibirse como antes... y eso inquieta el alma.

No soy juez de hombres, pero tampoco cómplice del silencio.

Admirar a alguien no impide señalarle el desvío. Con Dios no se juega. Quien alza la bandera del Evangelio, debe entender que ha entrado en un terreno sagrado, donde las palabras no se recogen con risas ni las caídas se aplauden como ocurrencias. El que un día dijo haber vencido las adicciones no puede coquetear de nuevo con los velos del pasado. El vicio no es solo una jeringa ni una botella, es todo aquello que nos aleja de la voluntad divina... Y fumar aunque parezca menor no es gesto liviano para quien se ha ofrecido públicamente como redimido.

A veces la fama construye altares falsos, donde el ego se sienta a recibir alabanzas.

Y si nadie te dice que estás mal, puedes creer que todo te es lícito. Pero lo lícito no siempre es digno. El Evangelio no es una etiqueta para marketing espiritual, ni un trampolín para adornar la carrera de un artista. Es cruz, es renuncia, es vida crucificada. No se puede estar en la luz y juguetear con las sombras. No se puede cantar a Dios el domingo y encender lo que aflige al cuerpo y debilita el alma el lunes. Con Dios no se improvisa. Con Dios no se simula.

Quizá Fernando actúa desde la inocencia o desde la vanidad que lo rodea.

Quizá nadie le ha dicho que debe definirse, que no puede caminar con un pie en la Verdad y otro en la apariencia. Por eso escribo. Porque aún creo que puede volver a mirar al cielo, y decir: "Perdóname, Señor, he confundido tu altar con mi escenario". No para juzgarlo, sino para rogarle que se levante con dignidad, que no permita que su historia de redención se diluya en frivolidades. Porque no solo canta... representa a muchos que buscan luz en medio de sus propias sombras.

Lo que expuso en su página no es solo una foto: es una señal de alerta.

Y mientras otros comentan con risas o indiferencia, yo prefiero dejarle estas líneas como quien deja una vela encendida al pie de una cruz. Que lo piense. Que vuelva. Que sepa que con Dios no se burla, pero sí se puede empezar de nuevo, si hay arrepentimiento. Y al pueblo que lo sigue, que no lo excuse en nombre del cariño, sino que le ayude a recordar que cuando se habla en nombre de Cristo, no se puede vivir como si Él no importara.

lunes, 21 de julio de 2025

La Dignidad de Saberse Valioso

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

La humildad, lejos de ser sumisión, es el pedestal invisible donde reposa el alma que ha conquistado su valor sin alardes. Cultivar la humildad es reconocer nuestras limitaciones, pero también abrazar

con nobleza los dones que Dios ha sembrado en nosotros. No se trata de gritar lo que somos, sino de vivirlo con tal integridad que aún el silencio lo exprese. Somos vasijas frágiles, sí… pero con un contenido de oro que no se derrama por presión ajena.

El verdadero problema no es que otros intenten subestimarnos, sino que les otorguemos el permiso tácito para lograrlo. Cada vez que cedemos a las dudas sembradas por miradas altivas o lenguas disfrazadas de cortesía, entregamos trozos de nuestra esencia al juicio del mundo. Hay quienes, por inseguridad o envidia, pretenden medirnos con reglas que no nos pertenecen. Pero nadie puede hacernos sentir inferiores sin nuestro consentimiento.

Dignificarse no es soberbia, es justicia personal. Es andar erguidos, no por vanagloria, sino porque llevamos dentro un llamado divino. Dios nos creó con propósito, y valorarnos es también honrar al Creador. No es orgullo saberse capaz, es responsabilidad aceptar los talentos que hemos recibido y ponerlos al servicio con firmeza, sin avergonzarse de brillar cuando el momento lo exige.

Cada jornada es un acto de reafirmación interna. El mundo cambia, los juicios se renuevan, las voces externas rugen, pero nosotros debemos trazar nuestro rumbo. Con templanza y autoridad, se defiende la verdad sin violencia, se enarbola la dignidad sin pisotear al otro. No necesitamos pedir permiso para tener criterio. Las posturas que nacen del alma recta no se negocian en los mercados del agrado ajeno.

Quien se acepta, avanza; quien se niega, se extravía. Que nuestro andar esté revestido de humildad, sí, pero jamás de pasividad ni de autoanulación. Porque el siervo que recibió un talento y lo escondió fue reprendido… y el que multiplicó lo poco que tenía, fue honrado. Que nadie escriba nuestra historia en nuestra ausencia. Caminemos con fe, con visión clara y con la frente limpia de temor.

domingo, 20 de julio de 2025

René Fortunato: El cronista visual de la dominicanidad viva

algomasquenoticias@gmail.com
Por Cesáreo Silvestre Peguero                                                     

Ha partido. Esta vez no es un rumor ni una falsa alarma de redes sociales. René Antonio Fortunato, uno de los más grandes documentalistas de la historia audiovisual dominicana, falleció la madrugada del 18 de julio del año 2025, a los 66 años de edad, tras meses luchando contra un cáncer. 


















Murió en la Unidad de Cuidados Intensivos de CEDIMAT. Su cuerpo será expuesto en la funeraria Blandino, pero su espíritu ya ha quedado inscrito en la memoria profunda de la patria.
Fortunato no fue solo un cineasta. Fue, sin duda, el cronista visual más lúcido y valiente de las luchas, sombras y luces de nuestra nación. Con una narrativa rigurosa, poética y desprovista de halagos al poder, rescató del olvido los hilos esenciales de nuestra historia política contemporánea. 











Dio voz a documentos, imágenes y testimonios que durante décadas fueron silenciados o distorsionados.
Desde su primer corto Tras las huellas de Palau (1985), pasando por Frank Almánzar: Imágenes de un artista (1987), hasta el reconocimiento nacional e internacional con Abril: La

trinchera del honor (1988) obra premiada en el Festival de Cine de San Juan, su lente se volvió espejo crítico y memoria visual de un pueblo. De ahí en adelante, su trayectoria fue un viaje por las entrañas del poder dominicano: Trujillo: El poder del jefe, Balaguer: La herencia del tirano, Juan Bosch: Presidente en la frontera imperial, y su más reciente producción aún en cartelera, El triunfo de la democracia.
En cada proyecto suyo se advierte una voluntad ética: la de no mentir, no manipular, no conformarse con una verdad a medias. Porque para él, el documental era más que un género: era una trinchera de verdad y justicia. Una manera de hacer memoria con imágenes, entrevistas, archivos y datos meticulosamente verificados.
No se trataba solo de una buena cámara o una voz firme. Era la construcción cuidadosa de fuentes, el contraste de hechos, la profundidad del enfoque. Ese equilibrio entre contenido, investigación y narrativa convertía sus obras en herramientas
educativas y patrimoniales.
A título personal, como documentalista que soy, asumo hoy un compromiso mayor. No pretendo ser el único que siga ese camino, pero sí anhelo que muchos más se unan a una nueva generación de comunicadores que no se conformen con el periodismo vano y sensacionalista. Porque reconstruir la verdad con respeto es un deber, aunque requiera tiempo, entrega y sacrificio.
El colosal documentalista René Fortunato ha muerto. Pero su legado, como él mismo diría, sigue proyectándose. Y en cada sala, en cada pantalla, en cada aula donde se hable de historia con respeto, él estará presente, como testigo fiel de la dominicanidad viva.

jueves, 17 de julio de 2025

PUERTAS CERRADAS Y ALMAS VACÍAS

algomasquenoticias@gmail.com


Reflexión sobre la indolencia, la soberbia y la ausencia de compasión en la sociedad moderna

Por Cesáreo Silvestre Peguero

En la sociedad actual, sobran los porteros de alma dura y escasean los que abren el corazón al clamor ajeno. Esta reflexión denuncia con


claridad el egoísmo moderno y reclama el retorno a la compasión como pilar humano y espiritual.

¿Quién cerró tantas puertas, si no fue Dios ni el destino?

Fueron manos humanas… endurecidas por la soberbia, guiadas por el capricho, alimentadas por el ego.

Hay puertas que no las tranca el cielo, ni el tiempo, ni la necesidad. Las cierran algunos porteros del alma que, por simple orgullo, deciden quién merece avanzar… y quién no.

Se sienten dueños de lo ajeno, pero olvidan que los cementerios también reciben a los jueces del momento y los encierran en el mismo silencio… donde ya no valen sus llaves.

Vivimos entre miradas clausuradas por el egoísmo. En un mundo donde la indiferencia pesa más que el dolor del prójimo, y donde los corazones se blindan contra el gemido del que clama.

¿En qué momento se perdió la capacidad de abrir, aunque sea una rendija, al suspiro del hermano? Hay llamadas que no suenan.

No porque no se marquen, sino porque nadie desea responderlas.

Gritos del alma que se estrellan contra muros invisibles, levantados por corazones sin compasión… y, por ende, sin paz.

Porque mantener la puerta entreabierta requiere humanidad… y ya no todos la conservan.

Abundan los ejecutores de injusticias.

Gente desprovista de alma, que decide a conveniencia, que desecha al que no le sirve, que pisotea sin mirar.

Artesanos de lo inútil, que levantan jerarquías de papel sobre un basurero de valores olvidados.

Y entre tanto desprecio, también están los que jamás tuvieron nada, y ahora, con un poco de poder, se creen dioses menores.

Olvidaron sus raíces, su polvo, su hambre.

Caminan por alfombras tejidas con la miseria de otros.

Se les aplaude… pero están vacíos.

Ya no son personas: son personajes.

Fingen importancia, pero su brillo es plástico.

Se muestran en medios, en eventos, en cargos… pero no se les ve en el alma.

Y eso, hermano… eso es más triste que la pobreza.

Así marchan los farsantes del amor, los descontinuados del afecto, los que han perdido el temor de Dios y la compasión por el prójimo.

Viven como si fueran eternos, pero morirán como todos.

Porque la soberbia también tiene fecha de expiración.

> “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado…”

 Lucas, capítulo 14, verso 11)

¡El Señor reprenda al diablo y despierte a los corazones dormidos!

Conclusión para el alma

Este escrito no es contra usted, ni contra nación alguna.

Es una súplica en letras.

Un recordatorio urgente para los que han olvidado que la grandeza está en la humildad, y que la verdadera riqueza se encuentra en abrir la puerta al que llama.

Porque servir es más noble que mandar…

Y amar es más eterno que brillar.

Aún estamos a tiempo de abrir la puerta.

Aún podemos ser humanos… antes de ser enterrados como máscaras vacías.

Donde florece el alma

algomasquenoticias@gmail.com 

Por Cesáreo Silvestre









No busques el esplendor en relojes que ciegan, ni en cadenas doradas que atan la vanidad; no lo busques en mansiones de ecos fríos, ni en veleros que cruzan mares sin alma.

Lujo es reír sin pedirle permiso a la tristeza, es tener amigos que no se compran ni se venden, es despertar con salud sin anuncios,

y sentir la lluvia tocar tu piel como una carta escrita por el cielo. No lo hallarás en vitrinas de humo, ni en obsequios que envuelven el vacío; no está en fiestas de máscaras ruidosas,

ni en salones donde el alma se esconde. Lujo es ser amado con verdad, que te nombren con ternura y te esperen con un abrazo que no juzga. Lujo es ser valorado por lo que eres, no por lo que aparenta

Marino Pérez, el alma cruda de un pueblo en amargue

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Nació un 26 de diciembre del año 1946, en el humilde paraje de Guayabo Dulce, Hato Mayor, donde la tierra aún rezuma sudor campesino. Marino Pérez llegó al mundo sin lujos ni promesas, pero

con el alma encendida de melodías tristes que aún no sabían su nombre. Desde niño conoció el peso del machete y el olor salobre de los ríos. Pescador, cortador de caña, sobreviviente del olvido. En la miseria encontró su escuela, y en el dolor, la voz con que más tarde cantaría las entrañas del pueblo. Cuando su juventud lo llevó a San Pedro de Macorís, no buscó la fama: buscó un escenario donde pudiera decir su verdad. Y lo encontró entre tabernas, bocinas callejeras y pequeños conjuntos donde su voz empezó a inquietar la rutina de los conformes. Fue con Los Cibernéticos donde despegó su andar artístico, pero fue El trago de olvidar, grabado en 1969, el tema que lo llevó a dejar de ser un desconocido con guitarra en mano, para convertirse en “El Bachatero del Pueblo”.

Marino no cantaba para las élites. Cantaba para los heridos. Su bachata no era rosa ni de estudio, era ron, callejón, celda y amanecer. Sus letras hablaban con crudeza de lo que muchos callaban: borracheras interminables, traiciones sin consuelo, amores comprados, miseria sin disfraz. Fue voz de los marginados, espejo sin filtro de una sociedad que quería bailar la tristeza, pero sin mirarse al rostro.

Aclamando el licor, La espero bebiendo, De taberna en taberna, Qué sigan criticando… no eran solo títulos, eran testimonios cantados, documentos sociales de una época en que la bachata aún era despreciada por la academia, pero adorada por el corazón roto del pueblo.

Pese a su falta de formación técnica, tenía un don que no se enseña: autenticidad. Era tan de carne y hueso como sus versos, tan imperfecto como verdadero. Su estilo, muchas veces improvisado y cargado de humor crudo, terminó siendo replicado por otros, y hasta grandes orquestas de merengue adaptaron sus canciones. De hecho, fue nada menos que el maestro Wilfrido Vargas, ícono del ritmo caribeño, quien grabó varios de sus temas, dándole una proyección inédita hasta entonces. Su música fue tan contagiosa que también intérpretes como  Anthony Santos, Romeo Santos, Raulín Rodríguez, Luis Vargas, Joel Vera, nuestro Marcos Caminero y el cantante urbano Vakero,  retomaron su legado musical, versionando sus canciones y llevándolas a nuevas generaciones.

Marino Pérez murió pobre, con las ropas del olvido cubriéndole el cuerpo y el alma... mientras hoy, muchos intérpretes del género que él dignificó, la bachata, viven en mansiones, conducen autos de lujo y llenan estadios alrededor del mundo. Él sembró con las manos desnudas, y otros recogen el fruto bajo reflectores. No envidiamos el éxito de nadie, pero no podemos callar la injusticia del olvido.

Esto debería llevarnos a una seria reflexión: ¿por qué esperamos la muerte para valorar la autenticidad? ¿Por qué la sociedad ignora al que abre camino y solo aplaude al que llega primero con trajes caros? ¿Cuántos más como Marino están ahora mismo cantando en silencio mientras los aplausos son para quienes aprendieron a brillar sin sudar?

El 26 de julio de este año se cumplen 34 años del sepelio más concurrido en la historia de San Pedro de Macorís. Aquella tarde no fue solo un entierro: fue una peregrinación espontánea del pueblo que, entre lágrimas y canciones, despedía a uno de los suyos. Chijo Zorrilla, figura igualmente emblemática del canto de amargue, estuvo allí, acompañando con su voz dolida el adiós de su hermano musical. Juntos, habían tallado con notas rústicas y verdades crudas, una página imborrable del alma popular dominicana.

A Marino Pérez lo lloraron con la misma intensidad con que lo habían cantado: sin reservas. 

Lecciones para el alma despierta

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

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Siempre habrá tormentas, como olas que no se rinden.

Pero la vida no se trata de huir del mar, sino de aprender a danzar sobre sus aguas agitadas,

y sonreír entre sombras mientras se filtra la luz. El porvenir no es adivinanza ni decreto…

es un templo levantado día a día, con los hábitos humildes que repites en secreto.

No somos lo que deseamos con los ojos cerrados, somos lo que forjamos con los actos constantes.

En este mundo que muda como viento en los árboles, solo dos cosas obedecen tu mando: el empeño que entregas y la actitud con que amaneces.

Todo lo demás… es brisa pasajera. No esperes una señal para empezar: empieza.

Camina, tropieza, levántate, y ya en movimiento, aprende a avanzar con sabiduría.

La felicidad no grita ni se viste de gala, no es una risa vacía ni un lujo encerrado tras vitrinas.

La verdadera dicha brota de un propósito eterno: saber que tu vida tiene raíz, que tu paso deja fruto más allá del placer fugaz.

La vida se vuelve áspera cuando exiges del mundo lo que tú aún no das. Pero si elevas tus principios y disminuyes tus expectativas,

la existencia se vuelve más liviana, y tú… más firme. La mitad de tus tormentas no descienden del cielo, nacen en tu mente, enredada en hilos que no eran cadenas.

No todo es tan grave como lo imaginas. No persigas fórmulas ocultas

cuando lo que necesitas es fidelidad al bien. La repetición humilde es el taller del crecimiento.

Haz lo correcto una y otra vez, aunque no haya aplausos, aunque el mundo mire hacia otro lado.

No cedas tu timón a la opinión ajena, al oro que se oxida,

ni a las heridas no sanadas. Tu alma es más libre

de lo que el dolor te ha hecho creer.

En cada piedra, en cada tropiezo o pérdida, se esconde una semilla de revelación. Afina tu mirada para verla, y tu quebranto será maestro.

Y si todo se torna gris y no encuentras motivos para cantar,

da gracias, igual. Porque lo que tú llamas “un día común”,

es el milagro que otro suplicó de rodillas


martes, 15 de julio de 2025

El verdadero lujo

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre 

No busques el lujo en relojes que brillan,
ni en pulseras de oro que pesan vanidad;
no lo busques en mansiones silenciosas,

ni en veleros que surcan mares sin alma.

Lujo es reír sin miedo a la tristeza,
es tener amigos que no se compran,
es despertar con salud en el cuerpo
y sentir la lluvia besar tu rostro
como un poema que Dios escribió para ti.

No lo busques en vitrinas llenas,
ni en regalos envueltos de apariencias,
no lo busques en fiestas de ruido hueco
ni en eventos donde el alma se disfraza.

Lujo es que alguien te quiera de verdad,
que te llamen por tu nombre con ternura,
que te esperen con un abrazo sincero
y te respeten por lo que eres,
no por lo que aparentas.

Lujo es ver a tus padres con vida,
es escuchar su voz aunque tiemble,
es poder devolverles un poco del amor
que un día te dieron sin medida.

Lujo es correr por el parque con los nietos,
reír con ellos sin mirar el reloj,
contarles historias que un día vivirán
en su memoria como joyas heredadas.

Lujo son esas pequeñas cosas
que el dinero jamás podrá comprar:
la oración de una madre,
el perdón de un amigo,
el pan compartido,
el silencio en paz,
el sol que entra por la ventana
y la certeza de que hoy estás vivo.

El lujo verdadero no hace ruido,
no se viste de gala, ni presume…
camina descalzo, con el alma limpia,
y deja huellas donde el amor florece.

Lecciones para el alma despierta

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Siempre habrá problemas, como olas que no cesan.
Pero la vida no se trata de esquivar el mar,
sino de aprender a bailar bajo la tormenta,
y sonreír entre las sombras mientras encuentras la luz.
El futuro no se adivina ni se impone…
se construye ladrillo a ladrillo
con los hábitos que repites cuando nadie te ve.
No somos lo que soñamos…
somos lo que repetimos.

En este mundo que cambia sin aviso,
solo dos cosas están bajo tu mando:
el esfuerzo que entregas
y la actitud con que enfrentas el día.
Todo lo demás es viento.

No preguntes cómo se comienza,
comienza.
Camina, tropieza, levántate…
y una vez en movimiento,
aprende cómo hacerlo mejor.

La felicidad no es una carcajada,
ni un lujo en una vitrina.
La verdadera dicha brota de un propósito:
saber que tu vida tiene sentido
más allá del placer inmediato.

La vida se vuelve cruel cuando esperas
que el mundo te dé lo que tú mismo no das.
Pero cuando tus estándares son altos
y tus expectativas del mundo son pocas,
la vida se vuelve más liviana
y tú, más fuerte.

La mitad de tus tormentas no vienen del cielo,
vienen de tu mente haciéndose nudos
con hilos que no eran tan largos.
No todo es tan grave como lo imaginas.



No busques fórmulas secretas
cuando lo que necesitas es constancia.
La repetición humilde es la madre del crecimiento.
Haz lo correcto, una y otra vez,
aunque nadie te aplauda.

No permitas que tu rumbo
lo dicte la gente, el dinero
o el peso de tus heridas pasadas.
Tu alma es más libre de lo que te han hecho creer.

En cada piedra del camino,
en cada pérdida o caída,
hay una semilla de oportunidad.
Entrena tus ojos para verla,
y tu dolor se volverá maestro.

Y si todo parece gris,
y no hallas razones para cantar,
da gracias de todos modos.
Porque lo que tú llamas un “día normal”,
es el milagro que otro ha pedido con lágrimas.

CARTA PÚBLICA A LA SOCIEDAD DOMINICANA Y A LAS INSTITUCIONES RESPONSABLES

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Periodista desde el año 1993. Documentalista por más de 13 años

A la opinión pública,
a los sectores conscientes,
a los que no se han dejado permear por el oro vil,
a los que todavía creen en la verdad, la cultura y la justicia:


El 9 del mes de febrero del año 2023, el honorable Consejo de Regidores del Ayuntamiento Municipal de San Pedro de Macorís aprobó, mediante resolución formal, el respaldo institucional a una obra que no representa intereses personales, sino el rescate de la historia obrera y sindical de nuestro país. Se trata del documental audiovisual que narra la vida y trayectoria del sindicalista José Blanche, figura emblemática cuya lucha por los derechos de los trabajadores nunca había sido reconocida ni en libros ni en pantalla alguna.

Dicha resolución fue el fruto de un proceso riguroso y formal. Sin embargo, a la fecha, no ha sido ejecutada.
El síndico Raymundo Ortiz, máxima autoridad ejecutiva municipal, ha desacatado esta disposición legal y moral, en un acto que refleja no solo irrespeto institucional, sino desdén por la cultura, la memoria histórica y la dignidad del trabajo intelectual.

Este hecho me toca no solo como ciudadano, sino desde una responsabilidad profesional y moral.
Soy periodista desde el año 1993. He servido por más de tres décadas en la comunicación, informando con compromiso y respeto a la verdad. Y desde hace más de 13 años, he dedicado mi vocación al noble oficio de documentar la historia real de nuestra gente: campesinos, obreros, líderes comunitarios, artistas populares, hombres y mujeres que han dejado huella y que, muchas veces, han sido olvidados por los libros oficiales.

Este desacato es aún más doloroso por el silencio de los gremios que deberían alzar la voz.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa 
organismo al cual pertenezco con dignidad se ha mostrado indiferente ante esta afrenta.
La Asociación de Locutores ha optado también por el mutismo, quizás seducida por beneficios que les impiden ver con claridad. En esa pasividad se revela la debilidad institucional que corroe nuestros gremios profesionales.

Tampoco ha habido eco ni respaldo de parte de los sectores políticos opositores, muchos de los cuales parecen mantener alianzas ocultas con el oficialismo que encabeza el presidente Luis Abinader, lo que desenmascara una connivencia que sacrifica la ética por interés.

A partir de hoy, declaro mi determinación de continuar, con todos los medios a mi alcance, esta lucha justa.
Este atropello no es solo contra mí, sino contra el alma misma de la cultura dominicana.
El documental sobre José Blanche no es un proyecto de vanidad, es una obra de rescate, de archivo histórico, de dignificación de nuestra memoria obrera.

La señora Aurelia Castillo, directora de la Coalición Literaria, reconociendo el valor de este trabajo, tampoco ha emitido palabra. Su silencio, como el de muchos otros, pesa más que la negación misma del síndico.

Pero no me detendré.

Me considero un pequeño David frente al Goliat que representa el poder municipal y su partido.
Él viene contra mí con espada y jabalina, mas yo vengo contra él en el nombre de Jesucristo, con mi piedra de verdad, con mi honda de dignidad, con el poder de una causa justa. (Romano capítulo 8, verso 31)

Hago un llamado a toda la sociedad:
A los artistas, a los intelectuales, a los periodistas honestos, a los líderes comunitarios, a los cristianos de firme convicción, a los ciudadanos que aún creen que vale la pena luchar por lo correcto.
No permitan que la cultura se pisotee. No permitan que la historia se entierre. No permitan que el abuso de poder se normalice.

La memoria de José Blanche, como la de tantos otros héroes anónimos, merece ser honrada, no ignora…

Balaguer y Fernando Villalona: un lazo más allá del poder y la fama

algomasquenoticias@gmail.com


Por Cesáreo Silvestre Peguero


Además de haber sido siete veces presidente de la República, el doctor Joaquín Balaguer, figura emblemática del poder, supo conjugar el rigor de la política con la sensibilidad de un alma poética. Aquel hombre que gobernó con pulso de hierro y verbo de seda, dejó también trazos de ternura en las letras de canciones que, en forma de merengues o baladas, encontraron eco en voces que sabían del alma y sus quiebres.
Alex Bueno, Camboy Estévez, Cheo Zorrilla, Anthony Ríos, Fernando Echavarría, Lope Balaguer, Fernando Casado, Omar Franco y, sobre todo, Fernando Villalona, fueron intérpretes de melodías nacidas no desde la estrategia de un político, sino desde la entraña lírica de un hombre que supo, en el silencio de sus noches, acariciar al pueblo con versos.

De todos esos talentos, hubo uno que ocupó un lugar entrañable en su afecto: Fernando Villalona, el Mayimbe. No fue solo su favorito; fue su predilecto, su ahijado emocional. Lo trató con la ternura que se reserva a los hijos del alma, y lo admiró no por protocolo ni simpatía partidista, sino porque en él vio reflejado al pueblo: su bravura, su inocencia, su talento desnudo.
La historia entre ambos no comenzó con la fama ni se cimentó en el poder. Empezó cuando la vida aún olía a tierra mojada y juegos de infancia. Balaguer visitó la humilde casa de los Villalona en Loma de Cabrera, cargó al pequeño Fernandito y, como quien intuye un destino brillante, le regaló una bicicleta. Fue un acto sencillo que selló un vínculo inexplicable, más fuerte que cualquier discurso.

La familia Villalona tenía cercanía política. Don Ángel, su padre, fue síndico reformista en los años 70. Y años después, el mismo Fernando se postuló para senador de Dajabón, como queriendo devolverle al afecto político una ofrenda de gratitud.

En 1976, Fernandito viajó en una guagua desvencijada desde su Loma querida hasta la capital, junto a su hermano Martín. El motivo: asistir al acto de los diez años del gobierno de Balaguer. No fue convocado ni honrado con galas. Fue por afecto. Por convicción. Como quien acude al cumpleaños de un viejo amigo que le marcó la infancia. Esa escena, más que cualquier fotografía oficial, revela el alma de una conexión genuina.

Pero no todo fue luz. En una ocasión fue apresado por supuesta posesión de drogas, en plena huelga judicial. El proceso prometía prolongarse, pero Balaguer, en una mezcla de afecto y autoridad, ordenó su liberación inmediata. Corrió el rumor de que no era droga, sino "cilantrico". Y aunque el dato parezca folclórico, lo cierto es que ese mismo día, Fernando se presentó en el Show del Mediodía con el uniforme carcelario aún puesto. No lo detuvo ni la vergüenza ni el qué dirán. Subió a cantar como quien no renuncia a su voz, aunque el alma tiemble y el juicio sea nublado.

Este relato, más que una anécdota entre un presidente y un cantante, es un espejo del alma dominicana, donde lo solemne y lo popular se dan la mano, donde la política puede aún tener rostro humano y donde el arte es, muchas veces, el idioma más profundo del pueblo.

Invita a reflexionar…

En esta época donde el poder se mide en cifras y el arte se adorna de artificio, la relación entre Balaguer y Villalona nos recuerda que la patria también se construye con afecto, que liderar es saber escuchar una canción, y que el periodista el cronista del alma social debe escribir menos con el prejuicio y más con la verdad que brota del corazón del pueblo.

A nosotros, los que narramos la historia, esta escena nos convoca. Que no olvidemos lo esencial. Que no renunciemos a lo auténtico. Que sepamos ver en lo cotidiano un símbolo mayor.

El país aún necesita líderes que escuchen su canto, artistas que honren su raíz, y periodistas que escriban con propósito… no por conveniencia, sino por vocación.

lunes, 14 de julio de 2025

Documentales Reales S.A.

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Proyectando el legado

Es un proyecto de difusión periodística, fundado por el documentalista y escritor Cesáreo Silvestre Peguero el 7 de julio del año 2012.

No es solo video… no son simples fotos en movimiento.

Es alma. Es memoria hecha forma.

Es la voz silente del tiempo… que se atreve a hablar.

Cada producción audiovisual que levantamos es un acto de fe en la historia,

una llama encendida contra el olvido.

No capturamos imágenes: rescatamos esencias.

No contamos hechos: honramos destinos.

Proyectar el legado es estremecer la conciencia,

mover a compasión y sembrar, en lo más hondo del corazón humano,

la certeza de que hubo vidas, proyectos e instituciones que han merecido ser resaltados…

y valores que aún deben ser defendidos.

LA ESENCIA DOCUMENTALES REALES S.A

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 🔹 Descripción 

El logotipo de Documentales Reales S.A. es una síntesis simbólica de la esencia de la institución:

La cámara representa la captura de la realidad, el ojo técnico que observa y preserva los momentos verdaderos de nuestra historia.

El cono de luz dorada proyecta conocimiento, reflexión y memoria hacia una figura humana que simboliza al ser que recibe y transforma la experiencia documental.

La cabeza sobre el libro abierto sugiere que cada documental no es solo imagen: es conocimiento, es educación, es testimonio vivo.

Los colores azul oscuro y dorado evocan sobriedad, profundidad, compromiso con la verdad y valor histórico.

El lema “Proyectando el legado” define el propósito de la esta entidad: preservar la memoria colectiva y personal de nuestros pueblos a través de un lenguaje audiovisual digno, humano y real.

Un concepto periodístico del documentalista y escritor Cesáreo Silvestre Peguero.


🕊️ Misión

Hacer visible el alma del tiempo

Rescatar la verdad escondida en los rincones del olvido, dando voz a las memorias, rostro a las causas silenciadas y dignidad a cada historia.

A través de cada documental, sembramos conciencia, cultivamos identidad y proyectamos, con ética y sensibilidad, la vida misma.


🔭 Visión

Ser faro en medio de la bruma

Convertirnos en referente de excelencia, humanidad y profundidad narrativa en el mundo audiovisual.

Una entidad que no solo filma, sino que interpreta el sentir de los pueblos, dejando un legado de luz, verdad y memoria para las generaciones venideras.


🎯 Objetivo

Documentar lo real, para eternizar lo esencial

Crear producciones que conmuevan, edifiquen y transformen.

Capturar con respeto y belleza el pulso del ser humano en su cotidianidad, su lucha y su esperanza, elevando cada historia a un acto de fe en la dignidad de vivir y recordar.


🎯 Meta

Ser memoria viva al servicio del presente

Alcanzar la consolidación de una entidad audiovisual que, con excelencia, sensibilidad y compromiso ético, logre posicionarse como un referente en la documentación de lo real,

dando visibilidad a los que no tienen voz, proyectando historias que eleven el alma, y dejando una huella imborrable en la conciencia social, cultural y espiritual de nuestra nación y más allá.