Hasta ahora, sólo se sabía que tener una inflamación crónica debido a una enfermedad como la artritis, podía aumentar el riesgo de padecer cáncer. Un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha estudiado la relación entre la inflamación provocada por una enfermedad y el desarrollo de un posible cáncer hasta dar con la que parece la solución a este misterio.
Estas moléculas llegan a dañar el ADN y además, la inflamación provoca la división celular por lo que son más susceptibles a sufrir mutaciones cancerígenas.
Los investigadores del MIT han conseguido dar con la clave ya que hoy en día se cuenta con la tecnología necesaria y las herramientas correctas, como ha explicado la autora principal del estudio y profesora de ingeniería biológica, Bevin Engelward. Sin este tipo de tecnología, era imposible hacer un ensayo sobre un modelo animal.
Para realizar el experimento, los investigadores del MIT crearon primero un ratón en el que poder observar la evolución del ADN. Las células del páncreas de los animales se iluminaban cuando se producía una mutación. Provocando una inflamación en el páncreas y observando los resultados, se llegó a la conclusión del experimento.
Cuando la inflamación se produce en ráfagas cortas – con unos siete días de diferencia – , no hay aumento en las mutaciones. Sin embargo, cuando se reducen los días de diferencia en el proceso, las mutaciones aumentan.
Por eso, las personas con inflamaciones crónicas tienen más posibilidades de desarrollar mutaciones y además, son más vulnerables a sustancias para combatir el cáncer. Una advertencia para los enfermos crónicos y también, una oportunidad de desarrollar nuevos fármacos para tratar el cáncer.
Sandra Sánchez
Redacción
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