Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. -Filipenses 4:13

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9

Periodista Cesáreo Silvestre Peguero, editor de este portal Web.

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miércoles, 30 de julio de 2025

FRANCIS ANÍBAL: EL HONOR DE SERVIR INFORMANDO

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

El periodismo verdadero no se alquila, no se arrodilla, no se vende en los mostradores del oportunismo. 

Se cultiva como vocación, se ejerce como servicio. En medio del ruido mediático y de la banalidad rampante, surge la figura firme y callada de Francis Aníbal, ejemplo viviente del periodista íntegro.

Él no busca parecer, él es. Rehúye las poses y prefiere el camino del deber silencioso. No lo detiene el escaso pago ni lo seduce la popularidad.  Va donde lo llama el hecho, se presenta al lugar de los acontecimientos, aun cuando el peligro esté latente. Su oficio no es para él una herramienta de ascenso social, sino una misión divina, asumida con humildad y entrega.

Posee el don poco común del olfato periodístico, esa intuición que le permite detectar la noticia donde otros solo ven rutina. Lo impulsa una certeza: “Informar es un placer que asumo como deber”, ha dicho. Y no es una frase aprendida: es su vida misma.

Produce dos espacios emblemáticos en la radio del este del país: “Las Policíacas” y “Servicios a la Comunidad”. En uno, da cuenta de los hechos trágicos con respeto y sin sensacionalismo; en el otro, se convierte en puente entre el que ha perdido algo y la esperanza de hallarlo. En ambos, late su compromiso con la gente.

Ser vocero de todos ha sido lo más difícil, confiesa. Porque tomar partido por la verdad en una sociedad saturada de intereses es un sacrificio que pocos entienden. Pero él lo ha elegido. Y lo agradece: “Al principio soñaba con ser licenciado en finanzas… luego descubrí que prefería ser el vocero de todos. Eso lo agradezco a Dios”.

Su voz resuena en Radio Dial, Sultana FM, Sterio 98, y en medios nacionales como el Listín Diario, el Noticiario Popular y el Hispanoamericano de los Estados Unidos. También editorializa en COC Radio, donde deja constancia de su pensamiento claro, libre y sereno.

Su andar es largo. Su inicio fue en Radio Mar, en los años 80 del siglo XX. Desde entonces, ha sido canal para que otros vean resueltos sus problemas. Él no presume de sus logros, pero su mirada tranquila delata la paz interior del que ha cumplido con su deber. Se aparta del bullicio, de la prisa, de la superficialidad que rige este tiempo que corre sin alma.

No se siente del todo realizado, pues cree que siempre hay nuevos terrenos que explorar. Y es que su humildad no le permite dormirse en laureles. “Tengo salud, libertad y familia dice, eso me da felicidad. Si Dios me da un limón, hago limonada, y dejo que Él dirija mis pasos”.

Le preocupa la juventud que se pierde, esa que no estudia ni trabaja, que anda por caminos oscuros. “Hay jóvenes en las sendas de Satanás dice con dolor. A ellos les exhorto a estudiar, a conocer las Escrituras, a superarse. Ver a alguien estudiando me llena de alegría. Verlos desviarse, me apena profundamente”.

La felicidad, para Francis, está en la convivencia pacífica entre los hombres. La halla en los actos nobles, no en las confrontaciones, ni en la arrogancia. Aspira a seguir comunicando con verticalidad, con profesionalismo, con una verdad que no cede ante la conveniencia. No se describe a sí mismo con grandilocuencias: “Soy un mensajero de la paz. Mi conducta la dirijo según el evangelio”.

Nacido el 4 de octubre de 1962, en Quisqueya, Francis Aníbal es padre de Miguel Aníbal y Diosi Mercedes, fruto de su unión con Mercedes Jiménez. Se formó en la escuela Virgen de la Caridad del Cobre y el Liceo Eugenio María de Hostos, donde comenzó a forjarse esa mirada crítica y sensible que hoy lo distingue.

En sus ojos verdes se refleja una esperanza intacta, esa que espera ver surgir más seres humanos que, como él, sirvan con entrega y dignidad. Su utilidad es evidente, su altruismo palpable. No necesita aplausos, pues la conciencia limpia le basta.

Y sin embargo, muchos copian sus noticias y sus fotos sin darle crédito. Pero lo más valioso su ejemplo pocos se atreven a imitarlo. ¿Por qué no copian también su vida sencilla, su fidelidad al pueblo, su capacidad de servir sin esperar recompensa?

A un lado la altanería y la arrogancia. Viva la práctica de Francis Aníbal. Viva el periodismo como vocación sagrada.

Estatura moral y profesional de Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).

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Por Cesáreo Silvestre Peguero 

El deber de reconocer en vida a quienes siembran luz:

SAN PEDRO DE MACORÍS.- Hay hombres que no hablan:

pronuncian cátedras vivas. No escriben: cincelan con verbo de acero y poesía de conciencia. Hay seres como Enrique Cabrera Vásquez “Mellizo” cuyo dominio de la palabra no es una simple habilidad, sino una armadura de ideas, una espada en defensa de la verdad. Su elocuencia no es flor de ornato: es llama, es látigo, es bálsamo.

Algunos teóricos sostienen que la elocuencia es innata. Pero lo innato, si no se cultiva, se marchita. Mellizo ha regado su talento con la savia del estudio, la lectura ferviente, la lucha limpia y el ejercicio persistente de una comunicación que no busca el aplauso fácil, sino la transformación del alma. Es un poeta de la tribuna, un orador de pensamiento hondo, un sembrador de conciencia en cada sílaba.

Sus discursos no son pronunciamientos: son actos de redención. Sea en un homenaje, en una plaza, o en un foro de denuncia, su voz adquiere la textura de la historia, el filo de la justicia y el consuelo de la esperanza. Nadie en esta ciudad ha elevado tanto el nivel del discurso público como él. Es un artista del verbo y un actor consagrado del pensamiento, sin dobleces ni maquillajes.

Enrique no solo comunica: educa, guía, forma. Ha sido maestro sin claustro, mentor sin pupitres. Su forma de vivir es en sí misma una clase de integridad. Franco, firme, desprendido, es de los pocos que no negocian con la conciencia ni se prostituyen con la fama. Se ha mantenido fiel a sus principios, aun cuando eso le costó el encierro, el hambre, la soledad y casi siete años de cárcel bajo el régimen de Joaquín Balaguer.

Aquel tiempo de sombras no doblegó su espíritu. Se mantuvo en pie, mientras otros se inclinaban al oro corruptor. Mellizo eligió el camino estrecho del sacrificio y la dignidad, donde pocos transitan. Nunca ha vendido su pluma, ni su voz, ni su alma.

Con la serenidad del que ha visto lo peor y no ha perdido la esperanza, responde con sabiduría:

“Aquí hay colegas que son bandidos, sí, pero también hay muchos héroes anónimos del periodismo. Ser periodista no debe ser excusa para chantajear ni extorsionar. La ética no se negocia.”

Con profunda honestidad, confiesa que su sueño de niño era ser médico… o quizás sacerdote. Su camino cambió, pero no su vocación de servicio.

“Nunca soñé con ser rico, sino con vivir con decencia. Para hacerse millonario en el periodismo hay que venderse… y yo no estoy en venta.”

Mellizo Cabrera ha sido faro en medio de un mar revuelto. Sus libros, sus conferencias, sus editoriales desde El Coloso de Macorís son ecos de una verdad sin afeites. Pero como suele pasar en pueblos enanos de espíritu, los grandes son ignorados, los valientes son marginados, y los hombres de luz caminan en tinieblas sociales.

Nadie puede negar que él es un archivo viviente, una enciclopedia ambulante que San Pedro de Macorís no ha sabido valorar. En otras ciudades hubiese sido decano, ministro, o al menos director de un canal con apoyo pleno. Pero aquí… aquí lo han rodeado la hipocresía y el silencio mezquino de quienes prefieren aplaudir a los que denigran y compran honores con billetes sucios.

Mellizo ha vivido con modestia, pero con riqueza de espíritu. Ha sido padre, dirigente, periodista, filósofo, historiador. Ha escrito libros, ha formado jóvenes, ha sembrado sueños en terrenos áridos. Ha sido brújula y refugio.

Y sin embargo, como él mismo lo sabe, este país tiende a rendir tributo cuando ya el cuerpo ha sido sepultado.

CONCLUSIÓN

Que este escrito no sea una elegía anticipada. Que no tengamos que mirar atrás con remordimiento, sino hacia adelante con gratitud.

La sociedad tiene una deuda moral con hombres como Enrique Cabrera Vásquez.

No permitamos que el egoísmo, la envidia o la indiferencia sigan matando en vida a quienes nos elevan como pueblo.

Aprendamos a valorar a los íntegros en su tiempo, a los sabios en su madurez, a los justos en su lucha.

Porque quien no honra en vida a sus héroes cotidianos… no merece sus legados cuando mueren.

El tacto de la grandeza.

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Por Cesáreo Silvestre Peguero

Hay hombres que no necesitan estruendo para dejar huella.

Que no claman por atención, porque la nobleza de sus actos habla por ellos.

Tienen el tacto de los sabios y la templanza de los justos.

No hieren con sus palabras ni se ensoberbecen con sus logros.

Son como el viento que refresca sin ser visto,

como la luz que alumbra sin reclamar gloria.

Así es Don Calazán Omar Cepeda Polanco:

hombre de visión, de voz clara y corazón entero,

alma firme de la radiodifusión petromacorisana.

Dueño y fundador del Circuito Radial COC Radio Noticias,

arquitecto de conciencias, tejedor de ideas,

sembrador de una radio que no entretiene solamente: edifica.

Allí donde muchos medios se arrodillan al poder, Cepeda se ha mantenido de pie.

No por terquedad, sino por principios.

No por arrogancia, sino por fidelidad a su deber con la verdad.

Ha sido antorcha en el viento, cauce en medio del desierto, y bastión de independencia en una era de concesiones.

Desde los micrófonos de Radio Dial, Estéreo 98 y Sultana FM, se ha construido algo más que audiencia: ha levantado ciudadanía.

Sus emisoras no han sido simples transmisoras de sonido, sino templos del pensamiento crítico, escuelas de ética, y espejos donde la comunidad puede verse y pensarse.

Desde 1937, su pasión por la radio ha sido constante y fértil, como río que no cesa, como llama que no se apaga.

Su legado no está sólo en los premios que ha recibido aunque el Star Partner Award, otorgado por la Embajada de los Estados Unidos. Además de ese gran reconocimiento el recibe la mirada agradecida de un pueblo que lo reconoce como orientador, como voz confiable, como conciencia al aire.

Lo más hermoso es que ese reconocimiento también pertenece a su equipo: Francis Aníbal, July López, Jesús Sánchez, Alexis Forbes, Monchy Roquez, Anthony Richardson, Ramón Bustamante… y tantos otros que han aprendido el arte de comunicar

bajo su égida noble, donde la ética no se negocia y la verdad no se silencia. No ha sido solo empresario.

Ha sido maestro. Mentor.

Y en muchos casos, padre profesional de generaciones de comunicadores.

Como presidente de la Asociación Dominicana de Radiodifusoras (ADORA) y fundador de instituciones deportivas y sociales,

Don Omar ha demostrado que su radio no se transmite sólo por frecuencias, sino también por gestos, por obras, por compromiso con su comunidad.

El Poder Ejecutivo le concedió la Orden al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella.

Y no fue por azar ni por amistad política, sino porque su vida es un ejemplo…

Un civismo limpio, una fidelidad sin ruido, una trayectoria sin dobleces.

Hoy, cuando el ruido es más fuerte que la razón, cuando los micrófonos son usados como espadas y no como puentes, la figura de Don Omar se alza como un farol encendido

que no cambia con el viento, ni se apaga con el tiempo.

Que su ejemplo sea semilla. Que su voz nunca se calle.

Que su integridad siga siendo faro para los que vendrán.

Y que su vida, como una buena emisora, siga transmitiendo fe, verdad y servicio hasta donde alcance el aire… y más allá.


lunes, 28 de julio de 2025

Jesús Sánchez Vásquez: Voz templada de la verdad

algomasquenoticias@gmail.com



Por Cesáreo Silvestre Peguero 

En un tiempo donde el bullicio vence al juicio, donde muchos hablan pero pocos dicen, se levanta con paso firme y palabra sobria un nuevo centinela del comentario sensato: Jesús Sánchez Vásquez. No es un improvisado ni un eco pasajero. Es parte de ese relevo generacional que no grita, sino argumenta; que no impone, sino reflexiona.
Nació en la noble tierra de Mata Palacio, en la provincia de Hato Mayor, un rincón sembrado de cañaverales, donde el viento trae aún el eco de las viejas radionovelas. En mil novecientos ochenta y siete, se traslada junto a sus padres, don Ovidio Sánchez e Isanta Vásquez, a San Pedro de Macorís, donde echó raíces firmes como las ceibas del Llano Costero Oriental.
Realizó estudios primarios en Magua de Mata Palacio y en el Porvenir 1, para luego forjar su carácter académico en el Liceo Gastón Fernando Deligne. Ya en esa etapa, el amor por la radio le tocó el alma. No fue un arrebato juvenil, sino una atracción profunda por las voces que informaban, guiaban y acompañaban. Entre ellas, brilló la de July López, quien sería uno de sus faros formativos.

Con vocación firme, se gradúa de locutor en la Escuela Nacional de Locución Profesor Otto Rivera en mil novecientos noventa y cinco, y ese mismo año inicia sus primeras prácticas en la mítica Radio Dial, templo sonoro donde muchos grandes hicieron historia. En mil novecientos noventa y ocho, continúa su formación en la Universidad Central del Este, donde se convierte en licenciado en Comunicación Social, mención Periodismo, en el año dos mil dos.

Pero Jesús no solo comunica; también forma, edifica, siembra. Ha dedicado parte de su vida a la docencia, siendo facilitador de Locución en INFOTEP y docente en la Escuela Vocacional de San Pedro de Macorís, donde ha descubierto una nueva pasión: transmitir su experiencia de más de tres décadas a las nuevas generaciones.

Este buen maestro de ceremonia, no es común. Su voz es templada, analítica, respetuosa. Su comentario no nace del arrebato ni del fanatismo, sino del análisis sereno y la verdad argumentada. Jesús encabeza el programa “Guía Informativa”, representa con dignidad al periódico El Tiempo, y jamás se deja arrastrar por la marea de la emoción sin juicio. No difunde sin antes escudriñar. No opina sin antes ponderar.
Con su temple, sobriedad y equilibrio, viene a ocupar con mérito propio el sitial que dejaron voces emblemáticas como la del maestro ya fallecido Leo Martínez, y la leyenda viva en retiro July López. En él, sus virtudes continúan: la serenidad al aire, la firmeza sin arrogancia, la inteligencia sin ostentación.
En el plano gremial, Jesús ha sido Secretario General del Colegio Dominicano de Periodistas y miembro activo de diversas directivas, tanto en el CDP como en la Asociación de Locutores, donde ha sembrado respeto y liderazgo con humildad.

Está casado con Raquel Medina, compañera de vida y soporte en la ruta. Es padre de dos hijos, herederos de su legado de ética, respeto y laboriosidad.

A los jóvenes que hoy se asoman al universo de los medios, Jesús Sánchez Vásquez les deja una lección silenciosa pero poderosa:
no se trata de tener voz, sino de tener razón; no se trata de hablar mucho, sino de decir lo justo; no se trata de brillar un instante, sino de perdurar con integridad.
Jesús es voz firme en un tiempo de ruido,  luz sobria en un medio de sombras, y ejemplo genuino para quien desee ser comunicador con propósito.

sábado, 26 de julio de 2025

Entre colegas, que florezca la dignidad

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero 

Este domingo 27 de julio, desde las 8 de la mañana, en el recinto del Ateneo Municipal, San Pedro de Macorís será el escenario de un hecho gremial trascendente: La elección de la nueva directiva de la Asociación de Locutores.

Más allá de las planchas, de los votos, de los conteos y del triunfo que el Señor conceda a quien Él disponga… hay algo que no debe perderse jamás: la hermandad.

Jhon Carmelo y Elvin Rodríguez no son enemigos, 

son colegas, amigos y hombres de palabra que han coincidido en la vida por vocación y servicio. Quien intente sembrar discordia entre ellos, solo demuestra pobreza espiritual. No es noble quien, en vez de apoyar, difama; ni digno quien, en vez de unir, divide. La Asociación que soñamos no puede edificarse con cizaña, ni con murmuraciones infértiles.

A quienes promueven el agravio y la desunión, los exhorto a que recapaciten. Este no es el momento para dañar, sino para sanar.

No habrá enemistad, porque los principios pesan más que los cargos. Y el afecto que une a estos dos profesionales será más fuerte que cualquier 

viernes, 25 de julio de 2025

¿Gremio o apéndice político?

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Los gremios nacieron para ser voz… no eco. Para levantar la dignidad, no para arrastrarla.

Cuando no se politizan, asumen un rol vital en el ámbito laboral y social. Son el canal de reclamo, el refugio del trabajador, la tribuna del justo. Pero cuando se arrodillan ante el poder, dejan de representar a los suyos y se convierten en cómplices de lo que antes denunciaban.

Hoy, muchas asociaciones, sindicatos y juntas vecinales han claudicado. Perdieron el aliento que tuvieron cuando aspiraban, cuando prometían cambio y decencia. Ahora lucen disfrazadas, traicionando a quienes los eligieron. Se visten con el ropaje de la politiquería vulgar, y venden por migajas lo que debía ser sagrado: la conciencia colectiva.

Los partidos han penetrado hasta el tuétano. Lo ha hecho la oposición, y con más vehemencia, el partido oficialista. El PRM, como los anteriores, ha colonizado entidades sociales, federaciones campesinas y sindicatos profesionales, utilizando métodos hábiles, pero no nobles. Compran voluntades… y luego se burlan.

Sin embargo, no todos nos hemos vendido. Quienes me conocen, saben que he caminado con firmeza, sin dobleces, rechazando siempre las artimañas políticas que humillan al pueblo. Por eso alzo la voz, no como reacción de enojo, sino como ejercicio de conciencia.

Este domingo 27 de julio, la Asociación de Locutores de San Pedro de Macorís se encuentra ante una encrucijada: rendir su autonomía o recuperar su dignidad.

No es una simple elección, es una decisión histórica. O se continúa la ruta de la complacencia servil al poder de turno, o se abraza la valentía de ser independiente y útil.

Votar por Elvin Rodríguez y la plancha #2 Juventud y experiencia, es votar por la dignidad que aún respira, por el trabajo sin banderías, por la unidad sin servidumbres. Con él, la Asociación puede redimirse, reencontrarse, revivir.

El voto de este domingo no es solo por una persona…

Es por la memoria de lo que fuimos, y la esperanza de lo que aún podemos ser.

El dulce peso del cargo

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Es disque un sacrificio… pero le ha gustado el “calguito”. Jajaja… ¡sí, ríe el pueblo con rabia disfrazada! Porque a esta altura, ya nadie cree en los que repiten que vuelven por vocación. Todos, con el mismo libreto, se aferran al puesto como si el cargo fuera corona y no cruz.








La reelección se ha vuelto un vicio, una repetición vacía donde el mérito no pesa tanto como el cálculo. Dicen servir, pero se sirven. Dicen representar, pero se representan a sí mismos. Se venden como mártires, pero disfrutan del poder como si fueran eternos. ¡Y vuelven... siempre vuelven!

Dirijo estas líneas con firmeza y tristeza a Rosanna Cedano, secretaria general del SNTP, a quien un día defendí con lealtad, apoyando su plancha sin reservas. Me gané enemigos por ese respaldo, y sin embargo, cuando fui ultrajado en el despacho del gerente financiero del Ayuntamiento de San Pedro de Macorís, ella prefirió el silencio. Y el silencio, compañera, también es una forma de traición.

No pedía que se alzaran pancartas… solo que se levantara la voz. Pero usted eligió la conveniencia antes que la conciencia. No honró la confianza, ni mostró gratitud. Se quedó del lado del poder, del lado de quienes hoy desacatan una resolución legítima que favorece a Documentales Reales S.A., la institución que con tanto sacrificio he fundado y represento.

Hoy, con el alma limpia y la voz clara, digo que no contará con mi voto. En su momento se lo di, y aún me pesa haberlo hecho. Debí votar por el “Mellizo”, aunque no fuera de mi línea, pero era más digno que su silencio cómplice. Aún hoy lo digo... y lo seguiré diciendo.

Hay luchas que no se ganan con discursos, sino con coherencia. Y hay cargos que no se honran con reelecciones, sino con gestos firmes. Ser dirigente no es subir fotos ni hacer alianzas con el poder de turno: es tener valor para ponerse del lado del que ha sido golpeado.

No escribo desde el rencor, sino desde la verdad. Y si esta palabra hiere, que hiera… pero que despierte. Porque el que calla ante una injusticia, deja de ser compañero. Y el que se abraza al poder cuando otros caen, ha perdido el derecho de llamarse líder.

Roberto Luis Benítez: Voz que talla destino en la piedra de la verdad

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Hay hombres que no necesitan escenario para brillar, porque su sola esencia proyecta una luz que no se apaga…

Roberto Luis Benítez (Robert) es uno de ellos.

Se nace con temple o no se nace. Y él fue cincelado por la vida con ese acero que sólo otorga el dolor y la dignidad. Su voz, clara y firme, no sólo comunica noticias: pronuncia convicciones. Su palabra no pretende adornar lo trivial; busca despertar, cuestionar, provocar el pensamiento. Su porte denota rectitud, aunque algunos con mirada ligera lo tilden de altivo. Pero basta tratarle de cerca para descubrir que debajo de esa firmeza habita un ser humano noble, solidario y sencillo.

Un servidor que tiende la mano sin esperar retorno.

Nació el 8 de octubre del año 1970 en San Pedro de Macorís, hijo de Doña Ramona Benítez y don Luis Morales (fallecido). Su historia no ha sido un jardín de rosas. Las puertas que se le cerraron no detuvieron su marcha; al contrario, forjaron en él un carácter resiliente. Confiesa sin vanagloria que ha logrado lo que muchos creían imposible. Y lo ha hecho sin pisotear a nadie, porque para él, el éxito no es un pedestal desde donde mirar por encima del hombro, sino la consecuencia natural del esfuerzo sembrado con rectitud.

Su formación es amplia y sólida: cursó locución en la Escuela Nacional de Locución, realizó estudios superiores en la Universidad O&M, la Universidad Central del Este y la Universidad del Caribe. Sus primeros pasos los dio en la Escuela Luis Arturo Bermúdez; luego en San Antonio y en el Centro Académico Roger. Inició su carrera leyendo noticias en Radio Mar, pero su ruta se expandió con determinación. Fue voz noticiosa en COC Radio, de Estéreo 98 y de Sultana FM, donde dejó una huella imborrable.

Su voz ha sido estandarte en medios como Canal 10, Canal 22 y el canal TV 43, donde fue director de la Cadena Regional de Noticias (CRN). En este mismo canal, conducía el programa “Protagonistas de frente”, donde su independencia editorial le ha permitido decir lo que otros callan. También fue corresponsal de Noticias SIN y supervisor de telemarketing para los periódicos Listín Diario y Hoy.

A pesar de su amplio reconocimiento, Roberto no se considera dueño de la verdad. Prefiere aprender, dialogar, y cuando es necesario guardar silencio. Su incursión en el Derecho no tiene fines de poder ni prestigio; simplemente buscó adquirir conocimientos para defender con más profundidad los principios que abraza desde la comunicación. "No quiero ser un gran jurista; quiero conocer mis derechos", afirma con serenidad.

Rechaza formar parte de gremios donde la confraternidad es superficial y los principios se diluyen entre intereses. No se aísla por vanidad, sino por ética. Dice: “Para ser conflictivo, prefiero mantenerme al margen”. Esa exigencia que le habita no le permite ser parte de la mediocridad.

La gente le atribuye muchas etiquetas. Algunos lo llaman egocéntrico, otros lo consideran inspirador. Él no se defiende. Sabe que cada cabeza es un mundo. Admite, sí, que su carácter le juega malas pasadas. Que sus estallidos emocionales a veces lo delatan. Pero está en lucha consigo mismo, como lo están los que buscan pulirse cada día.

En el plano personal, fue casado con Chanella Torrez de Benítez, con quien procreó a su mayor ternura: la pequeña Eibi Abigail Torrez Benítez. Una hija a la que honra con su ejemplo y presencia constante.

Le gusta compartir, bromear con nobleza y regalar favores sin condiciones. Es, como dicen en buen dominicano, un "chécheroso sano", que sabe distinguir entre la broma ligera y la ofensa innecesaria.

Desde los micrófonos, ha intentado cambiar realidades. Se ha dolido por los males de su pueblo y ha denunciado injusticias con la frente en alto.

Y aunque reconoce que no ha vencido todos los gigantes sociales, sigue luchando con la esperanza de mover conciencias.

No sueña con el poder. Sueña con respeto. No busca aplausos, sino impacto. No persigue fama, sino propósito.

Es, sin dudas, uno de esos talentos decidido echar raíces en su Región Este… aun sabiendo que muchos solo valoran lo que pierden cuando ya es tarde.

San Pedro de Macorís tiene en Roberto Benítez una joya de voz, un defensor de las causas justas, un comunicador que honra el oficio, un hombre de principios...

Y sobre todo, un hijo del pueblo que no se cansa de ser auténtico.

"La absurda locura de la luz"

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Usar epítetos para restar mérito a otro es una de las formas más bajas de la vileza humana.

Es el recurso exiguo de los que no pueden brillar, y por eso procuran apagar la luz ajena.

El que descalifica con apodos, se retrata a sí mismo más de lo que define al otro.

Desnotar al prójimo es una cobardía disfrazada de juicio. Es la muletilla de quienes caminan sin méritos propios. Es un craso error tan repetido como ruin pretender resplandecer en el lodo de la envidia.

Cada ser humano ha recibido de Dios sus dones: destreza, talento, capacidad…

y también un tiempo, un lugar, una misión.

Pero cuando uno de ellos —en un ambiente laboral, profesional, gremial o incluso familiar empieza a irradiar conocimiento, sensibilidad o excelencia, los mediocres se estremecen.

Se sienten desafiados, expuestos, pequeños.

Y entonces echan mano del adjetivo barato: “¡Ese está loco!”

Es un acto de pereza intelectual y flaqueza moral usar el término “loco” para desmeritar a quien piensa diferente, a quien se adelanta a su tiempo, a quien tiene fe donde otros dudan, a quien habla de justicia donde reina la conveniencia. Por eso, con respeto y claridad, me permito presentar un breve listado de diez almas elevadas, personas tan grandes que su tiempo no las comprendió

y el mundo, incapaz de contenerlas, las llamó “locas”:

1. Jesucristo

Sus parientes decían que “estaba fuera de sí” (Marcos capítulo tres, verso 21),

y los fariseos afirmaban que tenía demonio (Juan capítulo diez, verso 20).

Sin embargo, su mensaje de redención trastocó imperios

y su cruz se convirtió en bandera de salvación.

2. Juana de Arco

Una pastora que escuchó la voz del cielo y se alzó con fe en medio de los cañones.

Quemada como hereje por hombres que jamás comprenderían su llama.

Hoy es santa y símbolo de valor.

3. Isaac Newton

En su obsesiva búsqueda de las leyes que rigen el universo,

fue tildado de extraño, raro, excéntrico… loco.

Pero sus cálculos son aún la base de nuestra ciencia.

4. Nikola Tesla

El mago de la electricidad, que soñaba con iluminar al mundo sin cobrar por ello.

Fue marginado por sus contemporáneos,

pero su “locura” es hoy energía que palpita en nuestros hogares.

5. Sócrates

El maestro del diálogo fue condenado por “corromper a la juventud”.

Por enseñar a pensar, por enseñar a dudar, por enseñar a ser.

Tomó la cicuta con dignidad, como lo hacen los verdaderamente cuerdos.

6. San Francisco de Asís

Despojado de todo, abrazó la pobreza como riqueza del alma.

Le llamaron demente… pero su locura hoy se reza en todas las lenguas.

7. Martín Lutero

Clavó 95 verdades en la puerta de un templo,

y con ello abrió una ventana a la Reforma.

Lo llamaron fanático, rebelde, trastornado.

Pero la Palabra volvió al pueblo, y la fe se desató como río libre.

8. Vincent van Gogh

Vivió entre pinceles y tinieblas.

Escuchó voces, sí… pero también vio colores que nadie antes había visto.

Murió en soledad. Hoy, sus cuadros valen millones y su alma, aún más.

9. Galileo Galilei

“Eppur si muove” y sin embargo, se mueve.

Desafió al dogma con su telescopio y fue sentenciado.

No por estar errado, sino por ver demasiado lejos.---

10. Simón Bolívar

Unió pueblos, cruzó montañas, soñó con una patria grande.

Fue exiliado, vilipendiado y traicionado.

Pero su nombre está hoy grabado en la historia como libertador.

Reflexión final:

A menudo, lo que el mundo llama locura…

es simplemente la verdad aún no comprendida,

la fe que incomoda, la pasión que abruma,

la honestidad que desnuda.

Como bien dijo el apóstol Pablo:

“Si estamos locos, lo estamos para Dios”

(2ª a los Corintios capítulo cinco, verso 13).

Así que si alguna vez te llaman loco por ser diferente,

por pensar más allá, por ser íntegro, por no vender tu conciencia,

dale gracias a Dios.

Es probable que estés más cuerdo que muchos.

Cuando el Evangelio se usa como disfraz

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Hay dolores que no se gritan, pero se escriben...

Dolores que no nacen del enojo ni de la decepción momentánea, sino de una pena honda, como la que produce ver caer a quien ha sido inspiración. No acuso. No condeno. Solo nombro lo que duele.

Fernando Villalona, ícono del canto popular, alma vibrante del merengue y de la canción romántica, nos regaló una vez el testimonio de su conversión, de su renacer en Cristo. Grabó himnos que tocaron corazones, y con lágrimas en los ojos, muchos creímos en su nueva senda. Hoy, en un gesto aparentemente inocente, vuelve a exhibirse como antes... y eso inquieta el alma.

No soy juez de hombres, pero tampoco cómplice del silencio.

Admirar a alguien no impide señalarle el desvío. Con Dios no se juega. Quien alza la bandera del Evangelio, debe entender que ha entrado en un terreno sagrado, donde las palabras no se recogen con risas ni las caídas se aplauden como ocurrencias. El que un día dijo haber vencido las adicciones no puede coquetear de nuevo con los velos del pasado. El vicio no es solo una jeringa ni una botella, es todo aquello que nos aleja de la voluntad divina... Y fumar aunque parezca menor no es gesto liviano para quien se ha ofrecido públicamente como redimido.

A veces la fama construye altares falsos, donde el ego se sienta a recibir alabanzas.

Y si nadie te dice que estás mal, puedes creer que todo te es lícito. Pero lo lícito no siempre es digno. El Evangelio no es una etiqueta para marketing espiritual, ni un trampolín para adornar la carrera de un artista. Es cruz, es renuncia, es vida crucificada. No se puede estar en la luz y juguetear con las sombras. No se puede cantar a Dios el domingo y encender lo que aflige al cuerpo y debilita el alma el lunes. Con Dios no se improvisa. Con Dios no se simula.

Quizá Fernando actúa desde la inocencia o desde la vanidad que lo rodea.

Quizá nadie le ha dicho que debe definirse, que no puede caminar con un pie en la Verdad y otro en la apariencia. Por eso escribo. Porque aún creo que puede volver a mirar al cielo, y decir: "Perdóname, Señor, he confundido tu altar con mi escenario". No para juzgarlo, sino para rogarle que se levante con dignidad, que no permita que su historia de redención se diluya en frivolidades. Porque no solo canta... representa a muchos que buscan luz en medio de sus propias sombras.

Lo que expuso en su página no es solo una foto: es una señal de alerta.

Y mientras otros comentan con risas o indiferencia, yo prefiero dejarle estas líneas como quien deja una vela encendida al pie de una cruz. Que lo piense. Que vuelva. Que sepa que con Dios no se burla, pero sí se puede empezar de nuevo, si hay arrepentimiento. Y al pueblo que lo sigue, que no lo excuse en nombre del cariño, sino que le ayude a recordar que cuando se habla en nombre de Cristo, no se puede vivir como si Él no importara.

lunes, 21 de julio de 2025

La Dignidad de Saberse Valioso

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

La humildad, lejos de ser sumisión, es el pedestal invisible donde reposa el alma que ha conquistado su valor sin alardes. Cultivar la humildad es reconocer nuestras limitaciones, pero también abrazar

con nobleza los dones que Dios ha sembrado en nosotros. No se trata de gritar lo que somos, sino de vivirlo con tal integridad que aún el silencio lo exprese. Somos vasijas frágiles, sí… pero con un contenido de oro que no se derrama por presión ajena.

El verdadero problema no es que otros intenten subestimarnos, sino que les otorguemos el permiso tácito para lograrlo. Cada vez que cedemos a las dudas sembradas por miradas altivas o lenguas disfrazadas de cortesía, entregamos trozos de nuestra esencia al juicio del mundo. Hay quienes, por inseguridad o envidia, pretenden medirnos con reglas que no nos pertenecen. Pero nadie puede hacernos sentir inferiores sin nuestro consentimiento.

Dignificarse no es soberbia, es justicia personal. Es andar erguidos, no por vanagloria, sino porque llevamos dentro un llamado divino. Dios nos creó con propósito, y valorarnos es también honrar al Creador. No es orgullo saberse capaz, es responsabilidad aceptar los talentos que hemos recibido y ponerlos al servicio con firmeza, sin avergonzarse de brillar cuando el momento lo exige.

Cada jornada es un acto de reafirmación interna. El mundo cambia, los juicios se renuevan, las voces externas rugen, pero nosotros debemos trazar nuestro rumbo. Con templanza y autoridad, se defiende la verdad sin violencia, se enarbola la dignidad sin pisotear al otro. No necesitamos pedir permiso para tener criterio. Las posturas que nacen del alma recta no se negocian en los mercados del agrado ajeno.

Quien se acepta, avanza; quien se niega, se extravía. Que nuestro andar esté revestido de humildad, sí, pero jamás de pasividad ni de autoanulación. Porque el siervo que recibió un talento y lo escondió fue reprendido… y el que multiplicó lo poco que tenía, fue honrado. Que nadie escriba nuestra historia en nuestra ausencia. Caminemos con fe, con visión clara y con la frente limpia de temor.

domingo, 20 de julio de 2025

René Fortunato: El cronista visual de la dominicanidad viva

algomasquenoticias@gmail.com
Por Cesáreo Silvestre Peguero                                                     

Ha partido. Esta vez no es un rumor ni una falsa alarma de redes sociales. René Antonio Fortunato, uno de los más grandes documentalistas de la historia audiovisual dominicana, falleció la madrugada del 18 de julio del año 2025, a los 66 años de edad, tras meses luchando contra un cáncer. 


















Murió en la Unidad de Cuidados Intensivos de CEDIMAT. Su cuerpo será expuesto en la funeraria Blandino, pero su espíritu ya ha quedado inscrito en la memoria profunda de la patria.
Fortunato no fue solo un cineasta. Fue, sin duda, el cronista visual más lúcido y valiente de las luchas, sombras y luces de nuestra nación. Con una narrativa rigurosa, poética y desprovista de halagos al poder, rescató del olvido los hilos esenciales de nuestra historia política contemporánea. 











Dio voz a documentos, imágenes y testimonios que durante décadas fueron silenciados o distorsionados.
Desde su primer corto Tras las huellas de Palau (1985), pasando por Frank Almánzar: Imágenes de un artista (1987), hasta el reconocimiento nacional e internacional con Abril: La

trinchera del honor (1988) obra premiada en el Festival de Cine de San Juan, su lente se volvió espejo crítico y memoria visual de un pueblo. De ahí en adelante, su trayectoria fue un viaje por las entrañas del poder dominicano: Trujillo: El poder del jefe, Balaguer: La herencia del tirano, Juan Bosch: Presidente en la frontera imperial, y su más reciente producción aún en cartelera, El triunfo de la democracia.
En cada proyecto suyo se advierte una voluntad ética: la de no mentir, no manipular, no conformarse con una verdad a medias. Porque para él, el documental era más que un género: era una trinchera de verdad y justicia. Una manera de hacer memoria con imágenes, entrevistas, archivos y datos meticulosamente verificados.
No se trataba solo de una buena cámara o una voz firme. Era la construcción cuidadosa de fuentes, el contraste de hechos, la profundidad del enfoque. Ese equilibrio entre contenido, investigación y narrativa convertía sus obras en herramientas
educativas y patrimoniales.
A título personal, como documentalista que soy, asumo hoy un compromiso mayor. No pretendo ser el único que siga ese camino, pero sí anhelo que muchos más se unan a una nueva generación de comunicadores que no se conformen con el periodismo vano y sensacionalista. Porque reconstruir la verdad con respeto es un deber, aunque requiera tiempo, entrega y sacrificio.
El colosal documentalista René Fortunato ha muerto. Pero su legado, como él mismo diría, sigue proyectándose. Y en cada sala, en cada pantalla, en cada aula donde se hable de historia con respeto, él estará presente, como testigo fiel de la dominicanidad viva.

jueves, 17 de julio de 2025

PUERTAS CERRADAS Y ALMAS VACÍAS

algomasquenoticias@gmail.com


Reflexión sobre la indolencia, la soberbia y la ausencia de compasión en la sociedad moderna

Por Cesáreo Silvestre Peguero

En la sociedad actual, sobran los porteros de alma dura y escasean los que abren el corazón al clamor ajeno. Esta reflexión denuncia con


claridad el egoísmo moderno y reclama el retorno a la compasión como pilar humano y espiritual.

¿Quién cerró tantas puertas, si no fue Dios ni el destino?

Fueron manos humanas… endurecidas por la soberbia, guiadas por el capricho, alimentadas por el ego.

Hay puertas que no las tranca el cielo, ni el tiempo, ni la necesidad. Las cierran algunos porteros del alma que, por simple orgullo, deciden quién merece avanzar… y quién no.

Se sienten dueños de lo ajeno, pero olvidan que los cementerios también reciben a los jueces del momento y los encierran en el mismo silencio… donde ya no valen sus llaves.

Vivimos entre miradas clausuradas por el egoísmo. En un mundo donde la indiferencia pesa más que el dolor del prójimo, y donde los corazones se blindan contra el gemido del que clama.

¿En qué momento se perdió la capacidad de abrir, aunque sea una rendija, al suspiro del hermano? Hay llamadas que no suenan.

No porque no se marquen, sino porque nadie desea responderlas.

Gritos del alma que se estrellan contra muros invisibles, levantados por corazones sin compasión… y, por ende, sin paz.

Porque mantener la puerta entreabierta requiere humanidad… y ya no todos la conservan.

Abundan los ejecutores de injusticias.

Gente desprovista de alma, que decide a conveniencia, que desecha al que no le sirve, que pisotea sin mirar.

Artesanos de lo inútil, que levantan jerarquías de papel sobre un basurero de valores olvidados.

Y entre tanto desprecio, también están los que jamás tuvieron nada, y ahora, con un poco de poder, se creen dioses menores.

Olvidaron sus raíces, su polvo, su hambre.

Caminan por alfombras tejidas con la miseria de otros.

Se les aplaude… pero están vacíos.

Ya no son personas: son personajes.

Fingen importancia, pero su brillo es plástico.

Se muestran en medios, en eventos, en cargos… pero no se les ve en el alma.

Y eso, hermano… eso es más triste que la pobreza.

Así marchan los farsantes del amor, los descontinuados del afecto, los que han perdido el temor de Dios y la compasión por el prójimo.

Viven como si fueran eternos, pero morirán como todos.

Porque la soberbia también tiene fecha de expiración.

> “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado…”

 Lucas, capítulo 14, verso 11)

¡El Señor reprenda al diablo y despierte a los corazones dormidos!

Conclusión para el alma

Este escrito no es contra usted, ni contra nación alguna.

Es una súplica en letras.

Un recordatorio urgente para los que han olvidado que la grandeza está en la humildad, y que la verdadera riqueza se encuentra en abrir la puerta al que llama.

Porque servir es más noble que mandar…

Y amar es más eterno que brillar.

Aún estamos a tiempo de abrir la puerta.

Aún podemos ser humanos… antes de ser enterrados como máscaras vacías.

Donde florece el alma

algomasquenoticias@gmail.com 

Por Cesáreo Silvestre









No busques el esplendor en relojes que ciegan, ni en cadenas doradas que atan la vanidad; no lo busques en mansiones de ecos fríos, ni en veleros que cruzan mares sin alma.

Lujo es reír sin pedirle permiso a la tristeza, es tener amigos que no se compran ni se venden, es despertar con salud sin anuncios,

y sentir la lluvia tocar tu piel como una carta escrita por el cielo. No lo hallarás en vitrinas de humo, ni en obsequios que envuelven el vacío; no está en fiestas de máscaras ruidosas,

ni en salones donde el alma se esconde. Lujo es ser amado con verdad, que te nombren con ternura y te esperen con un abrazo que no juzga. Lujo es ser valorado por lo que eres, no por lo que aparenta

Marino Pérez, el alma cruda de un pueblo en amargue

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Nació un 26 de diciembre del año 1946, en el humilde paraje de Guayabo Dulce, Hato Mayor, donde la tierra aún rezuma sudor campesino. Marino Pérez llegó al mundo sin lujos ni promesas, pero

con el alma encendida de melodías tristes que aún no sabían su nombre. Desde niño conoció el peso del machete y el olor salobre de los ríos. Pescador, cortador de caña, sobreviviente del olvido. En la miseria encontró su escuela, y en el dolor, la voz con que más tarde cantaría las entrañas del pueblo. Cuando su juventud lo llevó a San Pedro de Macorís, no buscó la fama: buscó un escenario donde pudiera decir su verdad. Y lo encontró entre tabernas, bocinas callejeras y pequeños conjuntos donde su voz empezó a inquietar la rutina de los conformes. Fue con Los Cibernéticos donde despegó su andar artístico, pero fue El trago de olvidar, grabado en 1969, el tema que lo llevó a dejar de ser un desconocido con guitarra en mano, para convertirse en “El Bachatero del Pueblo”.

Marino no cantaba para las élites. Cantaba para los heridos. Su bachata no era rosa ni de estudio, era ron, callejón, celda y amanecer. Sus letras hablaban con crudeza de lo que muchos callaban: borracheras interminables, traiciones sin consuelo, amores comprados, miseria sin disfraz. Fue voz de los marginados, espejo sin filtro de una sociedad que quería bailar la tristeza, pero sin mirarse al rostro.

Aclamando el licor, La espero bebiendo, De taberna en taberna, Qué sigan criticando… no eran solo títulos, eran testimonios cantados, documentos sociales de una época en que la bachata aún era despreciada por la academia, pero adorada por el corazón roto del pueblo.

Pese a su falta de formación técnica, tenía un don que no se enseña: autenticidad. Era tan de carne y hueso como sus versos, tan imperfecto como verdadero. Su estilo, muchas veces improvisado y cargado de humor crudo, terminó siendo replicado por otros, y hasta grandes orquestas de merengue adaptaron sus canciones. De hecho, fue nada menos que el maestro Wilfrido Vargas, ícono del ritmo caribeño, quien grabó varios de sus temas, dándole una proyección inédita hasta entonces. Su música fue tan contagiosa que también intérpretes como  Anthony Santos, Romeo Santos, Raulín Rodríguez, Luis Vargas, Joel Vera, nuestro Marcos Caminero y el cantante urbano Vakero,  retomaron su legado musical, versionando sus canciones y llevándolas a nuevas generaciones.

Marino Pérez murió pobre, con las ropas del olvido cubriéndole el cuerpo y el alma... mientras hoy, muchos intérpretes del género que él dignificó, la bachata, viven en mansiones, conducen autos de lujo y llenan estadios alrededor del mundo. Él sembró con las manos desnudas, y otros recogen el fruto bajo reflectores. No envidiamos el éxito de nadie, pero no podemos callar la injusticia del olvido.

Esto debería llevarnos a una seria reflexión: ¿por qué esperamos la muerte para valorar la autenticidad? ¿Por qué la sociedad ignora al que abre camino y solo aplaude al que llega primero con trajes caros? ¿Cuántos más como Marino están ahora mismo cantando en silencio mientras los aplausos son para quienes aprendieron a brillar sin sudar?

El 26 de julio de este año se cumplen 34 años del sepelio más concurrido en la historia de San Pedro de Macorís. Aquella tarde no fue solo un entierro: fue una peregrinación espontánea del pueblo que, entre lágrimas y canciones, despedía a uno de los suyos. Chijo Zorrilla, figura igualmente emblemática del canto de amargue, estuvo allí, acompañando con su voz dolida el adiós de su hermano musical. Juntos, habían tallado con notas rústicas y verdades crudas, una página imborrable del alma popular dominicana.

A Marino Pérez lo lloraron con la misma intensidad con que lo habían cantado: sin reservas. 

Lecciones para el alma despierta

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

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Siempre habrá tormentas, como olas que no se rinden.

Pero la vida no se trata de huir del mar, sino de aprender a danzar sobre sus aguas agitadas,

y sonreír entre sombras mientras se filtra la luz. El porvenir no es adivinanza ni decreto…

es un templo levantado día a día, con los hábitos humildes que repites en secreto.

No somos lo que deseamos con los ojos cerrados, somos lo que forjamos con los actos constantes.

En este mundo que muda como viento en los árboles, solo dos cosas obedecen tu mando: el empeño que entregas y la actitud con que amaneces.

Todo lo demás… es brisa pasajera. No esperes una señal para empezar: empieza.

Camina, tropieza, levántate, y ya en movimiento, aprende a avanzar con sabiduría.

La felicidad no grita ni se viste de gala, no es una risa vacía ni un lujo encerrado tras vitrinas.

La verdadera dicha brota de un propósito eterno: saber que tu vida tiene raíz, que tu paso deja fruto más allá del placer fugaz.

La vida se vuelve áspera cuando exiges del mundo lo que tú aún no das. Pero si elevas tus principios y disminuyes tus expectativas,

la existencia se vuelve más liviana, y tú… más firme. La mitad de tus tormentas no descienden del cielo, nacen en tu mente, enredada en hilos que no eran cadenas.

No todo es tan grave como lo imaginas. No persigas fórmulas ocultas

cuando lo que necesitas es fidelidad al bien. La repetición humilde es el taller del crecimiento.

Haz lo correcto una y otra vez, aunque no haya aplausos, aunque el mundo mire hacia otro lado.

No cedas tu timón a la opinión ajena, al oro que se oxida,

ni a las heridas no sanadas. Tu alma es más libre

de lo que el dolor te ha hecho creer.

En cada piedra, en cada tropiezo o pérdida, se esconde una semilla de revelación. Afina tu mirada para verla, y tu quebranto será maestro.

Y si todo se torna gris y no encuentras motivos para cantar,

da gracias, igual. Porque lo que tú llamas “un día común”,

es el milagro que otro suplicó de rodillas