Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. -Filipenses 4:13

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9

Periodista Cesáreo Silvestre Peguero, editor de este portal Web.

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domingo, 29 de junio de 2025

“Provincia sin brújula.”

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero 

Dios, en su infinita sabiduría, me permitió nacer en una porción de los 48,422 kilómetros cuadrados que conforman la amada geografía de nuestra República Dominicana. No fue al azar porque con Dios no hay casualidad, sino bajo el trazo exacto del Creador, quien en su soberanía ubicó a cada pueblo en su respectiva región: Norte, Sur y Este.


Soy del Este, de la tierra donde el sol se asoma primero… pero a veces, confieso, quisiera que el Este fuera el Norte. No por renegar de mis raíces, sino por anhelar el sentido de pertenencia, el empuje común y la visión compartida que he visto brillar con fuerza en otras regiones.

El Norte, por ejemplo, ha aprendido a tejer logros colectivos, a defender sus conquistas como quien protege su pan diario. Ha sembrado unidad, y cosecha progreso. Mientras tanto, en la Región Este, y en especial en San Pedro de Macorís mi cuna, mi herida, se arrastra la sombra amarga de la segregación social.


La ciudad está partida por líneas invisibles, donde las divisiones grupales han cavado abismos. En vez de puentes, se levantan muros; en vez de abrazos, se lanzan desdenes. La unidad es un eco lejano, y la tirantez se ha vuelto costumbre.

Mientras otras provincias luchan por preservar su identidad y elevar su arte, en la mía, los monumentos se pudren bajo el polvo del descuido. Las manifestaciones culturales agonizan sin aplauso. El folklore, despojado de respeto, se desvanece en el olvido. Y mientras los groseros avanzan con estridencia, los verdaderos luchadores, los que quieren construir, no dividir, son silenciados, ridiculizados, marginados.

Es este el retrato de una provincia sin brújula…

Donde el Este amanece todos los días, pero no termina de despertar.

Realizan proyección Audiovisual

 Por FUPENSE


San Pedro de Macorís.– La Fundación Cívica y Cultural Periodismo Con Sentido, presidida por el periodista y escritor Cesáreo Silvestre Peguero, presentó con solemne reverencia su más reciente obra audiovisual:

Vocación de Servicio, un canto visual que enaltece la vida del coronel de bomberos Víctor Avelino Uribe, tejida con hilos de sacrificio, dignidad y entrega sin reservas. Una vida que no pidió focos, pero que alumbró caminos.

El acto, cargado de una emotividad que no se disimula y una fuerza histórica que interpela, tuvo lugar en la Estación de Bomberos BX2, en la carretera San Pedro–Romana. Allí se congregaron rostros de la comunidad, figuras sociales y familiares del homenajeado, todos reunidos bajo un mismo designio: rendir tributo al valor silente y al heroísmo cotidiano que rara vez ocupa titulares, pero que sostiene las entrañas de un pueblo.

Fue el mismo coronel Avelino quien abrió formalmente el evento. Con palabras humildes, bañadas de una nobleza inquebrantable, elevó un mensaje que caló hondo: el deber cumplido no pide medallas, pero sí memoria.

La lectura bíblica fue proclamada por el oficial de bomberos, comunicador y abogado Ruddy Bonaparte, quien leyó con unción desde 1 Pedro capítulo cuatro, versos del 7 al 11, recordándonos que todo don ha de ponerse al servicio de los demás, como testimonio vivo de la multiforme gracia de Dios.

La mesa de honor estuvo compuesta por figuras que no solo respaldaban un acto, sino que validaban una historia. Junto al coronel Avelino se sentaron Cesáreo Silvestre Peguero; su hija Geidi Avelino; el ex-síndico y periodista Sergio Cedeño; el coronel José Hernández Quiñones (Pepecito); la coronela María Estévez y el actual intendente Rubén De La Cruz. Todos fueron testigos de un acto que más que homenaje, fue un acto de justicia restaurativa.

La conducción del evento, en manos del locutor, periodista y abogado Dr. Juan Bernardo Haché Feliciano, llevó ritmo, emoción y solemnidad a cada momento. Su palabra fue puente entre los corazones presentes y la profundidad de la causa celebrada.

El prólogo comentado, pieza esencial que da alma y estructura al documental, fue escrito con pericia por el periodista y escritor Sergio Cedeño, quien con verbo hondo supo encapsular el espíritu de una vida consagrada al bien común.

Durante su intervención, Cesáreo Silvestre Peguero pronunció el discurso central, donde no solo celebró al hombre homenajeado, sino que también alzó la voz como centinela de la verdad:

“Este documental no solo enaltece una vida ejemplar; también denuncia, con respeto pero sin ambages, la vergonzosa indiferencia institucional que ha negado al coronel Avelino su justa pensión. Treinta y cinco años de servicio, de entrega, de riesgos y noches sin luna no han sido suficientes para romper el muro de la burocracia. ¿Cuánto más ha de ofrecer un hombre para ser reconocido por su propia patria?”


Esta producción se suma a otras tantas tejidas con paciencia y pasión por Cesáreo Silvestre, obras que no son simples archivos ni adornos de estantería: son faros encendidos que desafían el olvido, son evangelios civiles que narran la fe del pueblo en sus propios héroes.

Y, sin embargo, pesa una ausencia. Una herida aún abierta: ni el Ministerio de Cultura ni el departamento cultural del Ayuntamiento local ofrecieron apoyo alguno para esta obra ni para el acto. Su ausencia no es neutra: es dolorosa, es reveladora. Porque cuando la cultura es dejada a su suerte, la patria empieza a tambalearse desde el alma.

A los comunicadores con conciencia, a los ciudadanos con sentido de historia, les corresponde ahora recoger esta antorcha y levantarla alto. Porque si el arte y la verdad no encuentran refugio en nosotros, ¿dónde habrán de sobrevivir?

Se exhorta a la comunidad viva y digna de San Pedro de Macorís a abrazar estos esfuerzos con decisión. Porque mientras algunos aplauden la frivolidad y promueven el ruido, otros —con menos recursos, pero más alma— están construyendo memoria, sembrando esperanza y bordando patria.

Solo un pueblo que honra a sus héroes, que guarda su historia como se guarda una oración, podrá levantar los ojos hacia el porvenir sin vergüenza.

Y al concluir la proyección, mientras las imágenes aún flotaban en el aire, varios de los presentes, conmovidos, compartieron impresiones que no fueron solo palabras, sino ecos del alma, reconociendo que lo vivido allí fue más que un evento: fue un acto de luz en medio de tanto olvido.

"Cuando el amor toma el mando, la violencia se rinde"

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero 


La agresión jamás hallará justificación; es la señal infame de un espíritu que no ha aprendido a gobernarse. Esa conducta ruin es el eco de un corazón desbordado. El dominio propio, joya preciosa entre nuestros valores, exige que aquietemos la lengua, esa chispa que puede encender fuegos de furia. Una palabra feroz abre paso al puño, y quien no mide su verbo, cava abismos en el alma ajena.

Tras el acto violento se oculta un abismo interior, un Yo inflamado, vacío de propósito, henchido de frustración. La agresión es el clamor de quien no sabe hallar sosiego en su ser. No es fortaleza, sino quiebra emocional envuelta en orgullo vano.

La violencia se cierne sobre todos los estratos sociales, y el hogar, santuario del afecto, no escapa a su sombra. Allí, donde debiera habitar la ternura, brotan a veces insultos, gestos hostiles y hasta tragedias irreparables.

Clamamos por el respeto, la templanza, el autocontrol... por ese espíritu manso que desactiva la discordia. Hay que desterrar toda fricción innecesaria, tanto en el nido familiar como en los caminos del mundo. Nunca es tarde para nacer de nuevo. Creo, espero y confío que este clamor de tinta despierte conciencia, sacuda corazones y encienda la paz.

Doblez: la sombra del alma

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Por Cesáreo Silvestre Peguero 


Uno de los actos más cobardes del ser humano es esconderse tras el velo de la hipocresía.

Quien elige ese sendero torcido, ha renunciado a su identidad y teme abrazar la firmeza de una verdad sin máscaras.

La ambivalencia, fruto de una emoción mal gestionada, revela una inestabilidad que traiciona el alma.

El hipócrita simula sentir lo que no le habita… y, en su farsa, entrega su dignidad por logros vulgares.

Con cada gesto fingido, se marchita la esencia, y se contamina la raíz de lo que somos.

La hipocresía no solo engaña al otro: nos desfigura por dentro.

Despertemos. Seamos reales, sin dobleces.

Cuando la hipocresía nos roza, nace la desconfianza… y con ella, el abismo.

Decencia: luz que revela el alma

algomasquenoticias@gmail.con 

Por Cesáreo Silvestre Peguero 

La decencia es la silente majestad que distingue la nobleza interior del ser humano. No sólo exalta al que la recibe: eleva con dignidad al que la irradia. Su ejercicio genuino no es ornamento social, es el perfume del alma bien cultivada. La cortesía decente es testimonio vivo de una formación íntegra, y refleja el alto civismo que habita en el carácter. Cuando esta virtud se encarna, ilumina al que la practica, traza rutas de armonía y deja al descubierto la estatura espiritual de quien la encarna. Pero también existe una decencia impostada, envuelta en la sutil arrogancia de una diplomacia hostil… Cuando se simula el bien, la verdad desnuda el intento, y la máscara de lo falso se quiebra ante la luz de lo auténtico.

Coherencia: El arte de ser verdad

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Por Cesáreo Silvestre Peguero 


Actuar con coherencia es caminar con firmeza sobre el puente invisible que une palabra y acción. Es un acto emocional, ético y moral que nos libera de los dobleces que ensombrecen la dignidad. Ser coherente es ser íntegro, es no traicionar la brújula del alma. Esa actitud nos hace creíbles, dignos del respeto propio y ajeno, nos arraiga al compromiso y nos enseña a medir cada palabra, cada gesto, como quien cuida un fuego sagrado.

Mas, para ello, se requiere dominio de sí y un escrúpulo noble, que no se venda ni se adorne. A veces, la coherencia se agrieta, cede ante el encanto fugaz de un interés mal llamado ventaja. Otras veces, se viste de un error persistente, disfrazado de fidelidad a un rumbo equivocado. Pero aun entonces, hay redención: podemos volver atrás, reparar el desvío, reencontrar la senda del principio olvidado.

Cultivar la coherencia no es tarea de grandes discursos, sino de pequeños actos diarios que predican sin alzar la voz. Que nuestro andar hable por nosotros, y que la verdad que profesamos no necesite defensa. Porque vivir con coherencia es, en el fondo, un acto de reverencia al Dios que nos mira, y a nosotros mismos, en lo más profundo.

La plenitud de lo esencial

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Por Cesáreo Silvestre Peguero 

No hay mayor gozo que vivir desde la entrega sincera...

Cuando hacemos las cosas por convicción, y no por obligación, el alma descansa, y el corazón se llena.

En cada labor, en cada gesto, cuando devolvemos a Dios lo que de Él recibimos, cuando amamos sin ataduras y cultivamos amistades sin máscaras,

entonces vivimos de verdad. La espontaneidad...

esa que nace del alma libre, nos permite crear con esmero y vivir en armonía. La felicidad no está en lo que ostentamos,

sino en los pequeños valores que nos dignifican por dentro.

Aunque el mundo corra tras grandezas pasajeras,

aunque muchos caminen de espaldas a lo eterno,

vale la pena ser distinto.

Sí…

Vale la pena.

Depravación en la comunicación...

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero 



(1). El sitial de la comunicación, debe llamar la atención...

(2). Se falta a la ética con vulgaridad, se carece de objetividad...

(3). Politizan el ejercicio periodístico, se ejerce sin ningún principio....

(4). Los gremios han perdido su razón de ser,  están alejados de su deber...

(5). Los directivos se acuerdan de esa institución, sólo en fecha de elección...

(6). No abogan por la reivindicación, están centrados en  su propia ambición...

(7). El desacato de una resolución, no le  llama la atención,  existe confabulación.., sin justificar una labor: cobran en cierta institución...

El poder de la Palabra

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Por Cesáreo Silvestre Peguero 


La palabra es semilla... Y la Biblia lo afirma con solemnidad divina: con ella se edifica o se derrumba, se domina o se libera, se enmudece la verdad o se proclama la justicia.

La palabra verbal o escrita es puente entre almas, es eco de lo invisible, es viento que puede soplar en paz… o arrasar con furia.

No es simple sonido: es espada y es bálsamo.

Con ella se puede amar... con ella también se puede herir. Pero no todo se dice con los labios: el silencio habla, los gestos gritan,

las miradas revelan, y el cuerpo escribe sin tinta. La urgencia no es solo hablar,

sino despertar. Hacer de la palabra una lámpara que alumbre, un canto que consuele, un faro que oriente en la niebla.

No permitamos que otros hablen por nosotros.

Nuestra voz es testimonio, y el mutismo es cómplice del olvido. Aprendamos a expresarnos con firmeza, con amor y sin temor.

El que calla lo que el alma grita se convierte en prisionero de su propio silencio.

Usemos la palabra para infundir esperanza, para construir puentes,

para educar en la paz, y sembrar la buena semilla de la sana edificación.

"Frontera de Silencios y Compromisos”

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero 

La regulación fronteriza entre nuestra nación y Haití ha sido, por décadas, una grieta abierta en la columna vertebral del Estado dominicano. Una herida mal atendida que sangra soberanía y desdibuja autoridad. A lo largo de los diferentes gobiernos, este tema ha sido tratado con guantes de terciopelo, cuando en realidad exige manos firmes y alma de acero.

El actual presidente, Luis Abinader, ha simulado interés en enfrentar esta problemática. Pero, entre líneas, su accionar revela una falta de voluntad política. Por un lado, se pliega a la presión de organismos internacionales que confunden ayuda con injerencia. Por otro, su cercanía con ciertos sectores empresariales, especialmente del turismo, lo hace mirar hacia otro lado, pues la mano de obra barata, informal y desprovista de derechos resulta más cómoda que enfrentar el deber de justicia laboral.

A esto se suma el silencio oportunista de la oposición, que también calcula con frialdad los votos de esa población haitiana que, regularizada o nacida aquí, tiene derecho a elegir en las urnas. Una realidad que es usada como moneda en la política menuda, sin visión de nación ni proyecto de futuro.

Pero la frontera no solo se deshace por negligencia política. También por el sucio negocio de quienes, con charreteras relucientes, comercian con el paso humano como si fuesen cargas de azúcar o sacos de café. Hay generales que han convertido el límite territorial en un mercado oscuro donde la patria se alquila por tandas.

Del otro lado del ruido, aparecen voces que se proclaman nacionalistas, pero que con su ceguera xenofóbica y su borrachera de odio, en lugar de construir muros de justicia, levantan trincheras de ignorancia. No aportan solución, solo más fuego.

Yo no soy prohaitiano. Tampoco antidominicano. Soy un ciudadano libre, sin venda en los ojos ni bozal en la lengua. No me arrastro tras banderas partidistas ni soy eco de fanatismos. Gracias a Dios, no soy borrego. Soy independiente, y desde esa libertad de criterio, lanzo esta reflexión con el corazón encendido de amor por mi país.

Confío en Dios. Oro porque Él nos dé luz, valor y responsabilidad. Porque el Estado dominicano entienda que no es propiedad del partido de turno, sino herencia sagrada del pueblo, custodiada bajo el ojo eterno del Altísimo.

Brevedad con calidad.

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Por Cesáreo Silvestre Peguero


(1). Al comunicar, se debe precisar...

(2).  Los temas abordar con equilibrio  emocional, sin tratar de tergiversar...

(3).  La coherencia debe primar,  que el contenido no sea trivial...

(4). No obviar cuando tengamos que exaltar, sin actitud de descalificar...

(5). No es que no vamos a criticar,  pero para  edificar...

(6). Nos debemos respetar, la ética no debe faltar....

(7). La baja pasión debemos controlar, la  equidad hay que implementar...

"Donde Habita la Armonía"

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero


La armonía es un santuario íntimo, una luz serena que brota desde lo profundo del alma. No depende enteramente de los otros, aunque a veces los demás sean como brisa que acaricia su llama. Pero es nuestra la tarea de cultivarla, protegerla y sostenerla.

Si entregamos nuestra paz al capricho ajeno, corremos el riesgo de verla desvanecerse con el vaivén de la marea humana. No es sabio edificar la dicha sobre cimientos que no controlamos. Quien depende de otro para ser feliz, ha cedido su timón... y con ello, su libertad.

La armonía verdadera florece cuando el corazón se sabe dueño de sus actos, responsable de sus silencios y constructor de su serenidad. Y aunque es cierto que convivir en paz con el prójimo nutre esa armonía, no debe ser condición para poseerla, sino complemento sagrado.

Vale la pena aprender a dejar pasar, como quien deja que el río fluya sin detenerlo. Vale la pena callar a veces, perdonar siempre, y mirar con ternura al hermano, al vecino, al amigo, y aún más a la familia, donde tantas veces se libra la batalla entre el amor y el orgullo.

La armonía es una siembra que hacemos en nosotros mismos, pero cuya cosecha bendice también a los que nos rodean. En ese equilibrio sencillo, en ese dejar ir sin rendirse, en ese comprender sin exigir, comienza a nacer el sosiego que tanto anhelamos.

¿Verdades, o verdad?

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Por Cesáreo Silvestre Peguero

“En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.

Así nos dejó dicho Campoamor,

poeta de verbo sabio y agudo,

quien entendió que la mirada humanaes un filtro que distorsiona o revela.

Y sí, hay en su dicho una porción de razón, porque cada alma mira desde su abismo, desde su herida, su historia, su formación, su sombra o su luz.

Hay quien ve en la lluvia un castigo, y otro, una bendición que fecunda los campos.

Todo depende del alma que observa.

Pero no todo es relativo.

Hay verdades que no caben en discusión: el sol alumbra,

el amor edifica, la muerte alcanza, y la justicia es buena cuando no se vende.

Existen verdades inquebrantables, sagradas como el vientre de una madre,

firmes como la cruz donde murió el Salvador.

No debemos, por complacer al mundo, doblar el corazón como si fuera junco.

Decir que sí a todos para ser aceptados, es negarse a uno mismo. Y el que se niega a sí,

nunca será columna, sino hoja arrastrada por cualquier viento.

La verdad no es mercancía de feria, ni adorno de ocasión.

Es una lámpara que no se esconde bajo la mesa, es espada que separa lo justo del engaño,

es Cristo mismo, el Camino, la Verdad y la Vida (según romano capítulo 14, verso 6). Aférrate a tus convicciones, no con terquedad ciega, sino con fe razonada, con humildad ardiente, con firmeza de quien ha visto luz en el monte.

La verdad que liberta no se aprende en los libros, sino en la conciencia guiada por Dios.

No temas quedarte solo por ser verdadero, pues mejor es andar con Dios en el desierto, que perderse en la muchedumbre de los tibios.

El Rostro de la Esperanza.

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por Cesáreo Silvestre Peguero


La participación radial requiere temple...

Un equilibrio sereno entre la sobriedad del mensaje y la calidez de un alma que también sonríe. No se trata solo de lo que decimos, sino de lo que dejamos sentir en cada palabra.

Hay días tensos demasiados, quizás y en ellos, la sonrisa se convierte en refugio,

en antorcha que disipa nieblas y abre caminos hacia la esperanza. Más allá del rigor del micrófono y de la exactitud del discurso, permite que la sonrisa fluya…

sin miedo al desorden de su luz. Porque sonreír también es sanar. Beneficios de la sonrisa:

1. Mejora el estado de ánimo:

La sonrisa libera endorfinas las pequeñas obreras del gozo que embellecen los pensamientos y aligeran los días.

2. Reduce el estrés:

Al sonreír, el alma respira.

La serotonina y la dopamina bailan al compás de la paz interior.

3. Fortalece el sistema inmunológico:

Una sonrisa sincera activa las defensas del cuerpo,

como si Dios mismo colocara un escudo en tu pecho.

4. Alivia el dolor:

Las endorfinas mansas como aceite

llevan consuelo allí donde habita el quebranto.

5. Aumenta la autoestima:

Una sonrisa frente al espejo es un acto de fe.

Afirma que aún en la prueba, sigues creyendo en ti.

6. Es contagiosa:

Basta una sonrisa para sembrar armonía.

Es un lenguaje sin acento que une corazones.

7. Puede ayudar a vivir más tiempo:

Quien sonríe más, vive mejor.

Y quizás... vive más.

Porque el gozo también prolonga los días.

No es frivolidad ni descuido es un acto de resistencia.

Sonreír es un acto de fe en medio del caos.

Es declarar, aún sin palabras:

“Dios está conmigo”.

Cuidado con el resentimiento

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Por Cesáreo Silvestre Peguero



Hay heridas que no sangran, pero se alojan en lo hondo del alma…

Hay quienes eligen no olvidar, aferrándose al recuerdo de una afrenta como si en ello hallaran victoria, cuando en realidad, solo muestran la pobreza de un carácter que aún no ha aprendido a perdonar.

Actuar desde el resentimiento no es señal de fuerza, sino de ceguera del alma.

Es la inmadurez disfrazada de firmeza, el eco de un corazón que no ha sido sanado.

No bastan los años vividos ni los títulos alcanzados si no hemos aprendido a liberarnos del peso inútil de lo que nos hirió.

Hay quienes, pese a su edad, son sobrepasados por la sabiduría de los niños, que olvidan con facilidad, ríen con el alma y extienden la mano sin calcular.

El resentimiento es una prisión sin barrotes. Allí se encierra el que prefiere revivir el pasado antes que sanar en el presente.

Y en esa celda, el alma se marchita…

la paz se aleja…

y el corazón se endurece.

Debemos recordar las palabras del Señor Jesús:

"El más grande entre ustedes será vuestro siervo" (Mateo capítulo 20, verso 26),

y también: "Si no os volvéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos" (Mateo capítulo 18,  verso 3).

El alma humilde, como la de un niño, no guarda amargura.

Se inclina ante Dios y se eleva en libertad.

Hoy es buen momento para soltar lo que duele.

Para perdonar sin que nos lo pidan.

Para elegir el gozo que viene del cielo y no el veneno del rencor.

Porque al final, el resentimiento no daña al otro… nos destruye a nosotros.

Madre: Presencia Inmortal del Amor

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por Cesáreo Silvestre Peguero


Este domingo 25 de mayo, la República Dominicana se detiene con respeto para honrar a la figura más noble y esencial de nuestra existencia: la madre. Es un día consagrado al recuerdo de su ternura, su entrega silenciosa, su amor sin condiciones y su fortaleza constante.

Para quienes aún la tienen cerca, es momento de abrazos sinceros, palabras cargadas de gratitud y gestos que reconfortan el alma. Para quienes ya no contamos con su presencia física, es tiempo de reflexión profunda, de evocaciones que brotan del corazón como flores vivas, y de gratitud por todo lo que nos fue dado a través de su existencia.

Han pasado ya 3 años desde que nuestra amada madre, doña Petronia Peguero, partió de entre nosotros. Nueve hijos fuimos marcados por su amor inagotable, su ejemplo incansable y su sabiduría sencilla, tejida con hilos de sacrificio, fe y verdad. Su ausencia pesa, pero el sostén de Dios y la firmeza de sus enseñanzas nos mantienen de pie.

No existe palabra ni expresión que logre abarcar el vacío de su partida. Su vida fue una escuela de valores vividos, un hogar encarnado en su voz, en sus manos y en sus decisiones. Su legado nos exige vivir con integridad, caminar con respeto y actuar con honor, como un reflejo de lo que ella nos enseñó sin necesidad de discursos.

Afectuosamente llamada La Pavita en el sector Barrio Lindo de San Pedro de Macorís, fue una mujer de trabajo constante, de carácter firme, de corazón generoso. Desde el año 1972, hasta el 10 de febrero del 2022, sembró amor, forjó vínculos y dejó huellas en quienes la conocieron. Su verdadera herencia no se cuenta en objetos ni en cifras, sino en los valores que nos sembró y en la unidad que con tanto esmero cultivó entre nosotros.

Junto a nuestro ejemplar padre, Eliseo Silvestre Mota, conocido como Billo Kilo, construyó un hogar cimentado en el respeto, la dignidad y el esfuerzo. Esa unión, esa complicidad entre ellos, fue el pilar que hoy nos sostiene como familia. Sus vidas nos dejaron un testimonio vivo de que lo material se desvanece, pero el ejemplo permanece.

Hoy, más que recordarla, deseamos honrarla con nuestra manera de vivir, con nuestra conducta, con la forma en que nos tratamos los unos a los otros. Ser hijos dignos de su nombre y de su historia. Que su memoria no se quede en la nostalgia, sino que sea una brújula que nos oriente hacia lo correcto, hacia lo bueno y hacia lo eterno.

Que Dios nos conceda sabiduría, templanza y humildad para caminar conforme al legado que nuestros padres nos dejaron. Y que al recordarlos, no solo sintamos pena por su ausencia, sino compromiso de vivir con propósito, con fe, y con amor verdadero.

Producciones Documentales de Cesáreo Silvestre

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Desde el año 2012, la voz y la visión de Cesáreo Silvestre han tejido en imágenes y palabras el alma de San Pedro de Macorís. A través del lenguaje íntimo del documental, se nos devuelve la vida de aquellos personajes que, entre sombras y nostalgias, aún susurran a la historia colectiva de este pueblo.

Sus obras no son meras narraciones… son ecos vivos de una memoria que se resiste al olvido. Son ventanas abiertas al ayer, donde cada rostro, cada voz, cada paso reconstruye la identidad de un pueblo que merece recordarse a sí mismo.

Con sensibilidad y compromiso, Cesáreo ha plasmado crónicas que despiertan la conciencia dormida:

— Las notas dolidas de Marino Pérez y la lírica popular de Ramón Torres,

— Las voces silenciadas de Leo Martínez y Luis Manuel Medina, convertidas en eternas,

— La lucha obrera de José Blanche, cuya palabra aún reclama justicia,

— El espíritu sereno de Fray Máximo Rodríguez, sembrando fe en el corazón del tiempo,

— La vida ejemplar en la historia callada de Ramón Santana,

— El destino de un joven evangélico, símbolo de fe entre pruebas,

— Las heridas sociales de un drama silencioso: el aborto adolescente,

— La historia dulce y amarga de nuestra industria azucarera,

— El legado tierno y firme de Sonia Iris Reyes, sembradora de humanidad,

Y la vocación ardiente de servicio en el Coronel de Bomberos Víctor Avelino.

Cada uno de estos títulos es más que un registro: es una ofrenda, un faro encendido para quienes vendrán después, un acto de justicia frente al olvido.

Desde 1993, la pluma y la cámara de Cesáreo han sido instrumentos de verdad. Y desde el 2012, hace ya 13 años, sus documentales y libros siguen sembrando conciencia, construyendo puentes entre el pasado y el presente, y rescatando del polvo los nombres que merecen ser eternos.

Porque un pueblo que olvida su historia, se condena a repetir su desmemoria. Pero un pueblo que la revive con dignidad, se eleva…

Y gracias a este noble trabajo, San Pedro de Macorís sigue elevándose.

Perfil biográfico Audiovisual  Visual del periodista y escritor Cesáreo Silvestre Peguero:


(1) Causas y consecuencias del Aborto en las Adolescentes:

(2). Legado de Sonia Iris Reyes:
(3). Vida e historia del sindicalista José Blanche:

(4). Historia del Municipio Ramón Santana: 

(5). Historia de Industria azucarera en RD:


(6). Consideran trabajos documentales:

(7). Relato narrativa muerte de Locutores LEO MARTÍNEZ  y LUIS MANUEL MEDINA:

(8). El Destino de un joven Evangelista:

(9). Personaje de San Pedro de Macorís:

(10). Vida e historia del Párroco FRAY MÁXIMO RODRÍGUEZ:

(11). La de una mujer ejemplar:
(12). El legado familiar:


(13).  Vida e historia cantante Ramón Torres:

(14). La historia completa del cantante de bachata Marinito Pérez:

(15). Recordado a un pionero de la música popular:


Vocación de servicio en el coronel de Bomberos Víctor Avelino Uribe.

La Voz Silente que Despierta Territorios

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Muchas veces, la grandeza de los medios alternativos de provincia no es reconocida en su justa dimensión. A la sombra de la gran prensa nacional, estos medios valientes y persistentes se convierten en faros que iluminan las realidades sociales de sus comunidades, desnudando verdades que, de otro modo, quedarían sepultadas en el olvido.

Ayer fueron periódicos modestos, boletines impresos, revistas artesanales... Hoy se han transfigurado en plataformas digitales sin fronteras, alojadas en páginas virtuales, blogs, y redes sociales que han roto los cercos del monopolio informativo. La noticia ya no tiene dueños. El eco de lo local resuena ahora en lo nacional e incluso en lo internacional. La virtualidad ha liberado la palabra.

Ya no es solo el papel, ni la emisora enclavada en una calle cualquiera de un pueblo. Ahora, la radio local también trasciende sus límites; la televisión que antes era solo para el barrio hoy es ventana al mundo. Las redes sociales, sin pedir permiso, han democratizado la libertad de expresión. Han tendido puentes donde antes había muros.

Pero esta libertad, como toda conquista, requiere madurez y altura ética. No todo lo que se puede decir debe decirse. En ocasiones, el abuso ensombrece la virtud. El sensacionalismo y la mentira, disfrazados de noticia, ponen en riesgo la credibilidad que tanto cuesta ganar.

Aun así, tenemos una herramienta poderosa: la palabra libre. Y con ella, una responsabilidad: hacer el mejor de los usos de este espacio ilimitado que Dios ha permitido que tengamos, sin las arbitrariedades de censuras impuestas ni los silencios obligados por los poderosos.

Hoy más que nunca, los que hacemos prensa alternativa debemos unir nuestras voces. No para competir, no para figurar, no para levantar altares a nuestro ego, sino para forjar una prensa digna, veraz, comunitaria, que sea escudo y espada del pueblo. Unamos fuerzas para impulsar el desarrollo de nuestra provincia, de nuestra región, de nuestra nación.

Porque cuando la verdad es colectiva, su impacto es eterno.

La altura del disenso

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por Cesáreo Silvestre Peguero

La tolerancia es una de las manifestaciones más elevadas del alma humana. A través de ella, revelamos el grado de madurez que hemos cultivado en silencio, como quien riega un jardín interior. No es debilidad, sino fortaleza pulida por el tiempo y la experiencia.

En determinados momentos, debemos abrazar con más fuerza la práctica de la empatía. Ponernos en los zapatos ajenos no es solo un acto de bondad, es también un acto de sabiduría. Cultivar el autodominio es aprender a no reaccionar con violencia cuando el pensamiento del otro difiere del nuestro.

No siempre debemos estar de acuerdo. De hecho, el desacuerdo puede ser un crisol donde se forjan mejores ideas. Podemos sostener nuestras convicciones sin herir las del otro, con firmeza en el contenido, pero suavidad en el trato. Porque cuando el respeto se quiebra, el diálogo deja de ser puente y se vuelve abismo.

Si muchos entendieran que disentir es un derecho noble, y que hacerlo con altura es una virtud, entonces veríamos menos gritos y más argumentos, menos ataques y más ideas. Discrepar no es dividir, es enriquecer el pensamiento, siempre que se haga sin bajeza, sin mezquindad ni altanería.

En toda discusión elevada hay una semilla de aprendizaje. Pero solo germina en quienes no permiten que la mediocridad ahogue la dignidad del intercambio.

Aprendamos a escuchar sin juzgar, a responder sin herir, a comprender sin ceder lo esencial. Que nuestro verbo sea firme, pero no hiriente; claro, pero no soberbio. Porque la verdadera grandeza no está en imponer, sino en dialogar con nobleza y altura.

"El precio de la coherencia"

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por Cesáreo Silvestre Peguero 

Ser coherente es una de las mayores pruebas del espíritu humano. No basta con hablar bien, ni con parecer justo; la coherencia es esa melodía silenciosa que respalda nuestras palabras con acciones, nuestros principios con firmeza, y nuestra fe con testimonio. La coherencia es la corona invisible que dignifica a quien vive en verdad, sin máscaras, sin tratos ocultos, sin traicionar su conciencia, aun cuando nadie le aplauda. Es el pudor de los íntegros, la vergüenza santa de los que temen a Dios más que al escarnio público.


Vivimos en tiempos de opiniones desechables, donde muchos venden su criterio por aplausos baratos, cambian de posición con la facilidad de una hoja llevada por el viento. Les importa más quedar bien con todos que ser fieles a sí mismos. Su palabra no tiene raíz ni peso. Se disfrazan de amables, pero han perdido el honor. Son marionetas de conveniencias, no defensores de verdades.

No se trata de aferrarse ciegamente a una idea por orgullo o terquedad. Nadie está llamado a ser necio por coherente. Somos humanos, y la luz de Dios nos da entendimiento progresivo. Es sabio aquel que cambia cuando el nuevo camino es más recto, más justo, más santo. Pero no es sabio aquel que se burla de quien exige coherencia, solo para complacer al ofensivo, al arrogante, al que no se ha arrepentido de dañar con palabras desconsideradas.


Reírle las faltas al que hiere, por el simple deseo de no incomodar, es clavar un puñal en el corazón del agraviado. Ser indulgente con el ofensor sin exigirle arrepentimiento es sembrar impunidad y cosechar irrespeto. El verdadero amor, como el de Cristo, perdona, pero también exhorta. Abre los brazos, pero señala el pecado con claridad. No consiente el insulto, no protege la soberbia.

Conciliar es hermoso, sí. Pero más hermoso aún es ver al culpable reconocer su falta, pedir perdón, y cambiar. Si el ofensor insiste en su actitud, no es el momento de callar en nombre de la paz. Es el momento de hablar con verdad, con mansedumbre, pero con firmeza. Es el momento de enrostrarle su desatino, con la esperanza de que despierte, y de que la luz le toque el alma.

Especialmente si ese ofensor se hace llamar cristiano. Porque al cristiano se le demanda más. A él se le exige fruto, no solo hojas. El que predica a Cristo debe vivir como Cristo. No basta con saber los versos; hay que encarnarlos. Romano capítulo 5, verso 6, nos recuerda que Cristo murió por los impíos, no para que sigamos siendo impíos, sino para que seamos transformados por su gracia. La coherencia del cristiano es su mayor predicación.

Hermano mío, no pierdas tu voz en la tibieza de los complacientes. No sacrifiques tu honestidad por quedar bien con todos. Sé firme, sé justo, sé fiel a lo que crees. La coherencia cuesta, pero vale. Y en esta vida breve, donde todo pasa, la honra de ser coherente permanece como una llama pura que alumbra la oscuridad. Que Dios te dé fuerza, y te guíe siempre por sendas de verdad.

La crítica: espejo de la conciencia madura

algomasquenoticias@gmail.com

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Hay almas que aún no han despertado del letargo de la vanidad, y se irritan ante el más leve roce de una corrección. Para ellas, el señalarles una falta es una afrenta; como si la verdad, al rozarlas, las despojara de su orgullo artificial.

Y sin embargo, corregir no es herir… sino advertir.

Es advertir que se ha torcido el paso, que el juicio necesita afinarse, que el alma aún tiene espacio para crecer.

Pocos saben recibir la crítica como un acto de ternura intelectual, como una caricia que pule el carácter. Muchos la sienten como afrenta, cuando en verdad es una oportunidad para redimirse del error, y emerger más sabios, más humildes… más humanos.

La inmadurez se evidencia en quien desprecia el juicio ajeno, y se embriaga con la alabanza fácil. Porque la adulación, aunque dulce al oído, adormece el discernimiento y enturbia el alma. La crítica, en cambio, aunque duela, ilumina.

Como bisturí del alma, hiere para sanar, abre para cerrar mejor.

Isaiah Berlin, con sabiduría de siglos, advertía que hay más salud en la crítica rigurosa que en el aplauso constante. Porque el halago permanente cierra los ojos del entendimiento y empobrece el espíritu. Solo quien es confrontado, puede crecer. Solo quien se atreve a escuchar lo que no halaga, puede romper las cadenas del conformismo.

La crítica, cuando es justa, nace del amor.

Del amor al otro, del amor a la verdad, del deseo de que todos avancemos por caminos más rectos.

Es lluvia fina que molesta al principio… pero riega la semilla del entendimiento.

Como dijo Simón Guerrero con pluma certera:

“La crítica, como la lluvia, paga sus gastos.”

Pero cuidado: no toda crítica es noble. Hay quien disfraza su resentimiento de juicio, y su envidia de observación. La crítica verdadera no busca hundir, sino levantar. No se alimenta del escarnio, sino de la razón. No busca aplausos, sino frutos.

Debe ser sabia, justa, fundamentada. No se trata de decir por decir, sino de pensar antes de hablar, y amar antes de corregir.

La crítica habita en todos los escenarios del espíritu humano: el arte, la ciencia, el teatro, el deporte, la literatura, la política, los medios de comunicación. Cada una tiene su peso, su lenguaje, su intención. Pero todas si son auténticas buscan lo mismo: edificar.

Quiera Dios que estas palabras calen en quienes rechazan toda crítica como enemiga. Que entiendan que, bien encauzada, la crítica no es un ataque… sino un acto de respeto.

Rechazarla por orgullo no es valentía, sino miopía del alma.

Porque quien acepta la crítica con humildad, camina hacia la sabiduría.